El Ejército saldrá de las minas de Zimbabue
“La Policía y el Ejército han convertido esta zona pacífica [Marange] en una pesadilla sin ley y con una violencia horrorosa”, con esta frase la directora para África de la asociación pro derechos humanos Human Rights Wacth (HRW), Georgette Gagnon, denunciaba la situación de los niños y adultos de la región de Marange, una de las más ricas en diamantes.
Según esta organización, las fuerzas armadas zimbabuenses obligaban a “realizar trabajos forzados a niños y adultos y torturan a los pobladores de los yacimientos diamantíferos del este de Zimbabue, donde en octubre de 2008 mataron a más de 200 personas”.
Tras este llamamiento al gobierno de Zimbabue y a la comunidad internacional, parece que las cosas para la esta población podrían cambiar. El viceministro de Minas zimbabuense, Murisi Zwizwai, ha asegurado que las tropas desplazadas en la zona se retirarán progresivamente. “Hemos acordado retirar a los soldados de la zona pero lo haremos de forma progresiva mientras desplegamos un sistema de seguridad adecuado”, declaró al rotativo zimbabuense 'Sunday Mail'.
Sin embargo, no parece que la motivación de este cambio en la política del gobierno de Robert Mugabe se deba a la denuncia de HRW. Según el 'Sunday Mail', el Ministerio de Minas tomó la decisión después de que una delegación del Proceso de Kimberley, un sistema internacional de certificación de estas piedras preciosas, estudiara la situación en la mina de Chiadzwa e instara a Zimbabue a “tomar pasos positivos en las próximas dos o tres semanas para indicar su compromiso”.
Se prevé que el equipo del Proceso de Kimberley, que acaba de publicar su primer informe sobre las condiciones de las minas del este de Zimbabue, dé más detalles sobre la polémica situación de los habitantes de la zona próximamente.
“No puede haber una seguridad efectiva en relación con los diamantes si el Ejército participa en ella”, afirma el informe del Proceso de Kimberley. Tras el descubrimiento de diamantes en 2006, el Gobierno de Zimbabue decidió utilizar a su ejército para controlar la explotación de los yacimientos y acabar con dos años de libre acceso a las minas.
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