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Los docentes, en contra de asumir el PROA: “Ya tenemos nuestro horario laboral, ¿dónde queda la conciliación?”

Imagen de archivo de un profesor con sus alumnos.

Rubén Alonso

Desde este jueves, el PROA ya es historia del curso escolar 2018-2019. El Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo que tiene como objetivo atender a alumnos con necesidades educativas específicas ya no contará con los monitores que lo han desempeñado hasta ahora.

A partir del próximo martes, la solución “de urgencia” contemplada por la Consejería ante la imposibilidad de prorrogar el contrato con la actual empresa dejará en manos de los propios docentes este servicio, quienes, de forma voluntaria, podrán impartirlo con una remuneración de 18 euros la hora.

Esta salida para tratar de preservar el programa de apoyo educativo hasta mayo no ha gustado ni a sindicatos, que pidieron la dimisión de la directora de Innovación, Isabel Fernández, ni a los propios docentes, cuya reacción a asumir este trabajo es mayoritariamente negativa: “Ya tenemos nuestro horario laboral, ¿dónde queda la conciliación?”, critica Noelia Álvarez, maestra en el IES La Albericia de Santander, a preguntas de eldiario.es.

Esta profesora explica que se trata de una labor que “no tienen que ejercer los maestros” y que, “como siempre”, intentan “derivar funciones que no nos corresponden”. Además, se lleva a cabo fuera del horario escolar, en horas complementarias o extraescolares en las que los docentes organizan sus clases, celebran claustros y coordinan su trabajo y actividades.

“Parece ser que a esta Consejería no le importan en absoluto las tareas de preparación para tener una escuela de calidad”, lamenta Álvarez, señalando que la mejor solución, tal y como proponen los sindicatos, sería que la Consejería contratase a interinos que están en listas esperando para incorporarse a trabajar.

“Fuera del horario laboral hay otros colectivos que pueden acercarse al mundo de la educación para poder dar la respuesta que necesitan estos alumnos con necesidades especiales”, añade, remarcando que ampliar el horario a los profesores supondría “cargarlos innecesariamente con estrés y con otras funciones que repercutirían negativamente en su labor durante el horario lectivo”.

Por su parte, Franki Fernández, profesor del IES Astillero, sigue la misma línea que su colega de profesión. “Tengo ya mucho trabajo, no necesito más”, asegura, poniendo sobre la mesa que además de dar clase tiene que corregir, preparar exámenes y abordar las sesiones de evaluación.

Asimismo, Álvarez destaca otra razón por la que ella personalmente no se prestará voluntaria para impartir el PROA. Y es que, según denuncia, esta medida es “una falta de respeto a las personas que han trabajado en el programa hasta ahora porque lo hacían por una miseria y a nosotros nos ofrecen 18 euros la hora”. “No me parece justo, ¿esa hora de trabajo antes valía menos?”, se cuestiona esta maestra.

Finalmente, a las puertas del 8M, hace hincapié en que esta profesión “está muy feminizada” e insiste en que ese trabajo voluntario supondría entrar a trabajar a primera hora de la mañana y salir a media tarde, algo incompatible con la conciliación laboral y familiar.

Institutos sí, colegios no

El sindicato STEC, mayoritario en la Junta de Personal Docente, cree que en los institutos sí se cubrirán las plazas del PROA por profesores puesto que el número de docentes es mayor, así como el volumen de interinidad a tiempo parcial de los mismos. Por su parte, en los centros de Primaria, quienes pueden recibir voluntarios de Secundaria, va a ser más difícil porque durante los meses que restan de curso, los interinos están centrados en prepararse las oposiciones de junio.

Por su parte, desde la Consejería defienden que el anterior contrato del PROA quedó desierto -ante la imposibilidad de prorrogar este servicio externalizado por la nueva ley de contratos- por el precio hora que se proponía pagar a las empresas, que según señaló Francisco Fernández Mañanes, se va a aumentar de 11 a 14 euros la hora, a la vez que se ha cambiado el convenio de referencia al que están vinculados los monitores para mejorar su salario, que hasta ahora era de siete euros la hora.

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