Oreja para Linares en la última del Zapato

3 de octubre de 2022 09:35 h

Hacían el paseíllo en la última de feria, Jorge Martínez, silencio tras aviso y silencio tras aviso, Álvaro Alarcón silencio y silencio tras aviso y Marcos Linares silencio tras dos avisos y orejita, ante astados de Talavante excelentemente presentados, con cuajo y de juego desigual pero con calidad, destacando el sexto de la tarde. Novillada que se tenía que haber ido sin orejas al matadero pero que se topó con tres novilleros sin ambición alguna. ¡¡Así no!!

Bien recibió a la verónica al primero de la tarde Jorge Martínez. Un novillo de Talavante de buena condición que humilló haciendo surcos con el que Jorge estuvo aseado y sin volverle la cara pero no llegó a entender al buen novillo que abría plaza. Con la espada mal, silencio tras aviso.

Con el cuarto, un novillo que humillaba. Magnífico pitón derecho que regaló sus embestidas largas y profundas. Se estiró con él sin llegar al tendido en faena larga. Mató mal y silencio tras aviso.

Álvaro Alarcón vino tras su percance sufrido ayer día 1 en Madrid y con una cornada de 15 cm que le supuraba antes de hacer el paseíllo. No entiendo muy bien su vergüenza torera a sumar un paseíllo sin más, porque ha estado ausente y con muchas precauciones toda la tarde, ¡normal! Llevaba una herida abierta. Enlotó los dos novillos “peores” de la tarde por su condición de huidizos y que nadie los supo parar para ser lidiados porque los novillos en sí tampoco se comían a nadie. Silencio en ambos, en el quinto tras un aviso.

Un novillo que repetía y repetía y seguía repitiendo cada vez que lo citaba Marcos Linares y que no aprovechó para ese toreo profundo y ligado que tanto da, pero no, optó por perder y perder pasos para hacer una faena larga y simplona que no aspiraba a nada. Un calvario con la espada. Silencio tras dos avisos.

En el sexto, el mejor novillo de la tarde, cortó una orejita ramplona tras una faena basada por el derecho pero donde las mejores embestidas las ofreció por naturales y no supo sacarles partido. Tras un pinchaco y una entera, orejita.