Al volante del Volkswagen ID.4, un eléctrico que convence
Esperábamos con ganas, y casi con ansia, el momento de conducir el nuevo ID.4, segundo eléctrico puro de Volkswagen, después de la presentación estática que tuvo lugar hace algunas semanas y que ya adelantó casi todos los detalles técnicos y de equipamiento del modelo, además de la conformación de la gama. Puedes consultar toda la información en este artículo, de modo que en el presente artículo nos proponemos ofrecer otros aspectos novedosos del vehículo junto con algunas pinceladas sobre su comportamiento en carretera y consumos.
Antes que nada, hay que señalar que el nuevo Plan Moves III permite acceder a un ID.4 desde 25.465 euros, gracias a los 7.000 euros de ayuda estatal -achatarramiento de coche antiguo mediante- y a los descuentos de la marca, con los que la rebaja total supera los 10.000 euros respecto al precio de lista. Se trata sin duda de cifras apetecibles para hacerse con un SUV de casi 4,6 metros y gran capacidad interior merced a su batalla de 2,76 metros y al piso completamente plano que recorre el habitáculo, y que además dispone de 543 litros de volumen de carga.
El 28 de abril tendrá lugar la première mundial del modelo, a la que seguirán la apertura de pedidos, en mayo, y la llegada de las primeras unidades, prevista para el mes de junio.
Recordemos que el ID.4 estará a la venta en versiones Pure o Pro. Las primeras llevan batería de 52 kWh y 340 kilómetros de autonomía en ciclo WLTP, y a su vez están disponibles con motor eléctrico de 150 o 170 CV, en la variante Pure Performance. Los acabados son tres: Pure Performance, City y Style.
Los modelos Pro incorporan batería de 77 kWh y hasta 520 kilómetros de autonomía y, como en el caso anterior, se pueden asociar a motores eléctricos de 170 o 204 CV, este último el de la versión Pro Performance, y a las terminaciones Pro Performance, Life, Business y Max. A éstas se añaden las series especiales de lanzamiento ID.4 1st Edition e ID.4 1st Edition Max, que son las que recibirán los primeros clientes del nuevo eléctrico de Volkswagen en junio.
Hemos tenido ocasión de conducir una unidad de esta edición limitada, equipada también con motor de 204 CV y batería de 77 kWh que, en el momento de ponernos al volante y tras una recarga parcial, disponía de 389 kilómetros de alcance. Es una lástima que en este caso el equipamiento no incluya el head-up display con realidad aumentada, así que habrá que esperar a una prueba posterior para hablaros de su funcionamiento.
Una de las sorpresas gratas que sí nos deparaba el ID.4 es que no es necesario arrancarlo para iniciar la marcha, ni tampoco pulsar el botón de stop al detenerse. El coche detecta nuestra presencia y, en cuanto escogemos la posición D en el selector del cambio, situado a la derecha del cuadro de instrumentos, se pone inmediatamente en movimiento. Del mismo modo, cuando seleccionamos la P al llegar a destino, sabe que debe apagar el motor y activar el freno de estacionamiento.
Basta con volver ligeramente la cabeza para observar que estamos ante un modelo de amplitud sobresaliente, especialmente en unas plazas traseras donde la ausencia de túnel de transmisión otorga un plus innegable de comodidad. La luminosidad del habitáculo, la abundancia de compartimentos y gadgets como la consola central con módulos intercambiables nos recuerdan a un monovolumen grande de los que tanto abundaban hace pocos años.
Lo primero que advertimos al maniobrar en el aparcamiento es la sorprendente facilidad de giro del vehículo, que con 10,2 metros de radio se asemeja a la de un Polo, que mide 60 cm menos. La respuesta del motor es instantánea, como en todos los eléctricos, y permite llegar a los 100 km/h en 8,5 segundos.
Los modos de conducción a disposición de quien está a los mandos son cuatro: Eco, que limita las prestaciones del motor y del climatizador, Confort, Sport -más volcada en el rendimiento y menos en la eficiencia- e Individual, o sea, personalizable. El cambio dispone de la función B para incrementar la regeneración de energía y, en función del modo de conducción elegido, hace posible conducir con un solo pedal, el del acelerador, gracias a un poder de retención del motor que casi detiene por completo el coche.
Como en muchos eléctricos, el pedal del freno es más blando o esponjoso al comienzo del recorrido. En el caso del ID.4, la frenada convencional -en la que intervienen discos y pinzas- se acciona a partir de 0,25 g de deceleración, y es entonces cuando el tacto del pedal presenta una resistencia parecida a la de un coche de combustión cualquiera.
Frenada regenerativa y autonomía
El nuevo modelo alemán exhibe una suavidad extraordinaria al circular por autovía, sensación a la que acompaña el silencio de marcha, y en carreteras de montaña nos anima a movernos con alegría por la briosa respuesta del motor. Sin embargo, y a pesar del equilibrado reparto de pesos, sus dos toneladas se dejan notar en los giros e incluso en modo Sport hacen que el vehículo se resista a entrar en las curvas con la deseable docilidad.
No es este -ni ninguno en realidad- un coche para hacer carreras, de manera que dejemos lo dicho en un simple apunte que no va en demérito del ID.4, sino que únicamente confirma las implacables leyes de la física.
Si a eso vamos, el elevado peso impone también un consumo notable en presencia de fuertes pendientes -máxime si, como decimos, forzamos el ritmo-, en tanto que en terreno llano la autonomía apenas parece resentirse y el sistema de frenada regenerativa muestra un desempeño destacable. Nuestro recorrido de 95 km se completó con 20 kWh/100 km de gasto medio, a una media de 54 km/h, y conservando energía para cubrir 285 km. Sin el apretón en tramos de curvas, seguramente habríamos terminado la ruta con la misma distancia recorrida que consumida. Recordemos que la habíamos comenzado con 389 km en el marcador.
Hemos podido disfrutar a bordo del sistema ID.Light, una banda de luz debajo del parabrisas que ayuda al usuario de forma intuitiva: con sus distintos impulsos de luz, nos ofrece la disposición de marcha, indicaciones de giro de la navegación, solicitudes de frenado e información del estado de carga de la batería durante la recarga, entre otras funciones. Es inevitable que este dispositivo nos recuerde al modo como Michael Knight interactuaba con su inseparable Kitt, el popular coche fantástico.
Destacamos para terminar otros elementos novedosos del ID.4, entre ellos el airbag delantero central, que se despliega a partir del lateral del asiento del conductor, las tapicerías de origen no animal; el asistente Eco, que se adelanta al terreno por venir durante la ruta, y el sistema Car2X, capaz de comunicarse con otros vehículos dotados de la misma tecnología y con las señales de advertencia igualmente preparadas para ello.
El coche está disponible en seis colores de carrocería y con un acabado exterior plata que incluye inserciones cromadas, así como retrovisores y techo en color negro. Las llantas se sitúan entre 18 y 21 pulgadas, aunque las de serie son de 18 para las versiones Pure y de 19 para las Pro. Hay tres tipos posibles de interior, y estas y las demás posibilidades de configuración se escogen a través de un sencillo sistema de 10 pasos que Volkswagen ha ideado expresamente para este modelo.