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The Guardian en español

Vecinos en el sur de Ucrania ocupado por Rusia: “Nos sentimos como en una pesadilla”

Un anciano ucraniano que huyó de los combates en Jersón en un centro de recepción de refugiados, cerca de Palanca, Moldavia, este domingo.

Shaun Walker / Isobel Koshiw

Kiev —

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Soldados rusos patrullan las calles de Berdiansk en coches y vehículos blindados marcados con la letra 'Z' de las fuerzas de ocupación. Hace dos semanas que las tropas rusas controlan esta ciudad del sur de Ucrania, donde las autoridades locales han sido expulsadas de sus oficinas.

En la emisora de radio local se escuchan canciones pop rusas y baladas soviéticas intercaladas con noticias sobre la “liberación de Ucrania de los nazis” y fragmentos de discursos de Vladímir Putin.

“Nos sentimos como si estuviéramos viviendo una pesadilla y no sabemos cuándo terminará este sueño horrible”, dice un concejal de la ciudad que pide permanecer en el anonimato porque teme por su seguridad. “Todavía no podemos creernos que esto haya podido ocurrir”.

Mientras la atención internacional sigue centrada en Járkov, en Mariúpol y en otras ciudades ucranianas que están siendo objeto de fuertes bombardeos rusos, se está librando una batalla por el futuro de Ucrania menos violenta, pero no menos importante, en esta parte del sur del país que en los primeros días de la guerra quedó bajo control ruso sin grandes combates.

“Intentan colocar a sus propias autoridades”

Entre Mariúpol y Mykolaiv, que están siendo atacadas por la aviación rusa, hay varias ciudades ucranianas de tamaño considerable que ya están bajo ocupación rusa.

En la ciudad portuaria de Berdiansk –de 100.000 habitantes, al oeste de Mariúpol– la mayoría de los concejales han permanecido leales a Ucrania. En un desafío a los ocupantes, las autoridades locales siguen dirigiendo la ciudad. Pero temen que la situación pueda empeorar.

El alcalde de la vecina Melitópol también desafió a los ocupantes y el pasado viernes fue secuestrado por soldados rusos. Lo sacaron de su oficina con una bolsa en la cabeza y no se ha vuelto a saber de él. Galina Danilchenko, concejala de un partido político tradicionalmente prorruso, apareció poco después en un vídeo pidiendo a la población local que no se resistiera a los rusos. “En este momento nuestra tarea principal es adaptarnos a la nueva realidad, para que podamos empezar a vivir de una manera nueva”, dijo.

“Están intentando colocar a sus propias autoridades en las ciudades ocupadas”, dice Olena Zhuk, presidenta del consejo de la región de Zaporiyia, donde se encuentran Melitópol y Berdiansk. “Intentan comprar a la gente o encontrar simpatizantes entre las autoridades actuales. El alcalde de Melitópol, que se negó a cooperar, fue secuestrado. Es un comportamiento absolutamente inaudito”.

El canal de Telegram que las autoridades de Berdiansk crearon para comunicarse con la población local se ha convertido en una ventana a la forma en que se desarrolló la ocupación rusa sobre el terreno. El 26 de febrero, dos días después de que comenzara el ataque ruso contra Ucrania, el alcalde en funciones Alexander Svidlo dio su primer discurso en vídeo por el canal. Sentado ante un escritorio y con una planta de interior detrás, Svidlo dijo que había “una columna de equipamiento ruso moviéndose” en dirección a la ciudad y pidió a los residentes que mantuvieran la calma.

Al día siguiente, ordenaron a los residentes que desactivaran la geolocalización de sus teléfonos móviles y eliminaran cualquier marca sospechosa en árboles o edificios que pudieran ser un objetivo de la artillería.

El 27 de febrero por la noche, Svidlo volvió a aparecer, esta vez en una habitación oscura y con aspecto nervioso y cansado. “Todos hemos sido testigos de la llegada de equipamiento militar pesado al territorio de nuestra ciudad hace unas horas”. Svidlo explicó que los soldados rusos habían entrado al edificio municipal. “Nos ofrecieron seguir con nuestro trabajo pero bajo el control de esa gente, creo que eso es inaceptable, por lo que todos abandonamos el edificio y seguiremos trabajando a distancia”, dijo. “No sé qué pasará mañana”.

Desafiando a los ocupantes rusos, Svidlo y la mayoría de los concejales abandonaron el edificio para seguir trabajando desde otro lugar. Según uno de los asistentes, en una reunión del consejo municipal del 3 de marzo estuvieron presentes 28 de los 38 concejales.



Al parecer, las tropas rusas confiaba en que grandes capas de la población en lugares como Berdiansk y Melitópol les dieran la bienvenida como liberadores, como ocurrió en 2014 en Crimea.

“Durante años se han mentido a sí mismos diciendo que la gente en Ucrania estaba supuestamente esperando la llegada de Rusia”, dijo el presidente, Volodímir Zelenski, en un discurso en vídeo este fin de semana. “No encontraron colaboradores que entregaran la ciudad y el poder a los invasores”.

En la región había muchos residentes de edad avanzada que se sentían marginados en la Ucrania moderna, pero sus opiniones han ido cambiando gradualmente a lo largo de la última década. En estas dos semanas de invasión rusa de Ucrania, el cambio se ha dado a mucha mayor velocidad.

“Por supuesto, hay partidarios del 'mundo ruso' entre la población, pero cada día son menos”, dice Anna Ukrainska, maestra de escuela en Berdiansk. “La gente se da cuenta de que el 'mundo ruso' no es lo que la propaganda rusa promete. Es pobreza, violencia y destrucción”.

Protestas contra la ocupación

En Berdiansk, como en muchas de las ciudades ocupadas, las protestas han congregado en las calles a cientos de ucranianos desarmados, cuando no son miles. Gritan furiosos contra unos soldados rusos que parecen no saber cómo reaccionar.

En Nueva Kajovka, las autoridades rusas amenazaron con cortar el agua y la electricidad si había otra protesta, según un residente de la ciudad que la semana pasada participó en una manifestación. A pesar de la amenaza, el domingo hubo una segunda protesta en la ciudad, así como en muchas otras.

“La gente salió con sus hijos... también había ancianos con bastones”, dice Lera, una mujer que asistió a una protesta en Jersón, capital regional también bajo control ruso. En un vídeo de la protesta enviado por Lera, se puede ver a los manifestantes pasando por delante de una columna de vehículos militares rusos y gritándoles “ocupantes fascistas rusos, fuera”. En un momento dado, los soldados rusos empiezan a disparar al aire.

Lera cuenta que, ese mismo día, los rusos organizaron una contramanifestación con gente que, según ella, no era de la zona. Los grabaron en vídeo para crear la imagen de que Jersón daba la bienvenida a las tropas rusas.

Puestos de control y escasez

Se ha extendido el rumor de que las autoridades rusas están planeando un referéndum en Jersón, como los celebrados en Crimea y en el Donbás en 2014, para dar un barniz de legitimidad a la ocupación. Los soldados rusos han instalado puestos de control por toda la ciudad. Dos amigos le contaron a Lera, dice, que los soldados llevaban unos días pidiendo los teléfonos móviles de los que pasaban por allí para inspeccionarlos.

En Berdiansk, los rusos también han colocado puestos de control en las afueras de la ciudad, impidiendo que la gente se vaya. En cualquier caso, marcharse requeriría un peligroso viaje atravesando las líneas del frente.

Las estanterías de los supermercados de Berdiansk están vacías y hay una peligrosa escasez de medicamentos. Svidlo publicó el domingo por la noche que dos trabajadores municipales habían conseguido traer hasta la ciudad una furgoneta con medicinas, lo que ayudaría a salvar vidas.

La oficina del alcalde está confeccionando una lista de personas que quieren irse por si es posible acordar con los rusos la creación de un corredor humanitario. Hasta ahora no ha habido ningún acuerdo.

Cada noche, los residentes escuchan la voz de los rusos en la radio, que se dirigen a los lugareños con promesas de una nueva vida feliz y amenazan con causas penales contra las autoridades ucranianas.

Sus promesas son recibidas con mucho escepticismo. “En la radio hablan a la gente como 'camaradas'. Todavía viven en la Unión Soviética y quieren construirla aquí”, dice el concejal que por su seguridad prefiere permanecer en el anonimato. “Ya los hemos adelantado varias décadas, no necesitamos eso”.

Traducido por Francisco de Zárate.

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