Si utilizas estos términos eres un verdadero postureador de vinos

Si utilizas estos términos eres un verdadero postureador de vinos

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El vino no huele, tiene buqué y esa sensación áspera que aparece en el palador la produce los taninos del vino. Son algunos de los términos que todo postureador de vinos debe conocer. Y es que, en cualquier reunión de amigos siempre hay uno que, a la hora de pedir el vino, se atribuye esa labor haciendo alarde de sus conocimientos. Por esta razón, si en el próximo encuentro quieres hacerle sombra, aquí te facilitamos ocho términos que todo postureador de vinos debería conocer.

Buqué. Es, quizás, uno de los palabros más empleados por los postureadores nivel amateur. El buqué no es, ni más ni menos, que el aroma. El olor, vamos. Pero no es lo mismo decir: “Este vino huele a viejo” que “este caldo tiene un delicioso buqué de oxidación, con toques a chimenea”. Consejo: mientras sueltas la segunda frase es IMPRESCINDIBLE que agites la copa en círculos y pongas los ojos casi en blanco y semicerrados. Como cuando vas descalzo y te revientas el dedo meñique contra la pata de la mesa, pero sin llegar a llorar.

Taninos. Son una sustancia que procede de la piel y las pepitas de la uva, y que es la responsable de esa sensación seca y áspera que aparece en el paladar. Así que no digas “como rasca este tintazo”, es mucho mejor que sentencies con una frase estilo: “los tatinos son muy rugosos, este vino todavía está en proceso de evolución”. Dos cosas a tener en cuenta, si quieres dar un paso al frente en tu postureo, dilo después de mantener el vino en la boca sin tragarlo durante quince segundos (si además hinchas un poco los mofletes en el proceso, lo bordas). Lo segundo, haz el paripé con vinos tintos, se supone que se nota mucho más.

Largo en boca. A nuestro juicio, una de las expresiones más irritantes pero no por ello menos utilizadas. Que un vino sea largo en boca significa, básicamente, que notas su sabor por toda la boca, incluido paladar y encías (y no solo en la lengua), y que el sabor perdura segundos después de haberlo tragado. Vamos, que en este caso el tamaño importa, cuando más largo, mejor se supone que es. Bébelo y después, chasquea un poco la lengua con el paladar. Mira fijamente a tu compañero de mesa y di: “Qué maravilla, cómo perdura, es largo en boca”. Si no se levanta y se va, es que te quiere de veras.

Retrogusto. Ojo, no significa que te gusten los vinos vintage. Es, básicamente lo mismo que el punto anterior, pero para postureadores de nivel avanzado. Atrévete con él, se trata de progresar.

Hueco. Si, como lo lees, un vino puede estar hueco. Básicamente, significa que no vale mucho. Así que, si un vino no te gusta, no lo despaches con un “no me mola”. Mucho mejor algo así como: “Este vino está hueco. No transmite, tiene carencias”.

Coupage. Primero de todo: se pronuncia cupash. No falles ahí porque si no te cargarías todo tu trabajo postureador en un segundo. El término se utiliza -sobre todo, aunque no exclusivamente- para designar aquellos vinos que se elaboran con distintas variedades de uva. Así que, fundamental, mira primero la etiqueta cuando el resto de comensales estén a otra cosa. Una vez te hayas asegurado de que tiene varias uvas distintas, como quien no quiere la cosa, sueltas algo de este estilo: “A este caldo, el coupage (recuerda, pronunciado cupash) le da una complejidad fabulosa”. Según lo digas, levántate y ve al baño, no te vayan a preguntar en qué lo has notado y la liemos.

Bouchonné. Está en desuso, pero si eres un verdadero postureador enólogo no dejarás que se pierda. La palabra se utiliza para denominar a un vino que tenga cierto sabor u olor a corcho. Pronúncialo buxoné sin darte mucha importancia y, después de probar el vino, coge el corcho, huélelo (increíblemente huele a una mezcla de corcho y vino) y mueve ligeramente la cabeza de arriba hacia abajo (sin sobreactuar) para ratificarte. También puedes decir “este vino tiene corcho”, pero impresiona la mitad. O menos.

Está capotando. Este término tómatelo como un regalo, porque está empezando a despuntar ahora (sobre todo en el norte), y son pocos los que de momento lo usan (todo llegará). Antes de que se convierta en mainstream, empléalo cuando notes que un vino esté a punto de ponerse malo (tiene que ser con la primera copa, a la tercera todos parecen buenos). “Qué lastima, era un vinazo, pero está capotando…”. Llegados a este punto, puedes ampliar la frase y asestar un golpe final con los conocimientos que ya has adquirido: “…de hecho, casi ha perdido su buqué a tierra húmeda y a retama. Es una pena que este coupage (recuerda, pronunciado cupash) haya adquirido un retrogusto Bouchonnè (pronunciado buxoné), porque ya no permite apreciar los matices de los taninos”.

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