Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
Los homenajes incontrolados
Recuerdo que aquel año teníamos prueba de resistencia. Mi compañero Carlos estaba muy fuerte, se había desarrollado. Recuerdo la carrera en el patio bajo el sol, el corazón desbocado, la sensación de ahogo, las piernas que no daban más de sí, y yo sin poder adelantarle hasta la última vuelta, entre los aplausos de los estudiantes. Un final heroico, nos parecía. Al día siguiente “nuestros” muchachos cometieron la heroicidad de meterle 12 tiros a su padre. Fer, a cuyo padre habían matado también hacía unos años, estuvo organizando una manifestación de protesta, lo cual era sorprendente por entonces. No hacía ni dos años que Gesto por la Paz había empezado a concentrarse tras las muertes violentas. Jota, otro amigo, me advirtió: “¿Con esos vas a ir? Si su padre es militar...”. Pero fui. No por los militares, esos hombres adustos que siempre eran “el padre de Carlos”, “el padre de Katy”, y de cuyo oficio te enterabas por comentarios en voz baja, como si de una deshonra se tratara. Fui por Carlos. A Fer y a mí nos recibió Egiguren en el Parlamento, amablemente, y nos advirtió de que estaba prohibido manifestarse delante del Parlamento, lo cual no sabíamos y se nos hizo raro.
Este año, en vísperas de Navidad, salió de la cárcel Iñaki Etxeberria Martín, con la condena cumplida. Entre otras hazañas, fue condenado por seis asesinatos, incluyendo el hijo de un coronel del Ejército. Es el primer recluso que sale de prisión tras el comunicado de EPPK, organización oficialista de presos, pidiendo que en lo sucesivo los homenajes y recibimientos se hagan entre allegados.
No sé si el Sr. Etxeberria se arrepiente o no de las vidas que segó, y de los irreparables “daños colaterales” que ocasionó. No sé si va a pedir perdón, no lo va a hacer o se considera indigno de ser perdonado. Entiendo que fue privado del derecho al juez natural, que pudiera haber falta de garantías en su proceso y condena, que ha cumplido su pena a centenares de kilómetros de casa, lo cual es una carga añadida para él y para sus familiares y amigos. Y entiendo que sus deudos y conmilitones se alegren de su excarcelación, incluso que lo celebren, en privado.
Por lo visto, ATA y otros grupos de “incontrolados” consideran que no, que es mejor recibirlo entre aurreskus, petardos y bengalas en la calle Jarauta de Pamplona-Iruñea.
¿Qué necesidad hay de hacer un homenaje público, con recibimiento, abrazos y desfiles en plena Parte Vieja? ¿No saben lo que suponen de revictimización las imágenes de estos recibimientos, más o menos multitudinarios, para las familias de las víctimas? ¿De qué sirve que acudan decenas de chavales de la Cuenca que ni conocían al victimario, ni a los fallecidos? O que no habían nacido cuando el Sr. Etxeberria cogió su detonador. Solo parece que sirva como acto de afirmación de una opción política que, habiendo apostado ahora por las vías exclusivamente políticas, quiere remarcar que no, que no se arrepiente de haber apoyado antes la vía político-militar.
No ayuda tampoco a la convivencia que Sortu haya propuesto a su obediente militancia integrar al pamplonés David Pla, uno de los últimos dirigentes de ETA, en su ejecutiva. No sé si tendrá opciones de ser refrendado, me temo que sí, pero el mero hecho de plantearlo empuja a cuestionarse por el grado de avance de este partido político en la vía de la paz y la reconciliación.
Por Carlos, por Fer, por José. Por la recuperación de la convivencia. Ya basta. Un poco de empatía.
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