Ya estamos de vuelta, ya estamos viendo las mismas caras que dejamos aparcadas al salir de vacaciones; la rentrée ya está aquí. Sin embargo, la auténtica rentrée septembrina comienza cuando escucho: “Atención señora, ha llegado a su ciudad el camión del tapicero. Se tapizan sillas, sillones, butacas, tresillos, mecedoras, descalzadoras y toda clase de muebles y tapicerías que tenga en mal estado. No deje pasar esta oportunidad. Tapizamos en tela, escay, terciopelo, curpiel y pana. Recogemos y entregamos en su propio domicilio”.
Ahora suena esa voz por megafonía; aún recuerdo la primera vez que escuché a una señora vestida de negro, por la acera de mi calle, que gritaba a todo pulmón, con voz cantarina: se arreglan sillas y sofás, alargando las vocales hasta la extenuación, con un tono manchego, que después supe que era de Almansa.
Hace un par de semanas estuve en Tomelloso, ya en el final de su feria, y no pude ver la intervención, que dos días antes había realizado el poeta Dionisio Cañas. Emulando al camión del tapicero. Desde un automóvil preparado para ese acto y equipado con megafonía recorrió las calles anunciando que había llegado la Poesía a la localidad, recitando un poema suyo y un fragmento en árabe y español del poeta marroquí Mohammed Bennis; así como la introducción poética, en francés y español, de la mini ópera “NAFS (La cabeza cúbica)”, que Dionisio Cañas escribió para el compositor español, afincado en París, José Manuel López López. Una mini ópera que se estrenó en abril en Marsella, más tarde en Madrid en el auditorio del Museo Reina Sofía, y que se podrá ver en marzo del 2022 en París. Me hubiera gustado ver y oír esa poesía, por la megafonía, ese 27 de agosto, pero llegamos un 29.
Llegamos acompañando a la pintora oriolana Eva Ruiz a la “Fiesta de las Artes y de las Letras”. La pintora tenía que recoger el premio “Adquisición Antonio López García”. No era la primera vez, la artista también consiguió ese mismo premio en 2017. Un premio que tiene un valor triple: lleva el nombre del pintor Antonio López, el propio artista está en el jurado y se entrega en su pueblo. La ceremonia de la entrega de esos premios tiene todo el glamour que puede tener una ceremonia. No solo los participantes visten de etiqueta en esa velada en el Teatro Municipal, también el pueblo se viste de gala. Habitualmente se hace un pasacalle con las autoridades y premiados. En esta edición el acto comenzó con una recepción de los artistas en el Ayuntamiento, y unos elegidos salieron acompañados del padrino, la madrina, y las damas de las fiestas, por una alfombra roja. Después en el teatro, cada premiado recogió su diploma y agradeció con sus palabras la emoción que sentían. Cada año, en este acto de entrega de premios, con el que concluyen las fiestas, tiene un mantenedor, en esta ocasión fue la poeta Elvira Sastre, que terminó con un emocionante discurso.
En Tomelloso, en su feria, se vive intensamente esta fiesta de las artes y de las letras, y se lo toman muy en serio, y no es para menos. ¿Qué otra localidad de España puede presumir de tener unas fiestas de las letras con setenta años de antigüedad? Una fiesta que se inició en 1944 y volvió en 1951, hasta la fecha, con sus premios de novela, poesía, periodismo, pintura y dibujo. Dicen que los artífices de la puesta en marcha fueron el padre Pedro Benítez, profesor del colegio de Santo Tomás; el corresponsal de “Lanza”, Jeremías Navarro; al que se unió el escritor Francisco García Pavón, que sería el gran valedor para que la fiesta consiguiera el prestigio literario.
Precisamente, durante estos días, he vuelto a ver los capítulos de: “Plinio”, de aquella serie de televisión de los años 70, basados en la obra de García Pavón, que transcurren en Tomelloso, con guion de José Luis Garci y Antonio Giménez-Rico, dirección de éste, música de Carmelo Bernaola. Y me parece magnifica. Recomendaría a TVE su reposición. Por cierto, la noche anterior a la entrega de premios pasamos una extraordinaria velada en las Lagunas de Ruidera, Con Carmen, Ramona, Paco y con “Plinio, no obviamente el de la novela. Muchas risas. Una velada inolvidable.
Como le decía, la auténtica rentrée septembrina ya está aquí, mientras escribo este artículo, estoy escuchando a lo lejos: “Atención señora, ha llegado a su ciudad el camión del tapicero”
0