“Ahora hay más acuerdos que procedimientos contenciosos de divorcio”
@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Desde que en 1981 entrara en vigor la primera Ley de Separación y Divorcio, se han invertido los datos de los procedimientos contenciosos hostiles entre las partes y los pactos de mutuo acuerdo. Es decir, hace años, se generaba una guerra abierta entre los cónyuges que decidían divorciarse, debido a que no había en España una cultura en separación. Ahora las cosas han cambiado. Los abogados han observado una evolución de la sociedad y los datos confirman que la mayoría de los procedimientos de divorcio son de mutuo acuerdo.
Esta es la motivación principal por la que se ha creado la Asociación de Abogados Mediadores. La mediación es una fórmula parecida al pacto, pero que cuenta con algunas diferencias. La fundamental, es que ambas partes son los propios guías del procedimiento de divorcio. Así, serán ellos mismos los que determinen cosas como quién llevará al colegio al niño, cuanto gastan sus hijos, cómo se va a comunicar el padre con el hijo, etc. De esta manera, se profundiza en la resolución del conflicto adentrándose en la realidad diaria de ese caso en particular, ya que los pactos suelen ser de mínimos.
Esta asociación, de la que se acaba de crear el registro, tan sólo cuenta con 5 profesionales. La razón es muy sencilla: escasean los abogados con una formación específica en mediación y este es un requisito inexorable para formar parte de esta asociación. Por ello, el Colegio de Abogados de La Rioja en colaboración con la UR, va a implantar unos cursos permanentes en esta materia que, probablemente, comenzarán en noviembre.
“Creemos que el futuro pasa por la mediación en la resolución de conflictos”, asegura María Victoria de Pablo Dávila. De momento, el presente es tiempo de crisis y eso también se nota en los divorcios. Arturo Almansa, profesor de práctica jurídica y miembro de la Asociación Española de Mediadores, explica que él mismo se ha encontrado con casos en los que la pareja, a pesar de que no se hablan, tienen que compartir la casa porque no existen ingresos para mantener dos viviendas.
Esta medida tan sólo podría hacerse por propia iniciativa de los dos cónyuges porque, tal y como explica el presidente de esta nueva asociación, Enrique Orduna, “cuando una de las dos partes no lo ha asumido se pasará los años sucesivos boicoteando el procedimiento de acuerdo, incumpliendo el régimen de visitas, de pensiones, etc.”
Enrique Orduna apunta que en este caso de convivir en la misma casa, si esa resolución viene impuesta, nos podemos figurar el conflicto que se puede generar. Como conclusión podríamos decir que los detalles de esta decisión siempre se tendrían que acordar por las dos personas que se separan, aunque la realidad es que la crisis, muchas veces, no deja otra alternativa que convivir con una persona con la que ya no quieres hacerlo.
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