Los árboles reducen el riesgo de asma
Investigadores estadounidenses afirman que vivir en zonas arboladas reduce el riesgo de asma. Quizá -razonan- este fenómeno se explique porque los árboles mejoran la calidad del aire que respiran los niños.
El caso es que, datos en mano, las tasas de asma en niños de 4 y 5 años son un 25 por ciento menores cuando hay 343 árboles por kilómetro cuadrado en la zona en la cual residen. La información sobre este análisis se ha divulgado en la revista 'Epidemiología y Salud Comunitaria'.
El asma depende de la herencia genética y de diversos factores ambientales. En todo el mundo afecta a unos 300 millones de personas. En las últimas dos décadas, ha aumentado en un 160 por ciento.
Aunque no se conoce su causa con exactitud, hay estudios que sugieren que el exceso de limpieza en los hogares -que resulta en una menor exposición a microbios en los primeros años de vida- podría ser una causa. Por ese motivo, los niños que viven en entornos rurales, más expuestos a bacterias animales, tienen menor riesgo de desarrollar asma.
También se sabe que la lactancia materna ayuda a proteger a los bebés contra la enfermedad, como planteaba un reciente estudio de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos), publicado en la edición digital de la revista 'Nature Chemical Biology'.
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