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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Foro en mute

El diputado de Podemos Rafael Esteban

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“Ustedes son unos liberales de pacotilla. Su ideario consiste en bajar impuestos a los que más tienen, pero se muestran voraces en la reclamación de más fondos estatales. Y yo me pregunto: ¿De dónde cree un liberal que salen los fondos estatales? Un liberal conservador dice que no hay que gastar más de lo que se ingresa… ¡Pues tomen ustedes! Presentan un presupuesto con 400 millones de euros de déficit, 400 millones de euros que irán a engrosar la deuda pública regional asegurando que llegaremos a fin de año con 11 mil millones de euros de deuda. Para no gustarles la deuda y para no querer gastar más de lo que se ingresa, señores liberales, bien que saben ustedes acumularla. 11 mil millones… Y ya no les sirve la excusa de la infrafinanciación que se han venido marcando durante años, porque desde el estudio del CES –Consejo Económico y Social-, ha quedado claro que la deuda histórica acumulada del déficit de financiación autonómica no supera los dos mil millones de euros, de los 11 mil millones que ustedes nos van a dejar de deuda… Ustedes son liberales que defienden presupuestos expansivos. Eso sí, con el dinero de otros”.

La otra noche hice una cosa que puede parecer muy loca si no se me conoce. Cuando ya toda la familia dormía, en lugar de abrir uno de los libros que tengo pendientes, o de ponerme en la tele un partido de la NBA o una comedia, me metí en el canal de YouTube de la Asamblea Regional y me tragué el debate del proyecto de ley de los presupuestos. Así, sin mofa alguna. Lo hice porque me gusta el parlamentarismo; me interesa ver cómo se desenvuelven nuestros representantes frente a un parlamento, defendiendo sus posiciones y confrontándolas con las de sus adversarios políticos mientras los miran a los ojos. Relacionado con ello, también me gusta y me interesa el periodismo parlamentario, todo un género que abarca muchos detalles y que requiere de gran formación teórica, de buen ojo y de capacidad para describir, analizar y explicar todo lo que sucede en una asamblea. Y que requiere de presencia, presencia constante allí donde se controla la acción del Ejecutivo y donde se negocian y se debaten las leyes, algunas de ellas de la trascendencia de unas cuentas regionales.

El caso es que dudo de la salud actual de nuestro periodismo parlamentario tanto como de la de nuestra Asamblea Regional, atada con grillete por un Gobierno autonómico mediocre y ramplón, que, sin embargo, se ha mostrado muy ágil a la hora de ‘fichar’ a diputadas y diputados votados en las listas de otros partidos. Porque, que no se nos olvide: el Ejecutivo ha asaltado –eso sí que es asaltar- nuestro parlamento, infestado hoy de tránsfugas como el mar de Antillas lo estaba de piratas en el siglo XVII.

Así, con un periodismo parlamentario local leve o inexistente –en unos casos por desinterés, en otros por falta de medios-, y con una Asamblea atada, lamento tener que decir que nuestro Legislativo, nuestro Foro, está en mute. Lo que funciona ahora, lo que recibe los focos y la atención mediática diaria, son los mítines y las ruedas de prensa –si es inaugurando algo, mejor, y si es sin preguntas, mejor que mejor-. Lo que se lleva es la parasitación del espacio público por parte de nuestros gobernantes. En el 15M se les criticó por no pisar la calle y ahora la pisan de más, y no con el fin de escuchar a la gente allí donde la gente se mueve, sino con el de usarla como escenario donde exhibirse, donde enseñar las plumas como pavos reales, perseguidos por un montón de compañeros y compañeras periodistas con sus micrófonos y sus cámaras, en lugar de hacer política de verdad en la Cámara, con mayúsculas; en el órgano de representación del pueblo, delante de sus oponentes políticos y bajo la atenta mirada de un periodismo parlamentario formado y crítico.

Son malos tiempos para la política parlamentaria y para el periodismo parlamentario. Lo digo con pena porque me interesa la primera, y porque, aunque ya no ejerza, llevo en la sangre lo segundo. Recuerdo debates de alto nivel discursivo e intelectual en el Congreso y recuerdo grandes periodistas parlamentarios que lo contaban. Sin ir más lejos, mi admirado Luis Carandell –hay un premio de periodismo parlamentario que lleva su nombre-. Pero actualmente, aunque hay personas muy trabajadoras en la Asamblea Regional –tanto políticos como periodistas-, hace falta algo más que las filigranas del florido pensil tránsfuga que la preside para dignificar la institución: hace falta un Ejecutivo ejemplar, que deje a las diputadas y diputados trabajar y controlar su acción de Gobierno. Y son muy necesarios los y las profesionales del periodismo, periodistas independientes y con formación que relaten lo que allí sucede: lo que se dice y cómo se dice. Los gestos, las interrupciones, las ausencias, las miradas y las descalificaciones a quien está en el uso de la palabra. Muchas veces, ese ‘trash-talking’, que decimos en el baloncesto, no es recogido por los micrófonos y termina por no llegar a la gente, que tiene derecho a saber cómo se comportan sus representantes.

Hoy en día me cuesta entender, por ejemplo, que algunos opinadores y opinadoras locales se fijen en el líder de Más Región de Murcia, cuando está fuera de la Asamblea, y que no lo hiciesen hace unos años. Sí, el partido de Mónica García en Madrid, el que representa Errejón en el Congreso, ha obtenido un buen resultado en las elecciones de aquella comunidad, y aunque, en mi opinión, lo importante –y lo tremendo- es que la derecha de Ayuso ha arrasado, ha habido gente que se ha fijado en Óscar Urralburu para dedicarle frases laudatorias. No le he preguntado al propio Óscar pero imagino que tendrá sentimientos encontrados: por un lado, pensará que es estupendo que se le visibilice –más que a él, a las propuestas de su partido; en mi opinión, personalizar es otro de los tiros errados de este tiempo-; pero por otro, quizá Urralburu estará lamentando que, cuando hace unos años se ponía ante el atril de la Asamblea Regional y combatía con argumentos, cifras y datos la mala gestión del sempiterno Gobierno del PP, no se le dedicasen tan bellas palabras.

Yo he visto a Óscar Urralburu con la fuerza de los hechos y con su capacidad para exponerlos, haciendo una oposición firme al PP y batiéndose el cobre en la Asamblea Regional. También a Rafael González Tovar, a Miguel Sánchez y a las compañeras y compañeros de sus formaciones políticas. En la misma Asamblea Regional hizo oposición el tristemente desaparecido José Antonio Pujante, cuando Izquierda Unida pudo obtener representación sorteando con miles de votos las trabas de un sistema electoral injusto. En la Asamblea ha habido diputadas y diputados hablando “de los problemas reales de la gente”, que dicen algunos, y en la actualidad lo intentan, contra viento y marea, diputadas como Gloria Alarcón y María Marín, y diputados como Diego Conesa, y, por ejemplo, Rafael Esteban, cuyas palabras encabezan este artículo. Las he reproducido porque no las he visto en ningún medio, y por tanto, juraría que no han llegado a la ciudadanía. La de Esteban fue una intervención seria y rotunda, con análisis e interpretación de las cuentas del Gobierno regional y con un dibujo preciso del momento en el que se encuentra el poder eterno y omnívoro del PP en nuestra tierra. Una intervención que ha pasado desapercibida. Quizá conviene quitarle el mute al Foro, porque allí hay representantes de miles de ciudadanos cuya voz no se escucha con la fuerza que merecen.

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