Los centros educativos de La Rioja tendrán un protocolo de prevención del suicidio el próximo curso
Los pensamientos y las tendencias suicidas han aumentado entre la población más joven y las autolesiones se han cuadriplicado. La situación ya preocupa a los colegios y Educación ya está preparando un protocolo específico sobre prevención del suicidio y autolesiones en el entorno educativo de la mano de la Consejería de Salud, que se incluirá en el Plan de Salud Mental que también se está diseñando.
Este protocolo, en el que también participan APOLAR (Asociación de Profesores de Orientación de La Rioja) y el Colegio de Psicología, “tiene el objetivo de que cualquier persona que esté con niños, niñas o adolescentes sea capaz de detectar situaciones en las que pueda haber un riesgo y sepa cómo abordarlo”, explica el consejero de Educación, Pedro Uruñuela.
“Queremos que la psicología tenga mucha más presencia en los centros”, defiende el consejero. En este sentido, plantean -“aunque hay que negociarlo todavía”, puntualiza- que los centros cuenten con un profesional que trabaje con los casos que se detecten, como una enfermera escolar o una psicóloga escolar. “Necesitamos reforzar la plantilla de los centros educativos, no solo con maestras y maestros y profesores en general, sino también con profesionales sanitarios”, defiende Uruñuela.
El consejero remarca la importancia de los centros escolares: “por la escuela pasan todos los chicos y chicas. La tenemos que aprovechar para enseñarles a vivir de otra manera, desarrollar actitudes positivas de salud mental, enseñar a tratar situaciones que pueden llevar al suicidio. Es un trabajo nuevo, que nos sorprende a todos, pero que es muy importante”. Aunque la guía está en un nivel incipiente, esperan que el primer borrador esté preparado en abril y que pueda ponerse en funcionamiento el próximo curso.
Este plan irá acompañado de la puesta de la salud mental en un papel central de la educación, con formación del profesorado, la presencia de estas cuestiones en el nuevo decreto de convivencia, también incluyendo la educación emocional en el día a día en los tres cursos de Infantil o con el calendario emocional que ya se ha mandado a todos los centros. “Vamos a incluir en el plan de estudios de Infantil y Primaria los temas de salud mental y la regulación emocional”, anuncia Uruñuela, que espera que esté preparado para septiembre.
“La situación es grave, preocupante y desbordada”, advierte Susana Pérez, del Teléfono de la Esperanza. Los suicidios son la primera causa de muerte en varones de 15 a 29 años y la segunda en mujeres de esa edad detrás de los tumores. Las llamadas de jóvenes al Teléfono han aumentado, al igual que las peticiones de ayuda e información de colectivos del ámbito educativo.
La pandemia ha sido un factor de riesgo por el aislamiento que ha provocado en una juventud donde la socialización con iguales es fundamental, las pocas vías de escape, el abuso de las redes sociales que les ha expuesto más, el menor control parental, la pérdida de momentos importantes o el duelo al que se han enfrentado.
Por eso, desde el Teléfono de la Esperanza creen “urgente y necesaria” la elaboración de estos protocolos que den seguridad y establezcan figuras de referencia en entornos educativos. “Hace falta formación para conocer los recursos que existen y fortalecer las redes de apoyo, el silencio solo aísla y ahonda la situación”.
Los protocolos de otras comunidades autónomas
Varias comunidades autónomas han elaborado en los últimos meses protocolos de prevención de conductas suicidas y autolesiones en el ámbito educativo. La sensación de desprotección y la falta de herramientas que reclama el profesorado está empujando a que todas se sumen a ello.
El más reciente es el de Aragón, publicado en diciembre de 2021, aunque desde septiembre más de 450 miembros de equipos directivos de Aragón se han formado para saber cómo aplicar el protocolo. Este protocolo contempla la figura del alumno de apoyo o el ciberayudante, estudiantes a los que se forma para que detecten situaciones de riesgo o acoso en el centro o las redes sociales. También una interesante tabla sobre mitos y realidades del suicidio, desmitificando falsas creencias como que “el suicidio no se puede prevenir, ocurre sin previo aviso”, así como se detallan las actitudes o acciones que pueden contribuir a empeorar la situación.
Todos recogen la misma idea: el centro no debe ser el que emita diagnósticos, sino que su tarea es ofrecer un entorno saludable y agradable para los alumnos, que lo perciban como un lugar en el que encontrar ayuda y se les escucha. Para ello, la comunicación con las familias es fundamental.
Islas Baleares desarrolló en los pasados meses de abril y mayo un protocolo de actuación en caso de riesgo autolítico detectado en los centros educativos y una guía de prevención y primer abordaje de conductas de riesgo, en las que se destaca el papel protector de docentes y entorno educativo, también explica mitos y ayuda a detectas factores y conductas de riesgo.
En el caso de Extremadura es una guía interactiva que recoge de forma visual qué hacer de manera inmediata según el tipo de conducta. También proponen cómo hacer una recogida de información y comunicación en la detección inicial. También son recientes los protocolos de la Comunidad Valenciana, que se publicó en septiembre, y Castilla y León, a principios del mes de diciembre, presentó una Estrategia de Prevención de la Conducta Suicida, con medidas concretas para los entornos educativos. Galicia, Castilla-La Mancha o Navarra tenían guías similares anteriormente.
Las tendencias suicidas son ya un problema generalizado para el que las comunidades autónomas coinciden en la importancia del centro escolar como institución de detección y apoyo. Los protocolos servirán de herramienta para que la salud mental no sea durante más tiempo una asignatura pendiente en las aulas.
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