España no acogerá más de tres presos de Guantánamo
El Gobierno español terminará de decidir mañana a qué prisioneros del penal de EEUU en Guantánamo (Cuba) acoge en su territorio y que “no serán más de tres”, han anunciado fuentes gubernamentales.
El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, podrá así informar personalmente al presidente de EEUU, Barack Obama, de esta decisión, cuando ambos se entrevisten el martes próximo en la Casa Blanca.
Las fuentes subrayaron que el número de prisioneros que aceptará recibir España se asemejará al que han acogido otros países europeos, como es el caso de Francia (1), Irlanda y Bélgica (2 cada una) o Italia (3). Todos ellos forman parte de un grupo de 50 presos que responden a la categoría 'cleared for release', es decir, que sobre ellos no pesan cargos, por lo que deben ser puestos en libertad. El motivo de que se pida a Europa que los reciba es porque no pueden ser devueltos a sus países por razones humanitarias.
El Ministerio del Interior ha hecho una evaluación “muy rigurosa” de los candidatos propuestos por Washington, sobre los que ha realizado una “selección”, como han hecho también el resto de países europeos que respondieron positivamente a la petición de la Administración Obama de acoger a ciertos prisioneros de Guantánamo.
Aunque sobre los candidatos propuestos por EEUU no pesan cargos, los Servicios de Información españoles han estudiado con detalle sus historiales para determinar si su residencia en España podría causar algún problema de seguridad. De hecho, de un primer grupo de cinco prisioneros (cuatro tunecinos y un yemení) que presentó Washington, los expertos antiterroristas españoles coincidieron en señalar que los tunecinos resultaban potencialmente peligrosos.
Posteriormente, Washington presentó los historiales de otros siete candidatos, tres sirios, dos libios y otros tantos palestinos. El problema para España y para el resto de países europeos que se han ofrecido a acoger a algún prisionero de Guantánamo es que les resulta muy difícil encontrar detenidos sin vinculaciones con el 'yihadismo' o con el integrismo islámico.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Angel Moratinos, ya avanzó en junio pasado que previsiblemente se establecería un “sistema de vigilancia y observación” en torno a los detenidos que finalmente vengan a España para garantizar plenamente la seguridad de la sociedad española, a pesar de que sobre estas personas no pesan cargos.
Así se hizo cuando España acogió en 2002 a tres activistas palestinos que se habían encerrado junto a otros 120 compañeros durante 38 días en la basílica de la Natividad en Belén. Esta experiencia, indicó el ministro, es “bastante similar” a la situación de los detenidos de Guantánamo, por lo que adelantó que en la actualidad el Gobierno actuará más o menos en el mismo sentido.
Los palestinos que fueron acogidos en España disponían de un régimen de libertad -como ocurrirá con los detenidos de Guantánamo- pero se estableció en torno a ellos un “sistema de vigilancia y observación”.
Los contactos para determinar qué presos de Guantánamo podían venir a España comenzó el pasado 17 de junio, cuando el Gobierno estadounidense pidió formalmente al Ejecutivo español que acogiese a un grupo de cuatro tunecinos, solicitud en la que luego incluyó un quinto preso, de nacionalidad yemení.
El enviado especial norteamericano para el cierre de Guantánamo, Dan Fried, presentó los expedientes de los individuos en una reunión con varios responsables de los Ministerios de Exteriores, Interior y Justicia.
En los documentos que entregó en ese momento Fried, como en los que se remitieron posteriormente, se incluye el nombre, nacionalidad, datos personales y situación legal del sujeto. En esta última categoría aparece el término “cleared for release”, esto es, que no pesan cargos sobre ellos por lo que deben ser puestos en libertad.
Las cinco nacionalidades propuestas hasta ahora por Estados Unidos responden al planteamiento inicial del Gobierno español, que no quería a nacionales de países con los que mantuviera una estrecha relación, por vecindad o por compartir intereses estratégicos, evitando así que se generase un conflicto diplomático. En este sentido, fuentes gubernamentales consultadas por Europa Press aseguraron que de ninguna manera se hubiera acogido a ciudadanos argelinos o marroquíes, por ejemplo.
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