Tzipi Livni, dispuesta a suceder a Ehud Olmert

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La ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, se ha hecho con el liderato del partido gubernamental, el Kadima, tras conseguir una clara victoria en las elecciones internas celebradas ayer, con cerca de diez puntos por encima de su principal rival, el ministro de Transportes y general retirado Saúl Mofaz. Este triunfo le permitirá optar a la sucesión de Ehud Olmert al frente del Gobierno, pero para ello deberá superar una larga lista de escollos y convencer al enjambre de partidos que ocupan escaño en la Knesset, el Parlamento de Israel.

En unos comicios en los que, según los responsables del partido, votaron alrededor de la mitad de los 74.000 militantes del Kadima -una participación tan baja que obligó a aplazar en media hora el cierre de las urnas a propuesta de Livni-, los resultados obtenidos en las encuestas efectuados por los tres principales canales de televisión conceden a Livni, entre el 47 y el 49 por ciento de los votos, mientras que Saúl Mofaz debe contentarse con el 37. Estos resultados otorgan a Livni el 40 por ciento mínimo de votos necesario para que no se celebre una segunda vuelta.

Livni, nacida el 8 de julio de 1958 en Tel Aviv, es hija de un conocido combatiente de los años cuarenta nacido en Polonia y miembro de una familia conocida por sus posturas ultranacionalistas, lo que nunca le ha impedido -en un intento por defender un Israel mayoritariamente judío- apoyar posturas pragmáticas y a la vez polémicas para el nacionalismo judío, como la retirada de la Franja de Gaza ordenada por el entonces primer ministro Ariel Sharon en 2005.

Abogada de profesión y antigua miembro de la agencia de Inteligencia Exterior, Mossad, fue elegida diputada por primera vez en 1999 en las filas del derechista Likud. En 2005, en plena polémica por la retirada de la Franja de Gaza, Livni colaboró con Sharon -de quien fue ministra de Justicia- en la fundación de Kadima, formado por disidentes tanto del Likud como del Partido Laborista.

En 2007 ya intentó por primera vez, infructuosamente, reemplazar a Olmert, cuando propuso su destitución después de que se hiciera público un informe oficial que revelaba los graves errores cometidos durante la campaña militar de Líbano en el verano de 2006.

Su rival más importante en las elecciones internas era Saúl Mofaz, antiguo jefe del Ejército y ex ministro de Defensa, quien se ganó fama de militar duro en sus combates contra la insurgencia palestina desde la Intifada de 2000 y que siempre ha defendido una política de mano dura contra su país natal, Irán, y contra Siria y los palestinos. De haber ganado, se habría podido convertir en el primer ministro de origen no europeo en la historia de Israel, una circunstancia que le granjeaba el apoyo de los judíos sefardíes, desde siempre muy recelosos hacia los ashkenazíes procedentes de Europa.

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