El Inter Movistar se lleva la Copa de España
A falta de dieciséis centésimas se paró el cronómetro del Palacio de los Deportes de Logroño. Batería había marcado. Los aficionados del Inter Movistar, jugadores y cuerpo técnico estallaban de alegría, se abrazaban y sonreían. Tenían la Copa de España en sus manos, casi la podían tocar. La explosión de júbilo fue aún mayor porque ElPozo Murcia hacía sólo minuto y medio que había empatado el encuentro.
Final de campeonato. Vibrante, con goles y ocasiones, como casi todo el partido. Tan sólo había pasado un minuto desde el inicio y ElPozo ya iba por delante. Disparó Miguelín, en una de esas veces que coges el balón en cualquier sitio y sólo puedes hacer eso, paró Jesús Herrero pero el rechace le cayó a Álex, que, con el portero en el suelo, sólo tuvo que empujarla. La respuesta no se hizo esperar. Batería igualó la contienda con un tiro flojo pero que sirvió para empatar.
Llegó entonces Ricardinho para revolucionar (más) el encuentro y hacer que el público riojano se le entregara en rendida pasión. Siete excelsos minutos de carreras, cambios de ritmo y regates imposibles. Merecida ovación la que recibió 'O mágico' al ser sustituido para concluir un trozo de fútbol sala que guardar en la hemeroteca y enseñar a las generaciones venideras. Por eso, y mucho más, fue condecorado el mejor jugador de la final. Marcó la diferencia. Iba con una marcha por encima del resto. Aportaba más que nadie, sin desmerecer a sus compañeros.
En pleno orgasmo futbolístico llegó otro gol. Se volvía a adelantar ElPozo con un perfecto balón cruzado de Juanpi, que culminaba de la mejor manera un contraataque del conjunto murciano comandado por él y ayudado por Eka. En el siguiente tanto, marcado por Cardinal, llegaba la polémica. El jugador del Inter Movistar robaba el balón en una acción dudosa, para algunos falta, para otros nada, cruzaba la línea divisoria de los dos campos, hacía un amago, se iba hacia un lado y la metía por el otro. Visto y no visto. Dos minutos más tarde, a falta de 3,36 para el descanso, Nano transformaba un doble penalty en el segundo intento (en el primero el portero se adelantó y se tuvo que repetir).
En el segundo tiempo Ricardinho se consagró, volvió a brillar con luz propia. En un toma y daca continuo pasaban los minutos, las prisas se hacían más acuciantes y a ElPozo le apretaba la necesidad. Movió ficha y puso al portero como uno más en el campo, en este caso Gréllo. Mucho tiempo llevaban moviendo muy bien la bola, de un lado a otro, hasta que apareció el hueco. La defensa del equipo madrileño cerró tarde y el conjunto murciano encontró el espacio. Gréllo fusiló con menos de cien segundos por disputarse.
Los asistentes ya daban como segura la prórroga, alguno incluso avisó a casa de que iba a llegar todavía más tarde, hasta que apareció Batería. El propio autor del empate instantes antes perdió el balón, Rafael se lo dio a su compañero y éste regó de alegría a su equipo, dándole al Inter Movistar la octava Copa de España de su historia.
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