Condenado por matar a un hombre lanzándolo a las vías del metro

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Un tribunal popular declaró este jueves culpable por unanimidad de asesinato con alevosía y sin que concurra ninguna atenuante por alteración mental al acusado de matar a un vendedor sordomudo de cupones de la Once lanzándolo a las vías del Metro de Barcelona cuando entraba un convoy en febrero de 2007.

Los miembros del jurado consideraron probado que, en el momento de los hechos, el procesado, David Z.G., tenía sus facultades mentales moderadamente alteradas por la esquizofrenia que padece desde 1998, pero no anuladas, por lo que era consciente cuando, “de forma súbita y sorpresiva”, empujó “fuertemente por la espalda” a Joaquín A.O. a las vías.

Asimismo, acordaron por unanimidad que el imputado actuó con la cara semicubierta con unas gafas de sol y una capucha para evitar ser identificado a través de las cámaras de videovigilancia del Metro.

Tras la lectura del veredicto, el Ministerio Público modificó de nuevo su petición de pena y pidió 17 años y medio de prisión para el procesado por un delito de asesinato con las agravantes de alevosía y disfraz. Ayer, el fiscal la rebajó de 17 a 14 años de cárcel después de que los psiquiatras confirmaran que David Z.G. padece esquizofrenia indiferenciada.

También pidió una indemnización de 120.000 euros para la hija de la víctima, una compensación inferior a la solicitada por la acusación particular, que mantuvo su petición de 125.000 euros y 17 años de cárcel.

El abogado Raúl Huertas se mostró “absolutamente satisfecho con el veredicto unánime” porque “el pueblo ha metido a este hombre en la cárcel, que es donde tiene que estar”. En nombre de la familia, volvió a dar las gracias a los servicios de emergencias que acudieron al lugar y a los usuarios del Metro que atraparon al acusado y evitaron su huída.

Por su parte, la defensa del imputado solicitó que se condene a su cliente a ocho años -el Código Penal establece un mínimo de 15 años para este tipo de delitos- de internamiento en un centro psiquiátrico para tratar la esquizofrenia y que, en el caso de curarse, se le traslade a una prisión para acabar de cumplir la pena.

ASÍ OCURRIÓ

El jurado declaró probado por unanimidad que sobre las 15.20 horas del 21 de febrero David Z.G., un barcelonés que ahora tiene 31 años y que frecuentaba un comedor social del barrio de Navas, llegó al poco concurrido andén lateral de la estación hacia el Hospital de Bellvitge y se paró a escasos metros del túnel por donde entran los convoyes.

Llegó la víctima -quien iba hacia la avenida de Madrid, en el barrio de Sants, donde vendía cupones-, y, cuando el tren entró en la estación, David Z.G., propinó un fuerte empujón a Joaquín A. y subió corriendo las escaleras.

Segundos después, fue alcanzado por varios usuarios que presenciaron los hechos y un joven que se disponía a entrar a la estación, quienes le retuvieron hasta que llegaron los Mossos d'Esquadra.

Los trenes entran en las estaciones a 35 kilómetros por hora, por lo que la conductora del convoy no pudo evitar atropellar a la víctima, que murió en el acto por la insuficiencia respiratoria causada por las fracturas craneales y costales, y sólo logró frenar a unos metros del otro extremo del andén.

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