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El ultraderechista Javier Milei gana las elecciones en Argentina

Javier Milei, durante su discurso tras ganar las elecciones en Argentina.

Sebastián Lacunza

Buenos Aires —

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Argentina ingresa en una nueva era en su historia política con la elección de un ultraderechista en la presidencia. El economista Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza, ha obtenido el 55,7% de los votos en la segunda vuelta electoral frente al 44,3% del abogado peronista Sergio Massa, de la coalición Unión por la Patria, con el 99% escrutado.

El resultado indica que Milei (Buenos Aires, 1970) ha cosechado la inmensa mayoría de los votos del 23,8% logrado por la derechista Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio, en la primera vuelta del 22 de octubre. Con ese dato, otro ganador de las elecciones, apenas un escalón debajo de Milei, es el expresidente conservador Mauricio Macri (2015-2019), quien ha brindado el apoyo al ultraderechista al costo de desarmar su propia coalición.

Una marea exultante se ha congregado en el Obelisco de Buenos Aires para celebrar el triunfo del economista ultraliberal. Las camisetas de la selección de fútbol argentina han vuelto a salir a la calle pero ahora en contraste con las banderas amarillas y los eslóganes del futuro mandatario. “La casta tiene miedo” y “te querés matar, kirchnerista”, han sido algunas de las consignas presentes en la Plaza de la República, acompañadas de carteles con frases como “la esperanza venció al miedo”.

El extremista ha obtenido grandes triunfos, superiores a los 40 puntos porcentuales, en provincias relevantes por su peso electoral como Córdoba (centro) y Mendoza (oeste). También ha ganado con claridad en Santa Fe (noreste), la ciudad de Buenos Aires (este) y la Patagonia.

Massa (San Martín, 1972) necesitaba una ventaja amplia en la provincia de Buenos Aires para contrarrestar el resultado del ultra en la zona central del país. No la ha obtenido, fue casi empate. El peronista ha superado a Milei por apenas 1,5 puntos porcentuales en esa provincia en la que reside 37% de los argentinos.

La contundencia de la victoria de Milei, superior a la prevista en las encuestas que más favorecían, ha llevado a Massa a reconocer la derrota pasadas las 20:00 horas (medianoche de España), antes de que se difundieran los datos oficiales.

El discurso de Milei: “Que se hagan cargo”

A las 22:00 horas, Milei se ha dirigido a sus partidarios reunidos en torno al Hotel El Libertador, en el centro de Buenos Aires. La euforia de un público con mayor peso de jóvenes y hombres era evidente por el triunfo construido en tiempo récord por un economista ultraliberal, excéntrico y de discurso agresivo, que surgió de las pantallas televisivas, la consultoría y un puesto alto en Corporación América, emporio con intereses en aeropuertos, hidrocarburos y construcción. Antes de ser electo para llegar a la Casa Rosada, Milei contaba con una única experiencia electoral, en los comicios de medio término en 2021.

“Hoy es una noche histórica para la Argentina”, ha dicho el ganador de los comicios. Milei ha repetido una añoranza típica de la derecha argentina sobre el supuesto desarrollo alcanzado por Argentina economía “más rica del mundo” entre fines del siglo XIX y principios del XX, cuando un país con un vastísimo territorio muy poco poblado recién configuraba sus fronteras y sumaba a millones de inmigrantes, y cuando el mundo demandaba los productos agrícolas de la pampa fértil.

Milei ha sido recibido en el escenario su hermana Karina, una persona con experiencia en hablar con espíritus que se encarga de llevar las finanzas de La Libertad Avanza, cobrar consultorías y administrar colaboradores, y a quien el presidente electo llama “el jefe”.

El economista ha puntualizado el agradecimiento a Macri y Bullrich por apoyarlo “desinteresadamente” para la segunda vuelta. “En un acto de grandeza, pusieron el cuerpo para defender el cambio que la Argentina necesita”, ha celebrado.

La transición hacia el cambio de mando, el 10 de diciembre, enciende las alarmas en una economía sometida a tensiones cambiarias, sin dólares en el Banco Central. El riesgo de una explosión hiperinflacionaria está a la vuelta de la esquina, lo que, para los planes de dolarización de Milei, sería útil, según dijo el propio economista mientras era candidato.

En ese sentido, el presidente electo no hizo ningún esfuerzo para mitigar los peligros. “Que se hagan cargo de su responsabilidad hasta el final del mandato, el 10 de diciembre”, ha dicho en una respuesta al reclamo que había hecho el candidato derrotado y ministro de Economía, Massa, dos horas antes, para que el electo brindara “certezas y garantías” en la transición.

El ultraderechista también ha advertido solapadamente que reprimirá las protestas. “Sabemos que hay gente que se va a resistir. Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. En el pasado, Milei dijo que no tolerará manifestaciones que interrumpan el tránsito. Las protestas callejeras de organizaciones sociales y sindicatos son habituales en Argentina.

“En esta nueva Argentina, no hay lugar para los violentos”, ha dicho Milei. Tanto el presidente electo como Macri, Bullrich y la futura vicepresidenta, Victoria Villarruel, han celebrado en el pasado casos de “gatillo fácil” que terminaron en muertes de presuntos delincuentes y hasta algún manifestante.

“Los cambios que la Argentina necesita son drásticos; no hay lugar para gradualismo, no hay lugar para medias tintas”, ha dicho Milei, una vez más, con una letra inspirada en Macri, quien, en dos libros, esbozó como única autocrítica de su fallida presidencia el no haber ido a fondo.

“No hay lugar para el gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para las medias tintas”, ha anticipado. “Si no avanzamos rápido con los cambios estructurales que la Argentina necesita, nos dirigimos derecho a la peor crisis de nuestra historia”.

En las afueras, la multitud ha entonado un cántico repetidamente, “Cristina se va presa”, en referencia a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, blanco por excelencia de la derecha argentina.

Massa: “Había dos caminos”

“Quiero agradecerles a todos aquellos que en esta discusión de dos propuestas de país que se ponían en juego: gremios, organizaciones sociales, organizaciones de la sociedad civil, y a la conmovedora micromilitancia en el subte (metro), en el barrio, casa por casa”, ha dicho a su turno el candidato y ministro de Economía, escoltado en el escenario en un centro artístico en el barrio de Chacarita por su esposa, Malena Galmarini, el candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, entre otros dirigentes.

En los días previos, Milei, Bullrich y allegados habían atizado la idea de que la alianza gobernante podría cometer fraude, algo impensable en el sistema electoral argentino, que no registra antecedentes de esa índole en el pasado siglo. Massa, circunspecto, ha aludido al tema: “La Argentina tiene un sistema democrático sólido, que además es transparente y respeta siempre los resultados”.

El candidato derrotado ha salido bien parado en un peronismo sometido a años de una pelea extenuante entre el presidente y la vicepresidenta, quien se aproxima a su ocaso político tras haber protagonizado la vida pública durante dos décadas. Ambos gobernantes salientes tienen bajos índices de aprobación al cabo de un gobierno que, pandemia, guerra y sequía histórica mediante, no logró revertir, y en algún caso empeoró, la crisis social, cambiaria y de deuda legada por Macri en 2019.

“Había dos caminos. Elegimos el de la defensa del sistema de seguridad en manos del Estado (en lugar de la libre venta de armas); promover y defender el camino de defensa de la educación pública y la salud pública (antes que la privatización) como valores centrales”, ha dicho Massa con un mensaje medido que lo coloca como jefe de la oposición. “Elegimos defender a la industria nacional, al trabajo argentino, a nuestras pequeñas empresas y a los trabajadores con derechos porque es la mejor forma de construir movilidad social ascendente y el progreso para nuestra nación”.

El candidato derrotado se ha dirigido a “los 11 millones de argentinos que nos acompañaron”. “Hay miles y miles de argentinos como los que están acá que tienen la convicción y el valor de defender este país inclusivo en el que creemos... con igualdad de oportunidades y una Argentina justa”, ha dicho.

Fernández, ausente; Macri, renacido

El presidente Alberto Fernández ha sido uno de los grandes ausentes de la campaña junto a quien ha resultado ser la gran opositora a su gestión, Cristina Fernández de Kirchner. El jefe de Estado ha reconocido “el veredicto popular” y se ha dicho dispuesto, vía Twitter, a “trabajar en unidad con todos los sectores que integran el movimiento nacional que siempre luchará por una patria justa, libre y soberana”.

La derechista Bullrich, en tanto, ha expresado: “Te felicito, de corazón”. “Ganó el cambio profundo por el que venimos trabajando hace años”, ha agregado.

La excandidata conservadora, llamada a ocupar una posición relevante en el ejecutivo ultra, ha completado el giro de su carrera política. Al calor de la campaña para la primera vuelta, Milei la había calificado como “montonera asesina” y la había acusado, falsamente, de colocar bombas en jardines de infantes, porque Bulrich había sido peronista de izquierda en la década de 1970. Sus dos primeros novios permanecen desaparecidos. Cinco décadas después, su vida la encuentra apoyando a Milei y a la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, que son abiertos negacionistas del terrorismo de Estado.

La apuesta de Macri por Milei, que ha provocado que algún moderado de su partido, PRO, y de la más centrista Unión Cívica Radical (UCR) se pararan en la vereda de enfrente, conllevaba el riesgo de poner punto final a su carrera política y amenazaba su objetivo de recuperar la presidencia de Boca Juniors. Con el resultado dado, la influencia de Macri se proyecta.

El expresidente ha asegurado que no aspira a cargos, aunque en negociaciones que encontraron resistencia en el entorno de ejecutivos de empresas y traders financieros que rodean a Milei, ha reclamado para sus allegados responsabilidades en la política de infraestructura y en justicia. Como La Libertad Avanza no tiene estructura y Milei es nuevo en la política, es esperable que los dirigentes de Juntos por el Cambio que siguieron a Macri asuman posiciones en el Estado a partir de diciembre.

Fuera de Argentina, referentes de la ultraderecha como Donald Trump, Matteo Salvini o Jair Bolsonaro, así como Santiago Abascal en España, han aplaudido la llegada de Milei a la Casa Rosada.

Una agenda de choque

El cúmulo de propuestas retrógradas de Milei y Villarruel es infinito y promete sacudir la política argentina.

En el plano de los derechos humanos, Villarruel lleva la voz cantante del negacionismo y hasta la reivindicación de la dictadura militar que causó 30.000 desaparecidos entre 1976 y 1983. La vicepresidenta electa acusa a diario a hijos, padres y hermanos de desaparecidos de ser familiares de “terroristas”. Esta abogada lleva casi tres décadas de coordinación con represores de detenidos y sus abogados, con quienes escribió libros y difundió su versión de la historia.

Villarruel ha anticipado que tratará de convertir el sitio de memoria histórica ubicado en la antigua Escuela Superior Mecánica de la Armada (ESMA), norte de la capital argentina, desde el que desaparecieron 5.000 argentinos durante la dictadura, en un parque público “para que disfruten todos los argentinos”.

Los policías que cometan actos de violencia institucional tendrán defensores en los nuevos gobernantes, a la luz de declaraciones pasadas.

Ayer fue un día en que volvieron a circular viejos automóviles Ford Falcon de color verde, emblema de los secuestros de la dictadura. Se los vio en la ciudad de Buenos Aires y en Jujuy, según imágenes que se viralizaron en redes sociales.

Milei ha planteado que tratará de revertir la ley de interrupción voluntaria del embarazo sancionada en 2020, que desactivará la educación sexual integral porque la considera adoctrinamiento, que someterá la política exterior al eje de Estados Unidos e Israel, que no tendrá relaciones institucionales con Brasil y China (los dos principales socios comerciales de Argentina) porque sus presidentes son “comunistas”, que privatizará la estratégica Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y que aplicará un recorte de gastos mucho mayor al que reclama el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En cuanto a medidas que el economista —surgido en carrera fulgurante desde las pantallas televisivas a fuerza de insultos y violencia explícita— denomina de segunda y tercera generación, se encuentran la venta de órganos, niños, calles, animales, ríos y mares.

Queda en entredicho si el futuro presidente llevará a cabo la privatización total de la educación y la salud, porque, aunque lo prometió muchas veces, en las últimas semanas se ha desdicho.

Para todas esas medidas, necesitará de mayorías parlamentarias con las que no cuenta, ni siquiera con el apoyo de los diputados y senadores que responden a Macri.

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