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La vuelta de David Cameron y otros líos del Partido Conservador británico

El primer ministro Rishi Sunak junto a sus predecesores 'tories' Liz Truss, Boris Johnson, Theresa May y David Cameron, este sábado en la conmemoración del día del armisticio.

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —

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A punto de dar las nueve de la mañana de este lunes, un coche se paró delante del 10 de Downing Street, la sede del Gobierno donde Rishi Sunak estaba anunciando cambios de carteras. Las cámaras retransmitían en directo la escena mientras una periodista de Sky News comentaba, al principio sin demasiada emoción, la llegada de un posible ministro: “No estoy segura de quién será… Ahí está el escolta abriendo la puerta para…”. Tras una pausa de incredulidad, con coro de otros colegas en el estudio, exclamó: “¡David Cameron! ¿Qué?”

Es un momento que refleja bien lo inesperado del nombramiento como ministro de Exteriores del ex primer ministro que llevó al referéndum del Brexit y al periodo más tumultuoso en décadas para el país y el Partido Conservador británico. Fuentes de Downing Street aseguran a la televisión ITV que Sunak tomó la decisión sobre Cameron este mismo fin de semana, en medio de los actos conmemorativos del armisticio de la Primera Guerra Mundial donde ambos coincidieron.

Alejado y polémico 

Cameron dimitió en junio de 2016 tras el resultado a favor del Brexit contra el que él mismo había hecho campaña. También había dejado la Cámara de los Comunes y, de hecho, Sunak le ha tenido que hacer miembro de la Cámara de los Lores para respetar la costumbre de que los ministros estén también en el Parlamento.

Cameron estaba alejado de la vida pública y las batallas internas de su partido. No sonaba ni entre bambalinas para ningún cargo público, aunque, según el Guardian, había comentado en 2018 con amigos su deseo de ser ministro de Exteriores. Entre sus pocas intervenciones recientes, Cameron, más centrista que sus sucesores, había criticado la decisión de Sunak de suspender el tren de alta velocidad a Manchester como un ejemplo de política que iba “en la dirección equivocada”. Él mismo reconoció este lunes haber tenido “desacuerdos” con Sunak sobre “decisiones concretas”, pero alabó su liderazgo.

Cameron se ha dedicado en los últimos años a dar discursos, viajar por el mundo y asesorar a inversores, con polémicas incluidas por su intento en 2020 de influir a ministros y otros funcionarios del Gobierno a favor de clientes de una empresa financiera, Greensill Capital, para que consiguiera contratos durante la pandemia. Una comisión parlamentaria de investigación concluyó en 2021 que Cameron había mostrado “falta de juicio significativa” al presionar a los ministros, aunque no había violado las reglas sobre las actividades de las labores de presión como ex cargo público (también recomendaba reforzar esas normas). La última controversia ha sido por la mediación de Cameron en beneficio de un proyecto del Gobierno chino en Sri Lanka y sus intentos fallidos de crear un fondo común de inversión entre China y el Reino Unido.

Las elecciones 

La decisión de repescar al antiguo primer ministro llega como una apuesta de Sunak de recuperar votantes por el centro y algo de estabilidad en un Gobierno marcado por críticas internas y por el giro a la derecha, en particular por sus políticas migratorias y de seguridad. El nombramiento de Cameron logró eclipsar la otra noticia del día en el Reino Unido, el despido de la ministra del Interior y estrella de la extrema derecha, Suella Braverman. James Cleverly, hasta ahora ministro de Exteriores, sustituye a Braverman en Interior.

Cameron mencionó en su primer mensaje público las próximas elecciones generales y la necesidad de presentar un buen equipo al país para entonces. Pero lo cierto es que el ex primer ministro es menos popular entre los votantes conservadores que la dimitida ministra del Interior. Todavía hay más conservadores que recuerdan a Cameron como un mal primer ministro que lo contrario, según los últimos datos de YouGov. El único de los ex recientes que todavía mantiene cierto aprecio entre los votantes conservadores es Boris Johnson.

Y hay donde elegir. Desde 2016, el Reino Unido ha tenido cinco primeros ministros conservadores, aunque se han celebrado sólo dos elecciones generales. Cameron es el séptimo ministro de Exteriores. 

La inestabilidad ha caracterizado la era tory desde la primera victoria de Cameron en 2010, cuando tuvo que pactar con los liberaldemócratas y formar un gobierno de coalición, algo poco habitual en el país. En 2015, ganó suficientes escaños para gobernar solo y, reforzado por el rechazo a la independencia de Escocia en el referéndum que él autorizó, se decidió a probar con el Brexit. Su argumento era que una consulta resolvería el debate impulsado por los euroescépticos durante generaciones y confiaba en que resultaría en una decisión favorable a quedarse en la UE.

No fue así y el asunto abrió una brecha aún más grande en su propio partido, que en parte explica los sucesivos primeros ministros en medio de complicadas negociaciones (todavía quedan flecos y el Reino Unido difícilmente podrá dejar de tratar con su principal socio comercial). La mayoría de las encuestas de opinión pública siguen dividiendo a la población según su voto en el referéndum de 2016.

Un año de Sunak

Sunak llegó al poder hace un año prometiendo estabilidad tras las dimisiones de Boris Johnson, por las fiestas en Downing Street en pandemia, y Liz Truss, por casi llevar al país a la quiebra en unas semanas con anuncios de bajadas de impuestos insostenibles. 

El conservador Sunak, abstemio y pragmático, transmite a menudo una imagen de ejecutivo tranquilo, pero los escándalos se han seguido sucediendo en el Partido Conservador igual que las peleas internas entre los centristas, los conservadores y la extrema derecha de un partido con múltiples fracturas. 

En uno de sus últimos intentos de reinvención, en el arranque de este curso, Sunak había prometido superar el statu quo de los últimos 30 años, es decir también de los gobiernos de su propio partido. Esto contrasta con la elección de Cameron. En el congreso del Partido Conservador en octubre, Sunak se presentó como el líder del “cambio”.

En todo caso, las encuestas muestran que los votantes apenas han alterado su mala opinión sobre la gestión del Gobierno conservador, muy impopular mientras el país sufre subidas de precios más altas que las de los vecinos, escasez de productos y falta de recursos para infraestructuras o servicios médicos y múltiples huelgas tras años de recortes de gobiernos conservadores. Los sondeos indican ahora que el Partido Laborista de Keir Starmer ganará las próximas elecciones generales con una ventaja mayor que la de Tony Blair en 1997, año del gran cambio tras otra era tory. Las elecciones tienen que convocarse de aquí a diciembre de 2024, pero la fecha exacta depende del primer ministro.

Interrogados en una encuesta exprés de YouGov este lunes sobre las decisiones de Sunak, los votantes en general apoyan el despido de Braverman aunque tampoco están satisfechos con el nombramiento de Cameron.

El futuro del Partido Conservador es muy incierto después de años de caos y decepciones. En la crisis previsible tras una derrota electoral, Braverman puede erigirse como alternativa.

De momento, Sunak apuesta por un ministro de Exteriores suficientemente carismático y conocido como para que le traiga algún éxito.

Simon Kuper, periodista y autor de Chums, una historia sobre cómo la élite de una generación de políticos pasados por la Universidad de Oxford y colegios privados como Eaton trajeron el Brexit, comentaba este lunes sobre el inesperado giro con una frase de su libro: “Los de Eaton tienden a conseguir segundas oportunidades”. En su libro, la cita se refiere a Boris Johnson.

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