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Las víctimas de abusos en centros religiosos de Navarra no confían en que la Iglesia siga al Papa para llegar hasta el final de los casos

Víctimas de abusos sexuales, en un acto de eldiario.es en Navarra

Rodrigo Saiz

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Miembros de la Asociación de Víctimas de Abusos en Navarra han acudido este viernes al Parlamento foral por segunda vez después de la polémica que se generó tras su primera comparecencia en el Legislativo foral. En aquella ocasión se decretó que la comparecencia de los miembros de la asociación que acudieron en la comisión de Relaciones Ciudadanas fuese a puerta cerrada y sin acceso a la prensa. Posteriormente se publicaron los audios de las intervenciones, pero con cortes en los momentos en los que los denunciantes hacían referencia hacia sus abusadores y los centros escolares en los que habían recibido los abusos. Esto sentó muy mal a los miembros de la asociación que denuncian que sufrieron una doble victimización: “La primera por el hecho de haber sido abusados de niños y la segunda por haber sido tratados como si fuéramos nosotros los que debemos ser silenciados en nuestras acusaciones, cuando quien tiene que ser interpelado es el victimario, no la víctima”, relata Marcos Leyún, denunciante y miembro de la asociación.

En esta segunda comparecencia han lamentado que la justicia está dictando el sobreseimiento de todas las denuncias por la prescripción de los hechos o por el fallecimiento de los acusados. No obstante, aseguran que seguirán denunciando casos. “ Nuestro dolor no prescribe jamás”, ha afirmado José Luis Pérez, uno de los miembros de la asociación. En la misma línea ha ido Francisco Javier Azpilicueta, también miembro de la asociación, que ha señalado que, pese a los sobreseimientos, “seguiremos denunciando policial y judicialmente los casos con el fin de que algún día alguien tome cartas en el asunto ante la gran cantidad de abusos de pederastia habido entre los años 50 y 90 del siglo pasado”. “Lo que no se denuncia no se sabe. Sólo existe lo que la gente sabe que existe. Sin estas denuncias no se podría saber lo que ha sucedido”, ha señalado. También ha demandado al conjunto de policías una coordinación para establecer “un protocolo común en la recepción de estas denuncias” después de que la Policía Local se haya negado en alguna ocasión a recoger las denuncias por tratarse de casos prescritos.

“Teníamos miedo de no ser creídos”

En casi un año de vida de la asociación han recogido una treintena de denuncias de abusos en centros religiosos de Navarra entre los años 50 y 70. El primer caso en salir a la luz fue el de José Luis Pérez, que hizo pública una carta que escribió su hermano antes de suicidarse. Los dos fueron víctimas de abusos, pero no se atrevieron a denunciarlo en su momento por miedo. “La época franquista generaba miedo al enfrentamiento con nuestros profesores clérigos. Tampoco lo confesábamos en casa, teníamos miedo de no ser creídos. Además, pensábamos que nuestros padres no iban a ser capaces de denunciar a aquellos pederastas porque la reacción podría ser que no expulsasen del colegio”, ha relatado.

José Luis Pérez ha destacado que la asociación “ha servido para el apoyo mutuo”. “Lo primero que destacan los miembros es la sensación de comprensión y alivio. Haber sufrido todos los mismo produce una libertad y sinceridad para contar lo sufrido y alivio por poder relatar lo que hemos estado silenciando durante tantos años. No lo manifestamos cuando lo sufrimos porque no entendíamos qué era lo que nos sucedía, la inocencia de un niño violado o abusado sexualmente hacía que no se pudiera expresar lo que no se conocía”, ha señalado.

Por su parte Marcos Leyún, también miembro de la asociación, ha afirmado que el objetivo de la entidad es “buscar la verdad mediante la denuncia de los abusos de pederastia, ya prescritos o no. Queremos que nuestro sufrimiento, que aún perdura, tenga reconocimiento por parte de sus causantes”. Leyún también ha denunciado que la Iglesia siga ocultando documentos pese al anuncio del Papa Francisco de eliminar el secreto pontificio. Hace unas semanas mantuvieron una reunión con el arzobispo de Pamplona, que no les pidió perdón ni se comprometió a hacerlo. Además Francisco Pérez le reconoció que cuando un sacerdote que había cometido abusos sexuales era trasladado a otro colegio, no se informaba de los abusos que había cometido, lo que provocó, denuncia Leyún que “continuaran con sus agresiones en otros colegios”.

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