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El 92% de las personas que se proponen metas en Año Nuevo fracasa

Rioja2

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¿Por qué cada Nochevieja nos hacemos los mismos propósitos si difícilmente los cumplimos? Los expertos dan las claves para que en 2019 dejemos de fumar, hagamos más ejercicio, comamos mejor y pasemos más tiempo con la familia. Esta vez, de verdad.

Cumplir los propósitos de Año Nuevo no es fácil. Según un estudio realizado en la Universidad de Scranton, Pensilvania, el 92 % de las personas que se proponen metas en Año Nuevo fracasa. Otro informe, esta vez elaborado en la Universidad de Hertfordshire, en el Reino Unido, da una cifra un poco más alta: el 12 % de los entrevistados había cumplido sus propósitos al finalizar el año. Lo que está claro es que la mayoría de las personas renuncia y lo hace muy pronto: una encuesta elaborada en la Universidad de Stanford, en California, revela que el 40 % de los propósitos se abandona ya en las primeras semanas.

Cinco consejos para cumplir todos los propósitos:

1- Ser realista y no proponer retos demasiado ambiciosos es una de las claves para tener éxito. No podemos pretender ir a recoger a los niños al colegio si nuestro horario laboral es inamovible, pero quizá sí negociar hacerlo una vez por semana.

2- Concretar objetivos al máximo es fundamental, plantearse dejar de comer pan en las comidas es mucho más fácil de cumplir que no comer nunca más hidratos de carbono.

3- Ser graduales. Funciona muy bien programar un calendario de objetivos, proponiéndonos pequeños retos que, una vez conseguidos, permitan pasar a los siguientes.

4- Hablar y explicar el objetivo. Que nuestros familiares, amigos, compañeros, etc. conozcan nuestras metas no solo aporta sensación de pertenencia, también aumenta nuestro compromiso.

5- Asumir los tropiezos. Si hay alguna interrupción, no pasa nada. La recaída hay que tenerla prevista. Lo importante es no dejarse llevar por los errores, ser conscientes de ellos y remontarlos. Y tampoco hay que obsesionarse con cumplir los objetivos al cien por cien. Hay que darse por satisfecho con lo poco que consigamos, porque ya hemos conseguido algo positivo.

Una estrategia para cada objetivo:

Dejar de fumar

Probablemente sea el propósito más repetido año tras año. Los expertos recomiendan analizar las condiciones objetivamente, ser conscientes de nuestro punto de partida y considerar la posibilidad de acudir a un especialista.

Lo primero es estar convencido de que se puede. Si no crees que lo vas a conseguir, si te estás descalificando antes de comenzar, va a ser muy complicado. Además, si uno mismo no puede encontrar este convencimiento, es mejor contactar con un médico, un psicólogo, etc. Además, hay que hacer una valoración de las condiciones objetivas en las que se va a dejar de fumar: el entorno, los años anteriores y el nivel de adicción, y tenerlas muy en cuenta antes de pasar a la tercera fase: la acción».

Es muy complicado que alguien que lleva fumando toda la vida lo deje el día 2, después del atracón de las fiestas por lo que es mejor plantearse pequeños retos progresivos. Así, para dejar de fumar, un primer paso puede ser llamar a la unidad de tabaquismo y acudir a la primera cita.

Comer mejor (y adelgazar)

En primer lugar, hay que replantearse el objetivo. Y es que, según dicen los expertos, la gente confunde lo que le apetece con lo que quiere. De esta forma, cuando te apetezca comer un pastel, por ejemplo, debemos pensar que lo que queremos es adelgazar, si sabemos lo que queremos podremos no dejarnos llevar por lo que nos apetece.

Después, la clave es plantearse pequeños retos y mucho más realistas que, a su vez, animen a seguir avanzando y perseguir nuevos retos. Y es que, cuando uno se plantea objetivos es importante hacerlo de manera positiva y medible, y que sean retos personales y específicos. El primer paso es acudir a un profesional para analizar con él nuestras intenciones y objetivos, y valorar qué es lo recomendable, qué podemos conseguir y en cuánto tiempo, dice.

La idea es proponerse bajar tantos kilos en un semestre en vez de «adelgazar. Hay que hacer las cosas poco a poco: levantarse y beber un vaso de agua para empezar, por ejemplo. Esto se hace durante tres días, y al cuarto se empieza a introducir algo de proteína en el desayuno. Este modelo, además de ser más sencillo, da ánimos para seguir avanzando. Y, una cosa que suele funcionar muy bien, es apuntar en una libreta, o en una aplicación del móvil, todo lo que comemos. Así tomamos conciencia de la realidad.

Hacer ejercicio

En este punto, es fundamental no plantearse un objetivo demasiado ambicioso. Y es que según los expertos, no podemos pretender correr treinta minutos si el día anterior no hacíamos nada. ¿Por qué no empezamos con unos cinco minutos? Nos bajamos una parada antes del autobús y andamos un rato, puede ser un buen comienzo.

Y a la hora de ponerse en forma, la pereza suele ser la peor enemiga. Por esta razón, lo mejor e no procrastinar. Considera que lo importante es romper la dinámica, adoptar la rutina de hacer ejercicio. Y es que, las sinergias del reposo son las mismas que las de la acción. Cuesta lo mismo empezar a moverse cuando estamos en reposo, que al contrario.

Ver más a la familia

Hay que ser conscientes de cuánto nos importa visitar a nuestros padres o abuelos y darle un valor. Si tenemos claro que tiene un valor alto, entonces hay que invertir el tiempo en ello, sin excusas. Disponemos de veinticuatro horas al día, veinticuatro fichas, la mayoría las tenemos que gastar en comer, en dormir, en trabajar... Son pocas las que nos quedan para libre disposición y hay que elegir en qué las gastamos, a qué damos valor.

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