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Colectivos navarros se vuelcan contra las barreras “invisibles” de la población sorda

Momento de la inserción de un audífono / Foto: Alexander Raths.

Garikoitz Montañés

Un empleo digno, más facilidades de acceso a audífonos e implantes cocleares, ayudas para los gastos extra que afrontan las familias, una detección precoz de las necesidades educativas, apoyo a la comunicación oral y que se cumpla la legislación en materia de accesibilidad (como la ley foral de este ámbito), que reconoce las lenguas de signos. Estas son algunas de las reivindicaciones que plantean la Confederación Española de Familias Sordas y la Confederación Estatal de Personas Sordas, y que en Navarra recogen dos colectivos, la asociación Eunate y la Asociación de Personas Sordas de Navarra (Asorna). Ambas plantean diferentes medidas para dar voz a este colectivo aprovechando que, desde el último fin de semana de septiembre y durante esta semana, se celebra el Día Internacional de las Personas Sordas, porque coinciden en un punto: que faltan pasos para asegurar una comunicación “accesible”.

Así lo apunta la integrante de la Junta de Eunate, Mari Luz Sanz. Este colectivo, surgido hace 16 años, agrupa en la actualidad a unas 110 personas socias y, principalmente, a familias de niños y niñas o jóvenes con prótesis auditivas (audífonos o implantes cocleares, por ejemplo). Su principal apuesta es por la comunicación oral. Algunas de las medidas que solicitan es generalizar el subtitulado en la cultura y el ocio, para que sea una oferta más “inclusiva”, más ayudas para el abono de audífonos (en Navarra es hasta los 18 años, mientras que en otras zonas de España es hasta los 16) o su reparación y un protocolo que garantice la atención a la diversidad con modelos educativos plurilingües ya que, en este caso, utilizar diferentes idiomas en asignaturas clave (como, por ejemplo, contempla el Programa de Aprendizaje en Inglés) puede chocar con la inclusión en el aula de estos escolares.

“Nuestro reto es que las personas sordas hablan y se comuniquen de forma oral, porque esta sociedad lo es”, explica Sanz. Y esa reivindicación lleva detrás el trabajo de las familias, la formación del profesorado y logopedas para que personas sordas puedan desarrollar esa competencia lingüística en la lengua oral, tanto hablada como escrita.

En la actualidad, según un estudio de 2008 (llama la atención que no haya datos más actualizados) del Instituto Nacional de Estadística, Navarra cuenta con unas 14.500 personas sordas. Y sus demandas son diversas. Por ejemplo, la Asociación de Personas Sordas de Navarra (Asorna) reivindica la necesidad de promover la lengua de signos. Esta asociación, fundada en 1957, agrupa a unas 192 personas socias signantes, es decir, que emplean la lengua de signos para comunicarse.

Así, esta asociación ofrece en la actualidad un servicio de cuatro intérpretes, que cuesta unos 90.000 euros al año (cuenta con financiación pública y privada), pero que funcionan en horario de oficina, de lunes a viernes. Esta iniciativa arrancó en 1988 y su objetivo es ofrecer a una persona que haga “de puente de comunicación” entre las personas sordas y la sociedad, según explica la trabajadora social de la entidad, Carmen Artoleta. En 2014, por ejemplo, este servicio de interpretación atendió 1.680 solicitudes (se hacen reservas vía SMS, e-mail, fax, de forma presencial…). La mayoría de ellas, por gestiones con los servicios sanitarios o para realizar llamadas telefónicas, como por ejemplo para pedir cita para empadronarse o presentar una reclamación.

Interpretación por videoconferencia

Ahora, la entidad dará un paso más en su servicio de intérpretes al contar con una quinta persona que, a través de una plataforma online, pueda atender llamadas solicitando este servicio de vídeo-interpretación. La iniciativa, que tiene previsto su arranque este 1 de octubre, se llama SVisual y, según explican desde la entidad, ya funciona en otras autonomías como, por ejemplo, Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana, Galicia o Extremadura. En el Hospital Reina Sofía de Tudela se anunció su implantación, de forma experimental, en febrero de este año, y por el momento la infraestructura está instalada pero no activa, según confirman desde el Departamento navarro de Salud. Se trata de un sistema de videoconferencia entre personas sordas y oyentes a tiempo real mediante un intérprete online. El presupuesto de esta actividad es de unos 31.000 euros al año y, por el momento, se ha recibido una aportación de 14.630 euros de la Obra Social La Caixa, pero desde la asociación han decidido seguir adelante.

Desde Eunate coinciden en la necesidad de preservar la lengua de signos, pero reconocen que su modelo es otro. En cualquier caso, pese a sus diferentes reivindicaciones, en ambos casos las asociaciones vinculadas a las personas sordas en Navarra reivindican más atención para las necesidades de una comunidad (se calcula que en España, cada 1.000 niños y niñas nacen cinco personas con sordera de distinto tipo y grado) que tiene que comunicarse, a pesar de que siga habiendo, como se apunta desde la federación de familias, “barreras invisibles”.

(Edición actualizada).

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