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Los informes sobre la intervención de residencias en Madrid constatan la tensión de los familiares por la falta de información

Un militar de la UME desinfecta las ventanas de una residencia. / David Zorrakino / Europa Press

Laura Galaup

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“La intervención fue muy dura al inicio, los residentes fallecidos eran muchos y la presión de los familiares [era] tremenda”. De esta forma resume el funcionario designado por la Comunidad de Madrid para coordinar la residencia de mayores Monte Hermoso sus primeros días en ese centro de mayores. Los trabajadores públicos enviados por la Consejería de Políticas Sociales para intervenir catorce centros dejan constancia en los informes que emitieron de la tensión con la que los familiares de los usuarios afrontaron las semanas de abril y mayo, en las que aumentaban el número de contagios y muertes y no conseguía mantener en muchos casos una comunicación fluida ni efectiva con los centros de mayores.

Desde el colectivo Marea de Residencias, una de sus portavoces Carmen López, asegura que “en general la falta de información ha sido total en las residencias de mayores, incluso estando intervenidas”. En varios centros en los que los familiares estaban organizados optaron por gestionar la información que iban consiguiendo a través de grupos de WhatsApp. “Lo poco que sabemos es por la autoorganización”, apuntaban desde la agrupación de familiares de Monte Hermoso a elDiario.es a mediados de abril. 

Las actas emitidas tras la intervención, a las que ha accedido esta redacción a través de una petición de información al portal de transparencia, recogen que en casos como el de la residencia Vitalia Leganés, que acumuló muchas críticas por “falta de transparencia” y 96 fallecidos hasta el mes de mayo, el trabajador público que asumió su gestión tenía instrucciones de no aportar información por escrito a los familiares. Debido a estas indicaciones, reconoce que no pudo facilitar “respuesta a los múltiples datos de funcionamiento y de incidencia de la enfermedad” que le pedían los familiares. La elección de intervención de cada uno de los catorce centros se produjo, según apuntó la Comunidad de Madrid, porque se detectó un “incremento no esperado de fallecimientos”.

La Consejería confirma instrucciones a sus funcionarios

Desde la Consejería de Políticas Sociales aseguran que la instrucción expuesta por el interventor de Vitalia Leganés fue impuesta por el departamento de Alberto Reyero porque sus trabajadores “hacen labores de asesoramiento, apoyo y traslado de la situación a diario a la Consejería de Políticas Sociales”, pero la información a los familiares debe ser suministrada por “desde el centro”. “El funcionario debía asegurarse de que la residencia facilitara a los familiares información sobre sus residentes”, aclaran fuentes oficiales de la Consejería.  Sus trabajadores dejaron constancia de esta situación en algunas ocasiones, por ejemplo, el funcionario enviado al centro Las Golondrinas, en el municipio de Robledo de Chavela, destacó como incidencia que faltaba “comunicación residente familia” (sic) al iniciar la actuación. En otros, como Vitalia Leganés, reconocieron que gracias a la intervención había “mejorado considerablemente la comunicación con los familiares de referencia de cada residente”. 

A pesar de este balance final, en determinados centros, como en este último o en la residencia de Usera, gestionada por Domus Vi, también destacaron la dificultad con la que asumieron la interlocución con las plataformas que agrupan a las familias de los residentes. El primero constata en su relato a finales de mayo continuaba “la presión del Comité de Familiares hacia la residencia”, el segundo asegura que “la parte más complicada en el desarrollo” de su labor “ha sido la interrelación con la Plataforma de las Familias y el Comité de Empresa, que han actuado en búsqueda constante de conflicto”. 

Para los familiares estar al tanto de la evolución del virus en el centro en el se encontraban sus seres queridos era fundamental para hacerse una idea del contexto general. La portavoz de Marea de Residencias lo explicaba también a mediados de abril en elDiario.es. En ese momento reconocía que “cada vez” les informaban “mejor sobre el estado” de su ser querido, “pero no sobre lo que pasa dentro en un centro” que estaba “cerrado” y del que no sabían “nada”. “Conocer la situación te da una idea de algo muy doloroso y es saber qué posibilidades tiene tu familiar de salir vivo de allí”, destacaba. Por su parte, Laura, que tenía a su madre residiendo en Vitalia Leganés, también relató que se enteraron “del primer fallecido por las trabajadoras”. “De repente empezó a haber una escalada y la residencia no decía nada”, apuntó, ante esta situación decidió llevarse a su madre del geriátrico cuando tuvo una oportunidad.

La intervención finalizó en los últimos días de mayo, cuando se llegó a la conclusión de que la situación estaba controlada. En ese momento, los funcionarios hicieron balance de su labor en un informe que dirigieron a la Consejería y algunos recordaron que al inicio, durante los primeros días de abril, “era difícil superar el miedo al contagio”, como apuntó el trabajador destinado a Monte Hermoso, situada en el suroeste de Madrid. Una de las primeras residencias en las que se detectó un gran brote de COVID-19, con 17 fallecidos en cuatro días, según los datos aportados por la Comunidad de Madrid el 17 de marzo. En ese momento, los familiares también se quejaron de la falta de transparencia en ese centro. “No han dado la cara ni la empresa o quien la represente ni la administración. La verdad es que nadie nos está diciendo lo que pasa en la residencia”, apuntaba uno de ellos a Efe tras conocer los contagios.

Dificultades en la asistencia sanitaria

Más allá del relato de cómo afrontaron aquellos días, ninguno de los empleados de la Comunidad de Madrid aporta un resumen tan detallado de las dificultades que les planteó su propia administración como la funcionaria que llegó a la residencia Geriatel Rivas, situada en Rivas Vaciamadrid. En su extensa valoración deja constancia de los impedimentos de la sanidad madrileña para atender a los mayores con los que estaba trabajando. “Los primeros doce días de marzo tuvimos muchas dificultades en la derivación de residentes y en la recogida de cadáveres”, apunta, aunque las fechas señaladas en ese entrecomilladas deben ser un error ya que la intervención comenzó el 3 de abril. 

En el documento al que ha accedido elDiario.es, la funcionaria insiste en detallar los obstáculos con los que se encontró al coordinar la asistencia dada a sus residentes. “Hasta el 15/04 no tenemos contacto con la Dirección General de Salud Pública”, señala. Cinco días después mantuvo una reunión con dos responsables enviados por la Gerencia de Atención Primaria, en ella expuso “las dificultades” que tuvieron “para derivar, algún desajuste que hemos tenido con el centro de salud La Paz y la necesidad de trabajar conjuntamente”. No en todos los centros se registraron este tipo de incidentes, en Monte Hermoso el funcionario autonómico asegura que “la coordinación con los servicios sanitarios de referencia es buena”.

Visita de un experto de la OMS a Vitalia Leganés

En estos informes también se relatan anécdotas vividas durante la pandemia, como la visita el 19 de abril del experto de la OMS Bruce Aylaward a Vitalia Leganés o situaciones excepcionales, como la descrita por la empleada pública que coordinó la residencia Purísima Concepción que se encontró la “vivienda particular” del director del centro —que había fallecido por el virus—  “dentro de la residencia”. “Debiera hacerse seguimiento sobre la clausura de la misma en un plazo prudente dado que tiene su entrada por el interior de la residencia”, incide sobre esta situación. 

En estos documentos también se detalla lo que ya se relató en las actas de los agentes municipales o de los bomberos que acudieron a los centros de mayores, la falta de material que llevó a los responsables del centro Casaquinta, localizado en Ciempozuelos, a adquirir artículos como chubasqueros de plástico o gafas de buceo, “ante las dificultades de compra en el mercado”. La escasez también incidió en medicamentos como el Urbason, ya que “no les llegaba el tratamiento para completar a todos los afectados”, explica el funcionario. Otra situación repetida en varias residencias fueron los problemas para mover los cuerpos de los fallecidos, la funcionaria trasladada a Rivas Vaciamadrid cuenta que en su primer día se encontró con un cadáver que “que llevaba en la habitación desde las 22.30h de anoche y otro de las 4.00h”. 

La situación actual de la pandemia en la Comunidad, todavía no se ha vuelto a ensañar con los centros de mayores, como hizo durante los meses de abril o mayo. Aún así, los funcionarios ya alertaron de que esta actuación podría ser repetida en caso de nuevo descontrol del virus. “Pienso que en caso de rebrote se podría activar nuevamente el dispositivo que hemos estado trabajando durante la intervención”, apunta el empleado destinado a la residencia Las Golondrinas, en Robledo de Chavela.

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