“Cuando llamas a la puerta adecuada empiezas a ver un poco la luz”

"Cuando llamas a la puerta adecuada empiezas a ver un poco la luz"

Rioja2

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Se llama Cristina, vive en Nájera y es una de las cuatro protagonista del documental 'Familias en Ruta' elaborado por FEAPS con motivo del 50 aniversario. Es la última de cuatro hermanos, por delante de ella Ana, Belén y Delfín. “Al principio ves todo cuesta arriba, todo te parece imposible”, recuerda su padre Delfín. Pero una vez que llamas a la puerta adecuada, “empiezas a ver un poco de luz” relata refiriéndose a la primera vez que llamaron a la puerta de ARFES.

Y es que para los familiares contar con sitios especializados a lo que acudir es vital. “Hay que seguir, hay que seguir porque aquí no se acaba nunca”. Desde los 18 años, Cristina acude cada día al centro de Nájera 'La Sierra' de Asprodema, entidad miembro de FEAPS. Allí aprende a desenvolverse en el día a día pero además también echa una mano en todo lo que puede.

Cristina vive con su padre. Su madre está ingresada en un centro porque tiene una enfermedad degenerativa. Los papeles se han invertido porque, en cierta medida, ahora Cristina se ha convertido en cuidadora de la persona que tanto se ha desvelado por ella. Y es que “si no va un día a verla se muere”, confiesa su padre. “Me siento con ella y le cuento lo que he hecho durante el día”.

Gracias al centro, Cristina es capaz de ser autónoma en muchos aspectos. “Aunque estoy aquí para supervisar todo, explica Delfín, cada mañana, Cristina se levanta, hace su cama, se prepara el desayuno todos los días y, el día anterior, se deja preparado el almuerzo”.

Su 'jornada laboral' comienza a las 9 de mañana. Los martes, cuenta Cristina, pintamos, hacemos llaveros, collares.. aunque confiesa que lo que más le gusta es la clase de pilates de los viernes. En La Sierra está hasta las 5 de la tarde y, después de ir a visitar a su madre, Cristina vuelve a casa a hacer sus deberes, “a repasar lo que he hecho durante el día”, apunta Cristina.

Una calidad de vida de la que los trabajadores de Asprodema son, en cierta forma, responsables. Ayuda que también prestan, y es fundamental, para los familiares. “Yo he tenido que aprender a tratarla como una adulta” explica su hermana que se independizó cuando Cristina todavía era una niña. De hecho reconoce que el centro le ha ayudado a “mejorar mi relación con ella porque la trataba como una niña cuando ya era una adulta”.

A su padre también le ha ayudado el centro. “Recibimos clases para saber cómo tratar a estas personas, cómo hacer las cosas, clases de memoria...”. Por esta razón, y en agradecimiento, la familia de Cristina siempre está ahí, participando en todo lo posible y echando una mano, incluso cuando no es necesario.

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