Incendio en el prostíbulo más grande de Madrid Somos Tetuán

Después de años de obras Madrid cuenta desde ayer con un nuevo espacio en el que madrileños y forasteros podrán conocer un poco más sobre la ciudad. Se trata del Museo de Historia de Madrid (antes Museo Municipal), que no sólo ha sufrido una reforma integral en su interior (de la que aún queda pendiente la reforma de la capilla) sino que su filosofía museística también se ha metamorfoseado.
El equipo del Museo ha abordado la elaboración de un nuevo proyecto museológico, reestructurando sus colecciones (donde encontramos las piezas de mayor valor patrimonial de todas las colecciones municipales) para, a partir de éstas, plantear un nuevo discurso para la exposición permanente. Un plantemiento innovador que permite mostrar la evolución urbanística, histórica y social de Madrid, desde su elección como capital de la monarquía por Felipe II en 1561 hasta las primeras décadas del siglo XX.
Por lo que respecta a los cambios constructivos, que según ha explicado Ana Botella solamente este año han supuesto una inversión de 1,1 millones de euros, la intervención realizada incluye la ampliación en el patio, que se ha configurado como nuevo eje de la visita y que aporta una superficie útil que ronda los 2.100 m².
Heredero de parte de los fondos del desparecido Museo de la Ciudad, el Museo de Historia organiza su exposición permanente en torno a tres grandes áreas temáticas, que cumplen una doble función: ser memoria viva de la historia de la urbe y testigo de su evolución a lo largo de los tiempos.
Cada una de estas etapas se ilustra gracias las colecciones propias del museo, que muestran la evolución histórica y urbanística de la ciudad, las artes, la vida cotidiana y las costumbres de los madrileños: maquetas, pinturas, estampas, dibujos, fotografías y postales, porcelanas...
Entre las obras maestras del Museo se encuentran la colección de Porcelana del Buen Retiro; el Modelo de Madrid, de León Gil de Palacio; la colección de cartografía histórica; obras de la "Escuela pictórica madrileña del siglo XVII"; la Alegoría de la Villa de Madrid, de Francisco de Goya; el conjunto de la casa de Ramón de Mesonero Romanos; los objetos del taller del artista José Gutiérrez Solana o la colección de fotografías históricas.
Además del Archivo de la Villa de Madrid, la exposición se nutre de piezas aportadas por otras instituciones, como el Museo Nacional del Prado, el Museo Arqueológico Nacional, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y el Ministerio de Defensa.
Entre sus principales novedades, la digitalización y el catálogo informatizado de su fondo documental, que permitrá que cualquier persona que lo desee pueda conocer la memoria de la ciudad desde cualquier lugar del mundo.