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Trump se declara inocente del intento de revertir las elecciones e insiste en hacerse la víctima

Donald Trump llega al aeropuerto de Washington D.C. tras la lectura de cargos que se le imputan

Javier de la Sotilla

Washington —

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A Donald Trump, el único expresidente imputado en la historia de Estados Unidos, le han leído este jueves por la tarde sus cargos más graves hasta la fecha: cuatro delitos de conspiración y obstrucción por su papel protagonista en uno de los capítulos más oscuros de la democracia estadounidense: el intento de revertir el resultado de las elecciones de 2020 que acabó en el asalto al Capitolio.

Ante la jueza, el magnate se ha declarado inocente de la acusación, que se remonta a los hechos ocurridos entre el 3 de noviembre del 2020, cuando perdió las elecciones presidenciales, y el 6 de enero del 2021, cuando hizo todo lo posible para anular su resultado, alentando a sus seguidores más radicales a tomar el edificio federal y exigiendo a su vicepresidente, Mike Pence, que detuviera la certificación de Joe Biden como nuevo inquilino de la Casa Blanca. 

En el interior del tribunal federal del Distrito de Columbia, por tercera vez en cuatro meses, le han tomado las huellas dactilares y le han leído el acta de acusación. Al igual que ya ocurrió en sus dos procesamientos anteriores, en Nueva York y en Miami, no se le ha detenido, ni esposado, ni se le ha tomado una foto de frente y de perfil para la ficha policial, habida cuenta de la relevancia pública del sujeto.

La jueza que lleva el caso, Moxila Upadhyaya, que ha presidido en la misma corte decenas de juicios a trumpistas que asaltaron ese 6 de enero la sede del poder legislativo, le ha leído al protagonista de esa efeméride los cuatro cargos que pesan sobre él: conspiración para defraudar al Gobierno estadounidense, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción de un procedimiento legal y conspiración para violar derechos civiles.

Tras su comparecencia, Trump afirmó que lo que le está ocurriendo es una caza política: “Esto es una persecución de un oponente político. Se supone que esto nunca tendría que haber pasado en EE. UU.”, lamentó en declaraciones a los periodistas en el aeropuerto Ronald Reagan, en Washington. El expresidente cree que se le está persiguiendo por liderar los sondeos para las primarias republicanas del próximo año, en las que se elegirá al candidato de su partido para los comicios presidenciales de noviembre de 2024, y por estar, según dijo, por delante del presidente de EE. UU., el demócrata Joe Biden, en las encuestas.

Máxima seguridad para una audiencia histórica

El expresidente, que podría haber comparecido de manera virtual, ha elegido hacerlo presencialmente para darse un nuevo baño de masas y victimismo, esta vez, en la capital del país. A media tarde, ha abandonado su club de golf en Bedminster (Nueva Jersey) y se ha desplazado en jet privado hacia Washington. “Voy a Washington a ser arrestado por haber desafiado unas elecciones corruptas, robadas y amañadas. Es un gran honor porque estoy siendo arrestado por vosotros”, ha publicado Trump en redes antes de llegar al tribunal.

Ahí, le esperaban algunos seguidores, con pancartas y disfraces, la mayoría de los cuales siguen convencidos de que Trump ganó las elecciones de 2020 y que está siendo víctima de una “caza de brujas”. En el exterior del edificio se han producido enfrentamientos dialécticos entre fieles y detractores del magnate, pero ningún altercado mayor que haya impedido su comparecencia en los juzgados.

La policía de Washington y los Marshals, el servicio responsable de la seguridad en el interior de los tribunales federales, han cortado las calles y han escoltado al exmadatario hasta la puerta del edificio. El despliegue de fuerzas de seguridad que ha rodeado este acto ya se considera entre los más grandes que se han realizado en la historia del país para asegurar un proceso judicial.

Se acumulan los juicios

El fiscal especial que ha interpuesto la acusación a Trump, Jack Smith, también ha acudido a la cita, como ya hizo en la audiencia de Trump en Miami. Smith fue designado en aras de la independencia judicial por el fiscal general del Estado, Merrick Garland, después de que Trump anunciara su candidatura para las primarias. También fue el fiscal encargado de investigar el caso de los documentos clasificados que el FBI encontró en la residencia privada de Trump en Florida, un caso por el que le imputó 40 delitos.

Todavía no hay fecha para el nuevo juicio que le espera al expresidente, que Smith ya ha asegurado que buscará que se dé “rápido”, presumiblemente antes de las elecciones. Si fuera el caso, Trump se encontraría con un calendario todavía más prieto en su recta final de la campaña electoral. De ser declarado culpable en este último caso, podría pasar el resto de su vida en prisión.

De momento, ya tiene programado un juicio el 2 de octubre por el caso de fraude en su negocio inmobiliario; otro el 25 de marzo del próximo año por la acusación de falsificación documental por los sobornos a la actriz Stormy Daniels; y el 20 de mayo, por los papeles de Mar-a-Lago. Además, en las próximas semanas, todavía le podría caer una cuarta imputación, y un cuarto juicio, por intentar manipular las elecciones presidenciales en el estado de Georgia.

Trump alegará libertad de expresión

El abogado del expresidente, John Lauro, dio este miércoles algunas pistas del camino que tomará su defensa en este juicio. En declaraciones a la CNN invocó a la Primera Enmienda de la Constitución y aseguró que la imputación “es un ataque directo a la libertad de expresión” y está “políticamente motivada”. En otras palabras, considera que las mentiras que expresó reiteradamente Trump antes y después de las elecciones, alegando sin pruebas que había sido víctima de un fraude electoral, y que condujeron al asalto al Capitolio, forman parte de la libertad de expresión.

Para intentar convencer al jurado, se enfrentará a los argumentos del fiscal especial Smith, que alega en el acta de acusación que el expresidente “propagó esas afirmaciones a sabiendas de que eran mentira”. Unas falsedades que “crearon una intensa atmósfera nacional de desconfianza y enojo y erosionaron la fe pública en las elecciones”, lo que formó parte de una conspiración para subvertir el orden constitucional.

En el mismo tribunal que juzgará al magnate han tenido lugar a lo largo de la historia cientos de juicios de gran relevancia política, como el de Mary Surrat, una de las implicadas en el asesinato del presidente Abraham Lincoln, que trató de evitar sin éxito su condena a muerte en 1865. O el de Charles Guiteau, también condenado a pena de muerte por el asesinato de un presidente, el republicano James Garfield, en 1882.

También se investigó aquí el caso Watergate, un escándalo surgido en los 70 a raíz del robo de documentos de la sede del Partido Demócrata de Estados Unidos, que terminó con el Gobierno de Richard Nixon, quien trató de encubrir a los responsables. En el tribunal donde se juzgará a Trump, se condenó a cinco de los asesores del expresidente.

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