Gigantes y cabezudos
No son personajes de videojuegos ni salen en televisión. No venden 'dvd' en los kioskos ni van armados hasta los dientes, sin embargo nunca pasan de moda. Son los cabezudos y los gigantes. Entrañables amigos de nuestra infancia, y que generación a generación se han ido ganando un hueco en el corazón de los más pequeños.
No hay fiesta que se precie que no cuente con ellos para alegrar sus calles. Por supuesto, los sanmateos no van a ser la excepción a la regla. Los cabezudos y los gigantes también han actuado durante todas las fiestas. Y acompándoles van siempre los gaiteros. A ritmo de su música, los gigantes giran sobre sí mismos con sorprendente habilidad. Giran y giran, haciendo bailar sus largas faldas antiguas que recuerdan a otros tiempos, en los que no había “play station”, sino calle para jugar.
Aunque pase el tiempo para estos extraños personajes de piernas interminables y cabezas enormes, continúan dejando la boca abierta y los ojos como platos a los más pequeños de la casa. ¿Por qué son tan altos?, ¿cómo dan las vueltas tan deprisa? ¿por qué son tan grandes sus cabezas?, todas estas preguntas nos las hemos hecho alguna vez cuando, sentados en el regazo de nuestros padres o abuelos.
Poco imáginabamos que debajo del Rey, de la Reina o del Diablo, había unos hombres más pequeños, de carne hueso, que sudaban bajo los ropajes de fantasía para llevar en sus hombros a esos personajes de cartón piedra.
Ahora, esas mismas preguntas se las hacen ahora los pequeños de Logroño cuando, sorprendidos, comprueban la magia de los cabezudos y gigantes.
Como cada mañana, saldrán de nuevo para alegrar las calles y para hacer soñar la imaginación de los niños. Y que sea por muchos años.
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