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Logroño recuerda a Miguel Ángel Blanco, asesinado hace 21 años

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La ciudad de Logroño ha vuelto a recordar y homenajear, un año más, al concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, asesinado por la banda terrorista ETA hace ya 21 años en un sencillo y emotivo acto junto al monumento en memoria de las Víctimas del Terrorismo, situado en el paseo del Espolón. El acto ha contado con la presencia de la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra; el presidente del Gobierno regional, José Ignacio Ceniceros; la presidenta del Parlamento, Ana Lourdes González, y varios concejales del Ayuntamiento de Logroño y consejeros del Ejecutivo.

Como cada 13 de julio, día en el que ETA acabó finalmente con la vida del concejal del Partido Popular, Logroño refuerza el recuerdo de todas las víctimas del terrorismo y vuelve a reivindicar memoria, dignidad y justicia en un año en el que, además, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado han vencido policialmente a ETA tras más de 50 años de actividad. Un año en el que la banda se ha disuelto “sin condenar su pasado criminal”.

Así lo ha recordado este viernes la alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, quien ha sido la encargada de leer un manifiesto institucional bajo el lema 'Miguel Ángel Blanco, nuestra memoria', realizado en colaboración con la Fundación Miguel Ángel Blanco, y en el que han participado ciudadanos y representantes de casi todas las formaciones políticas locales y regionales.

A pesar de la disolución de la banda, del comunicado se desprende que “todavía quedan importantes asuntos pendientes”. Entre ellos, “esclarecer los más de 300 crímenes sin resolver y responder al derecho a la justicia de las víctimas, deslegitimar a ETA y su proyecto antidemocrático, totalitario y excluyente que ahora no se defiende por medio de las armas pero sí desde las instituciones” y denunciar “el culto al terrorismo que en el País Vasco y en Navarra se lleva a cabo prácticamente todas las semanas”.

En este punto, en el comunicado lamentan “la pasividad de las instituciones” y “el apoyo de algunos partidos y organizaciones que justifican o relativizan el terrorismo, con el peligro de radicalización que eso entraña para los jóvenes y de humillación para las víctimas”.

“Un relato basado en la verdad”

También exigen “asentar un relato basado en la verdad, la dignidad, la memoria y la justicia de las víctimas del terrorismo que neutralice el relato manipulado que justifica la actividad criminal de ETA y diluye sus responsabilidades, que algunos quieren imponer a toda la sociedad en su empeño por el olvido y la impunidad”.

Para ello es necesario “seguir guiándonos por el significado ético y político de las víctimas del terrorismo” y hacer llegar su testimonio y su valor democrático a los más jóvenes, “como referente moral” y para hacerles entender que la utilización de la violencia para obtener fines políticos “dinamita la convivencia y la democracia”.

Pasos con los que “conquistar, cuidar y defender la libertad” y con Miguel Ángel Blanco como referente porque “es un símbolo de ella”.Despertó nuestra conciencia, nos hizo comprender que hay que cuidarla cada día ante quienes quieren arrebatárnosla y destruir la convivencia libre y la pluralidad ideológica”.

Recordar a Miguel Ángel Blanco es “recordar todas las consecuencias de la barbarie terrorista, a las miles de familias afectadas por el totalitarismo etarra” y aunque Miguel Ángel Blancono pudo escuchar la voz de toda una sociedad a favor de la libertad y contra el fanatismo y la dictadura del terror, es una obligación moral y política recordar lo que se vivió aquellos días de julio de 1997”.

“Hoy la libertad y la vida tienen que estar mas vivos que nunca puesto que vivimos en tiempos de incertidumbre en los que corremos el riesgo de que la impunidad se impongan sobre los terroristas y el olvido sobre las víctimas”.

Evocar a Miguel Ángel Blanco -continúa el comunicado- supone un sentimiento de rebeldía “frente a los totalitarismos y una profunda empatía y reconocimiento hacia su figura y la de todas las víctimas del terrorismo”.

El acto ha finalizado con un minuto de silencio y una ofrenda floral en memoria de Miguel Ángel Blanco un joven de 29 años, con muchas motivaciones, sueños y proyectos por cumplir que la barbarie terrorista de ETA le impidió cumplir” tras secuestrarle el 10 de julio, “nueve días después de la liberación de José Antonio Ortega Lara por la Guardia Civil tras permanecer 532 días secuestrado por ETA”.

“La noticia del secuestro de Miguel Ángel sacudió a toda España. Millones de personas salimos a las calles para mostrar nuestra repulsa y exigir piedad a los asesinos. Todos fuimos conscientes del sufrimiento que ETA causaba a las víctimas y a toda la sociedad. Todos nos identificamos con él, un buen hijo, buen hermano y buen amigo, un ciudadano comprometido con su municipio, Ermua, en el que defendía la democracia y el derecho de sentirse vasco y español sin complejos como concejal del PP”.

El espíritu de Ermua

Aquellos días, además, “nació una nueva conciencia ciudadana de lucha contra el terrorismo: El Espíritu de Ermua. Se asentaron las bases de la mejor y más eficaz política antiterrorista: la que defendía que debía haber vencedores (las víctimas, la sociedad democrática y el estado de derecho) y vencidos (los terroristas y sus cómplices)”.

Nació, en definitiva, “una nueva conciencia a favor de las víctimas y la exigencia de firmeza democrática y de unidad ante la barbarie”.

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