Más bajas que todas las formas de arteriosclerosis juntas
Como aclara Jaime E. Poquet Jornet, coordinador del ‘II Curso de Actualización Farmacoterapéutica: Anticoagulación en la ETV y el SCA’, “la formación de trombos que obstruyen la circulación y sus consecuencias provocan más inutilidades laborales que la suma de todas las formas de arteriosclerosis juntas”. También recuerda que este trastorno es la tercera causa de muerte entre las patologías cardiovasculares, “lo que equivale a una incidencia de 1,5 casos nuevos por 1.000 habitantes y por año”. “Los costes directos médicos del ETV –indica este experto- se han estimado en 600 millones de dólares anuales y se ha calculado que 500.000 dólares podrían ser evitados por cada 100 pacientes si fuese evaluado su riesgo y recibiesen la profilaxis adecuada”. La enfermedad tromboembólica venosa (ETEV) agrupa dos patologías: trombosis venosa profunda (TVP) y su consecuencia más grave, el embolismo pulmonar (EP). Ambas son la causa de mortalidad más frecuente en todos los hospitales del mundo.
El síndrome coronario agudo, conocido por sus siglas SCA, comprende un conjunto de manifestaciones de cardiopatía isquémica o insuficiencia coronaria, con empeoramiento clínico del paciente en sólo horas o días. Abarca tres grupos de afecciones: angina de pecho inestable aguda, infarto agudo de miocardio y muerte cardiaca súbita, cuya importancia epidemiológica y sociosanitaria es enorme.
ENEMIGO SILENCIOSO
Tal como recuerda el profesor Poquet, las estimaciones actuales advierten que el 10 por ciento de los EP, no serán nunca diagnosticados, “siendo el primer síntoma que aparece, el fallecimiento del paciente”. “Otro 70 por ciento –puntualiza- , evolucionan sin diagnóstico de ETV (presentando una mortalidad del 30 por ciento) y el 20 por ciento restante (pacientes diagnosticados y tratados adecuadamente), presentan bajas tasas de recurrencia y una mortalidad que oscila en torno al 5 por ciento”. El SCA, por otro lado, se traduce en España en una cifra aproximada de 76.000 ingresos anuales. “Otros 70.000 serían casos de ETV, lo que equivale una incidencia de 1,5 casos nuevos por 1.000 habitantes y por año”, aclara el especialista.
Como recuerda el coordinador de estas jornadas científicas, “la aplicación de medidas preventivas a los pacientes después de una intervención quirúrgica disminuye la morbilidad y la mortalidad asociadas a la ETV”. Por ello, se recomienda realizar una profilaxis adecuada en la prevención de esta patología, así como todas las medidas oportunas para evitar las situaciones de riesgo.
A su modo de ver “las heparinas de bajo peso molecular (HBPM) han supuesto un gran avance por su efectividad y su facilidad de administración (ya que no requieren la realización de unos controles tan exhaustivos como requiere la heparina no fraccionada”. El problema de la ETEV –afirma- no está actualmente resuelto. “De cara al futuro, se intentará identificar ciertos marcadores biológicos que permitan detectar con exactitud a las personas más susceptibles de presentar estos problemas y así poder aplicar las medidas oportunas con el fin de evitar la aparición de estas patologías”, aventura.
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