La Abuelas de la Plaza de Mayo identifican al nieto número 101

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Silvia Quintela fue secuestrada el 17 de enero de 1977 cuando estaba a punto de completar su residencia en el Hospital Municipal de Tigre, en la provincia de Florida, al norte de Buenos Aires. La joven médico estaba embarazada de cuatro meses en el momento del secuestro por lo que fue ingresada en el Centro Clandestino de Detención conocido como 'El Campito', donde permaneció retenida hasta julio de ese mismo año cuando se le practicó una cesárea en el Hospital militar del centro.

Nada más tener constancia del suceso, el padre de Francisco, Abel Madariaga se exilió a Suecia y más tarde a México. Con la llegada de la democracia en 1983 regresó a Argentina donde se puso en contacto con de las Abuelas de la Plaza de Mayo para iniciar la búsqueda de su hijo, lo que le llevó a entablar un fuerte vínculo con la organización hasta llegar a ocupar el cargo de secretario de la misma.

Francisco comenzó a sospechar de su identidad cuando interrogó a su madre legal, Inés Susana Colombo, acerca de sus orígenes, pregunta que ella no pudo responder y que la llevó a confesar que era uno de los niños procedentes de 'El Campito', por lo que era probable que fuera hijo de desaparecidos.

Inés aseguró que su marido, Víctor Gallo, le comentó que había un niño abandonado en el hospital del centro y le planteó la posibilidad de adoptarlo, a lo que ella respondió que “cómo iban a dejar a un niño”, dio su visto bueno y a los pocos días el bebé fue entregado al matrimonio, “todavía con el cordón umbilical”.

Gallo era un oficial de Inteligencia del Ejército de Argentina que, según relataron el propio Francisco e Inés, dispensaba un trato violento a su familia que sufrió varias agresiones físicas y psicológicas durante su convivencia. En democracia participó en el robo de una empresa financiera, en el asesinato de una familia, conocido como la 'Masacre de Benavides', y en los llamados 'levantamientos carapintadas'.

Así, Francisco recurrió a las Abuelas de la Plaza de Mayo que tras escuchar su historia solicitaron que se le realizase una prueba de ADN y que se cotejase con la información del Banco Nacional de Datos Genéticos para dar con sus verdaderos padres. Los resultados de las pruebas confirmaron sus sospechas y le devolvieron a su verdadero padre a quien abrazó y manifestó con entusiasmo que separarles “no pudieron”.

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