Pablo Simón: “La pregunta no es si VOX hará lo que se espera sino si el PP compra su pack ideológico o lo ignora”
El politólogo riojano Pablo Simón mira el escenario político actual con lupa. En medio del ruido y la crispación en la que se ha instalado el debate político en torno a los pactos de investidura, el arnedano conocido por su link de Twitter (ahora X), Kanciller, descifra la política. Considera que se ha perdido la lealtad institucional y que la juventud ha vuelto a desconectarse. También valora el cambio en La Rioja, marcado por la vuelta del PP al Gobierno de La Rioja y la llegada de VOX al Parlamento.
- ¿Qué radiografía hace de la situación política actual marcada por la crispación que ha rodeado la investidura?
Es la constatación de que en España tenemos una política de bloques que implica de un lado PP-VOX y en el otro lado, todos los demás. Hemos visto un salto cualitativo respecto al tipo de alianzas que necesita la coalición entre el PSOE y Sumar para llegar al gobierno y eso implica esta enorme polarización asociada a las concesiones que se le están dando a Junts y Esquerra, las cuales suponen un coste polítiico importante para las izquierdas españolas. La cuestión catalana paradógicamente está desactivada en el contexto catalán pero está muy activa y con fuerza en el conjunto de España. Esa es la tónica dominante que vamos a ver en los próximos meses, al menos hasta las elecciones europeas, con una discusión muy fuerte alrededor de la ley de amnistía y las concesiones a Carles Puigdemont.
- ¿Qué responsabilidad tienen los grupos políticos en la crispación?
Una cuestión son los ejes de competición y las discusiones políticas y otra es la forma que se traslada a la opinión pública o se despliega en términos comunicativos. Ahi tambien vemos salto cualitativo, como en el lenguaje que se emplea, hiperbólico o incluso llamando a la resistencia contra el Gobierno y lo tildan de ya no ilegítimo sino dictatorial. Elementos que van generando una creciente polarización en términos retóricos que imposibilita una discusión a fondo sobre los temas, es decir, se vuelven todos ruido.
Esto se acompaña de una creciente desactivación de una parte de la opinión pública, lo que supone que hay mucha gente -según datos de Eurobarómetro- que ya no discute de política, que no se conecta con la política. Estamos a niveles de 2011, hemos retrocedido a niveles anteriores a la emergencia de los nuevos partidos y los que quedan dentro del debate son los sectores más ruidososo y más polarizados. Esto genera una contaminación sobre los temas que se discuten y sobre la manera de hacerlo, lo cual es un camino peligroso para cualquier democracia madura.
“Tiene que haber una clase política que respete el espíritu de la Constitución y no la tenemos”
- ¿Dónde queda la lealtad institucional cuando se llama terrorista a un partido político o se compara a ministras con muñecas hinchables?
Cualquier Constitución tiene una parte escrita pero también una parte no escrita, ligada con los modos de hacer de los actores políticos que tienen que respetar el espíritu de la Constitución y que tienen que tener una cierta lealtad institucional. Yo tengo la convicción de que no existe en España, ni de la oposición al Gobierno ni al revés.
Si no tienes actores leales, la Constitución no funciona en la práctica sin tener problemas, como estamos viendo ahora. Tiene que haber unos actores que respeten el espíritu de la carta magna y eso no lo tenemos.
- ¿Como se ha llegado hasta aquí?
Es el resultado traumático de 10 años de enorme tensión institucional en España. Hemos visto referéndum de independencia, mociones de censura exitosas, emergencia de partidos extremistas, ingobernabilidad, repetición electoral… Ha sido gradual pero sí ha tenido un impacto. Aunque en España tampoco somos muy diferentes a otros países, la polarización o la tensión institucional lo viven en EEUU, Francia o Argentina.
- Hablábamos de desafección de la política, ¿el ruido está alejando a los jóvenes o los esta polarizando?
Los jóvenes actuales están menos politizados que mi generación cuando era joven, durante el 15M o el No a la guerra. La generación joven poscovid, hasta los 25 años, está desconectada, mi intuición es que a un nivel no tan diferente que los adultos, todo el mundo esta desconectando más.
Lo que ocurre es que los jóvenes soy más reactivos al contexto. Y de ahi, también vemos un poco más de polarización, aunque se ha ido con la izquierda mayoritariamente, en la derecha hay una tendencia de los jóvenes más a VOX que al PP.
“En La Rioja discutimos poco de política regional. El 28M se votó en clave nacional”
- Acercándonos al escenario de La Rioja ¿Qué valoración hace del resultado del 28M?
Los datos muestran que la mayoría de los riojanos estaba satisfecho y le daba una valoración buena a Concha Andreu. Pero el 28M se votó en clave nacional. Al igual que la llegada al poder del PSOE con Podemos en 2019 es en un contexto muy concreto, de gran debilidad de la derecha, creo que el gobierno de la rioja de Andreu ha tenido el efecto benéfico de la alternancia. Es bueno para los sistemas políticos que se cambie al partido en el poder y también obliga a los partidos a repensarse.
También ha sido bueno que La Rioja ha aprovechado a que había muchas políticas pendientes porque los gobiernos anteriores del PP tenían mucha inercia por tantos años en el poder y no habían avanzado en algunas cuestiones de derechos fundamentales. Pero hay que recordar que en la anterior legislatura ha habido dos años de pandemia que han opacado la gestión y han ralentizado algunas políticas. En el Gobierno de Andreu los elementos que han provocado mayor debilidad es la política de personal, con consejeros con poca continuidad o la ruptura en Podemos.
- ¿Cómo ha influido que La Rioja tenga una posición tradicionalmente de derechas?
Es verdad que la comunidad autónoma de La Rioja tiene una posición más conservadora pero eso no le impidió en 2019 ganar a la izquierda. No basta con decir es una arena complicada. Nadie dice ahora que Andalucía es imposible para el PP. Algo que conspira mucho para La Rioja es que discutimos poco de la política regional pese a ser una comunidad pequeña.
“La pregunta no es si VOX hará lo que se espera sino si la derecha moderada compra su pack ideológico o lo ignora”
- ¿La configuración política actual empuja a otros veinte años de gobiernos del PP?
Los ciclos políticos son más cortos. La permanencia en el poder no está asegurada, no me atrevería a decir que la izquierda se enfrente a otros años de travesía por el desierto. Venimos de un momento que ha habido cambios a gran velocidad. No sé cómo estará España en veinte años ni en 2027 pero sí que estamos ante ciclos políticos más cortos y eso da una oportunidad a la oposición para reconfigurarse.
- Otra novedad en La Rioja ha sido la llegada de VOX al Parlamento que pone sobre la mesa discursos contra la memoria democrática o las políticas de igualdad.
Tengo la impresión que es lo mismo que estamos viendo en los parlamentos autonómicos. VOX viene desde la derecha radical a generar disrupción y guerras sociales y culturales y clara vocación de acabar con consensos fundamentales como es la violencia de género. Eso viene a generar más ruido y la pregunta no es si VOX viene a hacer lo que se espera, que yo creo que sí, si no donde se coloca la derecha moderada, si compra el pack ideológico que va a vender VOX o si lo va a ignorar.
“Tenemos un sistema político que habla de unas cosas y unas preocupaciones sociales que van por otro camino”
- ¿Cuál cree que es el principal reto de la clase política en el escenario actual?
Hablar menos de la política del día a día y hablar más de políticas públicas. Un país con un debate público sano estaría hoy discutiendo sobre los datos del informe PISA que hablan de un problema en nuestro sistema educativo. Tenemos que hablar de productividad, tenemos que hablar de emancipación residencial y los problemas de vivienda, de infraestructura y economía digital, de los servicios públicos de empleo, las relaciones internacionales con Marruecos y el papel que tenemos en Europa. Ese es el verdadero desafío que tenemos y no solo los políticos, toda la ciudadanía. Porque tenemos un sistema político que habla de unas cosas y unas preocupaciones sociales que van por otro camino y eso es lo que no debería ser.
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