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La carta que escribió el Tío Ventosa a Napoleón para explicarle lo de 1808

Caricatura de Napoleón de la época

Luis de la Cruz

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Ya me parece que estoy viendo á usted leer

esta mi carta, y poner la cara, de color de azufre;

desencaxar los ojos; arrugar la frente; inflar las

narices; ponerlos dedos como garabatos de candil;

abrir la boca queriéndose engullir á España, y

pateando de rrabia porque hasta Ja gente de escalera

abaxo se le sube á las barbas

Los archivos históricos sirven, sobre todo, para dar noticia de lo que fue, pero a veces, además, también nos reportan relatos apasionantes y divertidos. Es el caso de Carta de un chispero de Madrid a Don Napoleon: murió ya la madre que las paria, folleto que se puede encontrar en su versión original en la Hemeroteca Municipal de Madrid (situada en el barrio, en la zona de Conde Duque) y digitalizado en diferentes archivos online.

El autor de la misiva a todo un Napoleón Bonaparte es el Tío Ventosa, un supuesto chispero (habitante de la 'zona alta' de Madrid, en lo que hoy serían Malasaña y Chueca) que narra los enfrentamientos contra los franceses (pues lo que le llegue a Napoleón del “cascaciruelas de Murat” no había de ser muy veraz, a su decir). Cuenta cómo sus compadres -el Tío Cascajo, el Tío Chambergas, y otros-, dan buena cuenta de la soldada gabacha. El relato resulta apasionante y divertido, aunque no debemos perder de vista que el verdadero autor, desconocido, debía estar simulando el habla y el ambiente popular sin pertenecer realmente al mismo.

Os dejamos un pasaje de la carta patriótico-satírica y un enlace a la descarga del documento completo. No se enfaden nuestros lectores franceses, que no es nuestra intención hacer exaltación patriotera a estas alturas, sino rescatar la literatura satírica de la época y deleitarnos con el lenguaje de la chispería.

...Pues como digo de mi cuento, así que vi a mi maestro el tío Chamberga , en las garras del lobo dixe para mi ¡cascáras! ¿esas tenemos? Y sin saber como ni como no, rompo por entre la turba multa, arremeto como un toro al perillán, que le iba á hacer la mostaza , agáróle bien por los cabezones , y sin decir agua va , le soplo por el gañote una mojada , tan á mi satisfacción , que en un santiamen, y como quien no quiere la cosa, le dexé en el suelo despatarrado, como una rana- ¿Y que sucedió despues? que el tío Chamberga , como es hombre de pelo en pecho y por nada se acoquina, ponese hecho un demonio; apechuga con toda la canalla que se le pone por delante, empieza a tirar tajos y reveses, y á este quiero, y á este no quiero, la verdad sea dicha, no dexó títere con cabeza, y de ellos, el que libró mejor salió tan completamente magullado, que quedó de pies á cabeza mas blando que una breva. Lo que decian aquellos atufados , y estropeadisimos campeones no lo pude entender, porque no entiendo su chapurrada xerga; pero les oí repetir á menudo sus tristes y descompasados gemidos, los oí refunfuñar de lo lindo, y los vi hacer unos gestos, y unos visages tan estrambóticos, que parecían á los que hacen los ahorcados quando les aprietan el pescuezo. Por parte me daba lastima, y por parte tentación de risa al ver a un monsiur de la germandad de las uñas largas con el bandullo de fuera, revolcándose sobre otros lobos de su misma carnada , y despidiéndose de este mundo echando mil pestes contra usted: á otro, apretándose los chichones y abolladuras que le hizo la culata de una escopeta: á otro, buscando media cara, que le rebanó una hacha de partir leña: a otro yendo á la rastra porque dos pedazos de plomo bien endilgados le hicieron desprenderse de las dos piernas, que le traxeron á matar españoles: á otro:::: pero dexemos esto, porque no diga usted que soy un majagranzas de primera clase, y vamos a concluir mi relación con lo que sucedió á mi amigo el tio Cascajo, para que acabe usted de regodearse y relamerse.

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