Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Para un leer encapsulados

Diez propuestas para celebrar el Día del Libro más diferente

Pedro Costa Morata

0

Atentos y muy ilustres cuidadores del espíritu nos sugieren, en estos días de claustro y pasmo, lo que podemos –e incluso, debemos– leer, según todo tipo de estructuraciones racionales ad hoc, de conveniencias del alma contrita, de alineamientos con las corrientes y los tiempos, de preparación de futuro, etcétera. Disciplinas benéficas con que se nos quiere educar y hasta formar, ya que las necesidades culturales siguen siendo infinitas entre nosotros, el gradiente de lectura con Europa nos deja en mínimos y –la ocasión la pintan calva– hay pocas maneras, si no es leyendo, de ocupar con provecho esta injusta condena y salir de ella mejores…

Yo contaré cómo lo he hecho, que ya anticipo que sin concierto, proponiendo, si es que se me permite, hacer lo mismo, o sea, acometer lecturas por impulsos o responder a vagas rememoraciones o a deberes difusos: como nos dé la gana.

La cosa me pilló leyendo –que hacía yo de tripas corazón, angustiado por la templanza de estos tiempos y la amabilidad inquietante de febrero– Cuando los inviernos eran inviernos, del alemán Bernd Brunner (2020), que lleva como subtítulo Historia de una estación, y lo hacía rememorando mis inviernos de Ávila y León, que empezaban con nieves sutiles, pocas veces impuntuales, cuando las castañeras marcaban el frío oficial por el uno de noviembre; la Navidad era fielmente nevosa, y así me lo hacían saber los compañeros que permanecían esos días en el internado, a cambio de mis noticias sobre el sol aguileño y las alegres, y vaporosas, salidas del cine con tapabocas.

Pero la peste me llevó a La Peste casi por obligación, y porque mi primera lectura de esta obra de Albert Camus (escrita en 1947), había sido en 1985, y era el momento de volver a ella y revisarla. Esto lo han hecho miles de ciudadanos europeos, y confío en que lo haya sido también entre españoles. La súbita caída del estruendo urbano, sometido por el pavor de la epidemia, me hizo recordar la Primavera silenciosa, de la norteamericana Rachel Carson (1962), que es una obra que figura, con justicia, entre las fundacionales del ecologismo por la seria advertencia que lanza sobre los venenos químicos de la agricultura moderna; la tenía leída desde 2005 y 2014, pero me apetecía volver a ella y eso he hecho; como permanecía sin abrir, me endilgué la estupenda biografía, Rachel Carson. Precursora del movimiento ecologista (1993), de Paul Brooks, que informa sobre la personalidad de esta mujer singular y el rigor de su obra.

Cambié de tercio y seguidamente bajé de la estantería Por qué no soy cristiano, de Bertrand Russell (1957), que tenía pendiente, y como en esos días se publicaban reseñas sobre este lógico, matemático, ético, activista y tal, pues me puse con él, una figura de gigante que los estudiantes de los años 1960 tanto admirábamos, sobre todo por su implacable crítica de la agresión norteamericana a Vietnam. Frente al problema de Dios, Russell es tan exquisitamente respetuoso como rotundamente lógico: si pensamos, si deducimos, si somos leales a nuestra inteligencia, las presiones de la fe (generalmente heredadas) se disuelven por sí solas, son inconsistentes, son otra cosa.

Frente y contra el confinamiento, volar, imaginar, seguir con la mente y el corazón las rutas de viajeros intrépidos, soñar con ellos, con su tiempo y sus venturas. Tiré, pues, de británico Richard Burton y su obra Mi peregrinación a la Meca (1853), que es genial y meritoria, sobre todo porque, aunque vivió su aventura con gran riesgo, dada la prohibición absoluta que rige para los no musulmanes de entrar en la Kaaba, este militar, diplomático, espía, periodista y tal, no pudo ocultar la intensa emoción vivida con su osada profanación, así como la sincera atracción que sintió por el Islam.

Pero yo necesitaba más viaje, más emoción y más distancias, así que me enganché a otras dos obras que, impacientes, me venían observando ya un tiempo, casi polvorientas y esperando su hora. Así devoré el Atlas de islas remotas (2013) y Atlas de las ciudades perdidas (2015), de la alemana Judith Schalansky y el francés Aude de Tocqueville, respectivamente. Me embarqué, pues, en solitario, a la búsqueda de islas mínimas y alejadas, pero siempre deseadas, y luego partí, fascinado, al encuentro de ciudades de diferente –aunque, siempre, mala– suerte, con la intención, en ambos casos, de disfrutar del globo terráqueo midiendo sus confines y entrando en sus misterios. Era el momento de ayudarme de mi Atlas mundial, de Aguilar (1958), que tanto estimulara mi imaginación y fundara mi pasión por la tierra y el tiempo, los pueblos y las distancias. Un Atlas perdido tras mi segundo año de Bachillerato, que había que pasarlo a la siguiente tanda de estudiantes, y que, casi 60 años después me ha sido reintegrado por un hada propicia y generosa, llenándome de placer y haciéndome su deudor. Así, gracias a este regalo sin igual, mis ojos y mis oídos pueden renovar un tiempo maravilloso, prendido a sonoros enclaves que el profesor nos invitaba a recorrer por sus páginas y colores: Banka y Billiton para el estaño malayo, Gellivara y Kiruna para el hierro sueco, Saskatchewan y Manitoba para el trigo canadiense, Tombuctú y Kumbi Saleh como reinos sahelianos periclitados, Samarkanda y sus desiertos centroasiáticos…

Luego me he empapado, por cerrar el ciclo, de dos obras sobre la República de Weimar que no tuve tiempo de leer para la cálida jornada que sobre este tema celebró el Club Atalaya de Cieza el pasado diciembre; en ella compartí mesa e historia con Paco Jarauta y Alejandro García, y para estar a la altura me pertreché, semanas antes, con la lectura de cuatro estupendas obras sobre tan importante episodio histórico.

De estas dos recientes lecturas, la primera, Los últimos días de Weimar, del jurista Olivier Beaud, consiste en realidad en el repaso del papel jurídico-político del célebre constitucionalista conservador Carl Schmitt, cuyo odio a la República de Weimar le llevó a retorcer el derecho y a facilitar la llegada de Hitler al poder, acabando de jurista oficial del partido nazi. Pensaba yo, leyendo la obstaculización judicialista que interponía el montaraz conservadurismo alemán de la época (aristocracia, militares, empresarios, nazis, iglesias…) con querellas y procesos civiles contra aquella República legítima, novedosa y digna, que estos parafascistas de Vox pretenden hacer lo mismo, erosionando sin descanso al Gobierno legítimo y, de paso, desacreditando al Estado democrático; y no descarto que alguno, o varios, de estos venenosos líderes y lideresas ultras sigan de cerca ls caída de Weimar y la llegada al poder de aquellos indeseables, como referencia de su actuar. Por eso hay que hacerles frente en cada uno de sus movimientos de derribo del actual Estado (pulsión, bien a la vista, que quieren disimular con el cinismo propio de unos dinamiteros parlamentarios).

El otro libro es La República de Weimar. Una democracia inacabada, de Horst Möller, que es eminentemente histórico-político, y al que sólo un perceptible escoro hacia los socialdemócratas de la época empaña su rigor y cualidad pedagógicos; pero es bueno.

Estas han sido mis lecturas principales, las de obligación/vocación. A las que hay que añadir el disfrute continuado y para los momentos de relax (la siesta y similares), de las investigaciones del comisario Maigret, perspicaces y experimentadas, por las que siento debilidad; no sólo por el personaje, entrañable y leal, sino por los escenarios que transita, casi siempre parisienses, que me resultan evocadores.

Así que, lo dicho: no me hagan mucho caso y lean lo que les dé la gana, pero lean, lean y lean.

Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Etiquetas
stats