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El hartazgo se viste de amarillo en Lavapiés: vecinos contra la “dejadez institucional”

El descontento general de muchos habitantes de Lavapiés con cómo se ha ido deteriorando la calidad de vida en la zona en los últimos tiempos ha tomado cuerpo durante meses en grupos de whatsApp vecinales hasta dar pie a improvisados encuentros -en algunas plazas del barrio- que han acabado institucionalizándose: todos los miércoles, a las 20 horas, hay reunión en uno u otro lugar.

Este miércoles toca juntarse en Arturo Barea, un ágora en el que se verán las caras lavapieseros de lo más heterogéneo pero con, al menos, una cosa en común: su hartazgo ante la “dejadez institucional” que, aseguran, sufre la zona.

No es sólo la falta de seguridad en las calles lo que los subleva, ni la droga, el narcotráfico, la basura que rebosa contenedores, las ratas que corren por los parterres de Tirso de Molina, los pisos turísticos ilegales que vacían el barrio, la falta de medios de los servicios sociales, la carencia de dotaciones, los socavones en calzadas que no se reparan, el mobiliario urbano sin reponer, los alcorques huérfanos de árboles, la ausencia de viviendas sociales, los colegios como el Moreno Rosales que no reabren... Según dicen, es todo eso junto y mucho más.

Algunos de estos vecinos han plasmado su malestar en un manifiesto, recién publicado en redes sociales, y le han otorgado un color identificativo: “Para visibilizar toda esta problemática hemos empezado una campaña de banderas amarillas en los balcones del barrio y en twitter bajo el hastag #LavapiésDenuncia”, exponen a modo de invitación a unirse a ellos a todas las personas que sientan que el barrio está abandonado por las autoridades y que crean que es hora de exigir mejoras de todo tipo, “una intervención integral”, en palabras de T, una de las vecinas detrás de esta acción de protesta.

El manifiesto viene a poner un poco de orden a la indignación que se respira en las citadas reuniones de las plazas, toma nota de los problemas expuestos en esos encuentros y prioriza soluciones. Al mismo tiempo, es un intento de que la rabia vecinal no se pierda en tardes cargadas de buenas intenciones; un intento de echar a andar.

Así pues, el hartazgo viste de amarillo en Lavapiés y parece que no se va a calmar con meros parches, según afirman algunos de los vecinos que están detrás de esta protesta.

Con el reciente desalojo del edificio de Amparo 24 (La Quimera), el alcalde Martínez-Almeida afirmaba que desaparecía “uno de los principales focos de delincuencia de Lavapiés”, para añadir que con su desokupación el Ayuntamiento asumía “su compromiso con este barrio tan emblemático”.

Cierto es que el parche de mejorar la seguridad en el barrio, tal y como se le había pedido al Consistorio, era y es importante para Embajadores, según vecinos, asociaciones y partidos políticos consultados por este periódico, pero no deja de ser un parche, zurcido con la instalación de más cámaras de videovigilancia y una mayor presencia policial en las calles de la zona. Lavapiés, dicen, precisa de mucho más.

“Sigue habiendo narcopisos y mafias que trafican con metanfetaminas, pasta base y heroína, drogas muy agresivas, y que emplean a menores para su distribución. Quienes antes trapicheaban en La Quimera lo hacen ahora en las calles y plazas de alrededor del edificio”, comentan distintos vecinos, que denuncian constantes peleas en torno a esos puntos de distribución de sustancias estupefacientes y amenazas por parte de quienes frecuentan esos narcopisos.

Por otra parte, a lo que no se le estaría poniendo parche alguno es al creciente número de personas drogadictas que viven en las calles del barrio, “para quienes no existe un plan de actuación suficiente desde unos servicios sociales faltos de personal”, aseguran los vecinos de #LavapiésDenuncia que, entre otras muchas cosas, también piden recursos urgentes para luchar contra el sinhogarismo y para atender a menores en situación de riesgo.

“Nos gusta nuestro barrio por su diversidad y por su solidaridad, estamos alarmados por la aparición de drogas fuertemente adictivas en nuestras calles, por el deterioro progresivo de la convivencia y por la indefensión en que nos hallamos. El desalojo de la Quimera ha puesto de manifiesto la existencia de problemas sociales graves (insalubridad, drogadicción, violencia de género, abuso de menores...) que deben ser abordados de forma seria por nuestras instituciones y que no se resuelven criminalizando al conjunto de las personas inmigrantes que ocupaban el edificio ni trasladando el problema a otras zonas. Con este manifiesto vecinal queremos expresar nuestra preocupación ante la dejadez institucional que ha permitido llegar a la situación actual y nuestra voluntad de seguir luchando para frenar esta dinámica de degradación del barrio”.

“Exigimos a Almeida que se preocupe por Lavapiés”

En la actual legislatura toda la actuación municipal prevista en Lavapiés, más allá de la policial ya citada, se incluye en un plan de nombre marketiniano, Lavapiés en Positivo, que por toda actuación, al menos sobre el papel, contempla una mejora de la iluminación en ciertas calles, la remodelación -ya en marcha- de diferentes plazas y “la revitalización de los mercados y varias zonas del barrio y la mejora de la limpieza e incremento de arbolado”, algo que, visto lo visto, es de suponer que estaría aún por implementar.

Para el PSOE, el actual descontento de los vecinos de Lavapiés y los problemas que han aflorado en la zona provienen del hecho de que “Almeida ha abandonado el distrito Centro y, en especial, el barrio de Embajadores”, en palabras de la portavoz socialista en el distrito, Mónica Rodríguez Fuente, quien coincide en el diagnóstico con la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, Rita Maestre, que hace unas semanas también acusaba al alcalde de haber abandonado Lavapiés porque “no le interesa electoralmente”.

Según Rodríguez Fuente, “la dejadez, la falta de inversiones y la ausencia de los recursos sociales que requiere Lavapiés por parte del actual Ayuntamiento son la principal causa de la situación que denuncian los vecinos y es la que hay que atajar. Creemos que hay que atender a Lavapiés de forma integral, poniendo especial énfasis en el desarrollo y ejecución de potentes políticas sociales, de mejorar estructuras, limpieza, zonas verdes... Invertir en el barrio como se invierte en los barrios de rentas más altas de la ciudad. Por otro lado, creemos que el ayuntamiento, y así lo llevamos pidiendo todo el mandato, debe dejar de atacar las iniciativas vecinales que mejoran la convivencia, hacen barrio, tejen relaciones y permiten la involucración de vecinos en su barrio. Al contrario, el Ayuntamiento debe establecer comunicación con las iniciativas vecinales que buscan mejorar nuestros barrios, dándoles soporte y no boicoteando sus actuaciones, como pasa actualmente. Exigimos a Almeida que se preocupe por Lavapiés, atienda sus problemas y no lo tenga abandonado”.

“Después de estos años de dejadez institucional es normal que surjan iniciativas vecinales como Lavapiés Denuncia, con las banderas amarillas en ventanas y balcones. El barrio necesita la atención que se merece, no la pasividad de este Ayuntamiento. Nos estamos acostumbrando a ver las calles llenas de basura continuamente, se necesita más limpieza, se necesitan más inversiones, más dotaciones y servicios en general”, añaden en la misma línea desde Más Madrid.

“Es necesaria una mayor atención de los servicios sociales municipales a las situaciones de extrema vulnerabilidad que vemos en las calles, sobre todo desde que se intervino el edificio de Amparo 24 (la antigua Quimera) Hay más gente en situación de calle que debe ser atendida y tener alternativas. Por otro lado es especialmente importante aumentar los recursos contra la drogadicción. Las drogas están arrastrando a mucha gente a situaciones dramáticas que también vemos diariamente en las calles y no se puede mirar para otro lado, tienen que ser atendidas. Todo ello tiene que ir acompañado con el trabajo que viene desarrollando la policía, tanto municipal como nacional, de presencia continua en los lugares más conflictivos y de desmantelamiento de los puntos de venta de droga”, concluyen desde Más Madrid. 

“Servicios sociales debe tomarse en serio el sinhogarismo y la drogadicción”

El deterioro de la calidad de vida en Lavapiés que ha hecho que muchos de sus vecinos hayan decidido unirse, echarse a la calle y protestar -a través de acciones como la del manifiesto vecinal recién publicado y la puesta en marcha de la campaña que vistiendo de amarillo los balcones del barrio busca visibilizar la situación- ha pillado, sin embargo, a otros viejos activistas vecinales, como siempre, ya en la batalla.

Es el caso de Manolo Osuna, presidente de la asociación vecinal La Corrala, quien no duda en hacer suyas las reivindicaciones de esta nueva ola de vecinos indignados, aunque matizando que, a su modo de ver, los principales problemas a los que se enfrenta ahora el vecindario son temas sociales que no se resuelven con una mayor presencia policial (“Ya no cabe más policía en el barrio”, dice) sino “activando a los servicios sociales tal y como se hizo en los años 90 y a principios del 2000”.

“Hay mucha gente tirada en la calle. Los servicios sociales deben ponerse las pilas. En el parque de Casino de la Reina hay muchas personas durmiendo por el barrio. Preocupa el sinhogarismo y preocupa también la drogadicción que afecta, sobre todo, a personas mayores, adictos de hace mucho a los que no se les ha atendido y que tras actuaciones policiales en zonas de venta de droga como la Cañada Real se han trasladado al centro de la ciudad. No sólo a Lavapiés, eh, en Letras, por ejemplo, la asociación vecinal de la zona ya ha denunciado una presencia significativa de estas personas y es porque la presión policial lo que hace es que este tipo de problemas se trasladen de sitio, no que se resuelvan”.

“El Ayuntamiento, pero también la Comunidad de Madrid, han de actuar en lo social”, concluye Osuna.