Yo tuve un buen amigo escritor que desapareció sin dejar rastro...

Rioja2

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El Centro Cultural Ibercaja acogió la presentación del último libro de Javier Casis: 'Un ático en Westcliff'. Allí estaban conocidas figuras de la cultura, escritores prolíficos, gente de a pie e incluso políticos de todas las tendencias: regionalistas, socialistas y populares. Todos esperaban sentados arropando el nuevo libro de Casis en su regazo. Algunos ya habían tenido el placer de haberlo leído.

Ha sido un escritor tardío. Su primera novela 'El encuadernador nocturno', se publicó cuando tenía 56 años. Pareció adquirir en el remanso de la jubilación el virus que le provocó la necesidad de escribir. Antes se había dedicado a la banca. Seguramente el germen estuvo latiendo durante toda su vida, ya que si algo cabe destacar de este autor es que es un gran lector. En su biblioteca alberga unos 5.000 títulos. Un gran coleccionista amante de las primeras ediciones y las limitadas y que, tal y como ha asegurado en alguna ocasión, escribe cuentos de misterio, pero sobre libros.

Es la primera vez que publica con una editorial de su tierra después de haber sido, tal y

como él mismo apuntó ayer con un toque de ironía, “vampirizado” por la editorial nacional 'Huerga&Fierro'. Explicó con una sencillez pasmosa su encuentro con Fernando, de la editorial 'El Tragaluz', y cómo a través de Miguel Ángel Ropero, quién editó un libro también con Fernando, le dio a leer la novela. “Tanto él como su mujer vieron cambios sustanciosos”.

Allí estaba Casis, desprendiendo sentido del humor a raudales de su serio semblante. En la mesa le acompañaban Fernando García, editor de 'El Tragaluz'; Miguel Ángel Ropero, ilustrador de la portada, escritor y político y María José Madorrán, amiga, también escritora y conocida agitadora cultural.

Comenzó la presentación el editor afirmado que algunos dicen que Casis es espeso. Su primera reacción fue enfadarse, pero luego se dio cuenta que eso confirma lo que él piensa: que es un gran escritor que además se aparta de esa moda extendida hoy en día de la narración fácil. Una moda a la que nos están abocando esos grandes grupos literarios que son unas grandes fábricas de libros y que están colocando en el mercado constantemente productos.

“Tiene una trama que está repleta de nudos de acciones y nudos de autores victorianos que escribieron 'Sherlock Holmes', 'Drácula' o 'Las cuatro plumas', que no sabemos nada de ellos y que él nos los acerca. También de sus obras, de sus editores, de editores falsos, de editores verdaderos”, señaló María José Madorrán.

Miguel Ángel Ropero ha sido el ilustrador de la portada y la explica así: “Un ático inglés con una connotación victoriana o de decorado goticista en el que la luz se tamiza mucho para esa atmósfera de misterio y de luces veladas. El personaje, a ras de suelo, me hubiera gustado que me hubiera salido más inglés, pero me ha salido más yankee. La liga es un elemento absolutamente desazonante porque un personaje tan serio con una liga que tiene todas las connotaciones de haber pertenecido a una corista de salón de película del oeste... Es un personaje que está manejando objetos muy queridos por Javier, como cartas encontradas en lugares misteriosos con extraños membretes y remites. Y hay una lupa que nos remite al proceso investigador del protagonista”.

Y prosiguió:“A mí me pasa con Javier como me pasa con Woody Allen, que las películas se acaban

porque no hay más remedio, porque hay un metraje, una programación, una capacidad financiera de la distribuidora y una capacidad creativa del autor, que aunque sea un genio de vez en cuando tiene que comer, que dormir, etc. pero cuando vuelve tengo la grata sensación que reemprendo desde donde lo dejé en el último estreno. Quiero decir que como en todos los grandes hay un universo“.

Por último, le tocó hablar ya al protagonista, Javier Casis, quién explicó que era muy minucioso y que si algo puede decir de esta novela es que está todo muy comprobado y por eso le ha costado tanto tiempo escribirla. Él se fue a Inglaterra con una idea de una novela en la cabeza, pero una vez llegó, decidió comenzar de cero una nueva, que es la que finalmente ha parido: 'Un ático en Westcliff'.

“Yo tengo una manía y es que tengo que comprobar las cosas 40 veces. Quería saber si la casa era de 1902, tal y como me habían dicho. El Council me dice que mi casa podría ser victoriana, aunque también podría ser eduardiana pero Eduardo reinó más tarde. Esta es la primera complicación. Y qué necesidad, qué mas da. Pues quiero cerciorarme si eso es así”, dijo.

También habló sobre su tardía vocación de escritor señalando que en la presentación de un libro, le preguntaron al autor que cuál era la edad ideal para dejar de escribir. Este autor la fijó en los 65 años y jocosamente Casis apostilló: “Yo estaba terminando mi novela y digo igual estoy haciendo un churro de la leche. Aquello me desilusionó un poco y dije igual tengo que dejar ésto ya pero en principio dije: yo voy a acabar la novela porque había molestado ya a mucha gente” y el público reía, disfrutaba y escuchaba atentamente las palabras de este autor durante toda su intervención, en la que contó un sin fin de anécdotas.

Después Luisito, un clásico de las presentaciones de libros en Logroño, pidió permiso a Casis para leer un párrafo. Él, con su característica agudeza, le dio a leer la primera página, ya que se trata de una obra de misterio e intriga en la que no se puede desvelar cualquier detalle elegido aleatoriamente. Y Luisito comenzó: “Yo tuve un buen amigo escritor que desapareció sin dejar rastro...”

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