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El MediaLab-Prado: la mejor manera de invertir en la innovación y la creatividad

Una de las plantas del edificio de Medialab Prado, en el centro de Madrid.

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Redacto este testimonio respecto a los logros del MediaLab-Prado (MLP) bajo la dirección artística de Marcos García porque me parece que esta experiencia es de las más lúcidas y exitosas de las últimas décadas del siglo veinte y las dos que llevamos del siglo veintiuno. Debo explicar desde un comienzo que llevo más de seis años haciendo investigación-participación en el MLP para un libro sobre nuevas formas institucionales, necesarias para cumplir con las necesidades de la gente en una época en la que ni las iniciativas culturales tradicionales ni la nueva oferta digital logran animar a la ciudadanía para involucrarse en sus comunidades y enfrentar un sinnúmero de problemas y asuntos que sufren.

Uso la palabra “sinnúmero” porque son miles las actividades que los ciudadanos madrileños han presentado al MLP para generar proyectos que requieren la colaboración de personas de perfiles diferentes, juntando así profesionales y no profesionales; aficionados y principiantes; artistas, funcionarios, obreros, amas de casa, etc.; niños, jóvenes, adultos y gente de tercera y cuarta edad en actividades intergeneracionales. Yo mismo he participado en varios proyectos como parte de mi investigación-participación; la última vez fue en el Campamento Intergeneracional en julio de 2019 en el cual colaboramos niños de 9 años, adolescentes, adultos y mayores como yo. Puedo decir sin la más mínima exageración que nunca antes había sido liderado por un niño en un proyecto de exploración de la ciudad y de sus recursos de sostenibilidad medioambiental. Para mí, el MLP es inigualable en el mundo entero, al menos hasta donde yo he logrado conocer.

He entrevistado a centenares de usuarios del MLP y le he dado seguimiento a programas como Experimenta Distrito, que procura animar el tipo de actividades que se han hecho en el MLP en varios distritos de Madrid. Y más allá de los distritos de Experimenta Distrito, he ido a conocer proyectos en otros barrios que tienen un vínculo con el MLP. El MLP se ha caracterizado como un centro cultural pero es mucho más que eso. Yo diría que es, más que un espacio, una serie de procesos oriundos de ciudadanos interesados que encuentran cruces en el MLP. Los participantes aprenden unos de otros según el lema del MLP: involucrar a diferentes para generar modos de hacer juntos. Y esos procesos se expanden en círculos concéntricos cada vez más amplios activando el espíritu colaborador de la ciudadanía, y más allá de Madrid otras iniciativas que han ido al MLP para aprender como se alienta a las personas. El MLP ha sido la inspiración e institución-guía para la red de laboratorios iberoamericanos de innovación ciudadana de la Secretaría General Iberoamericana.

Los grandes logros del MLP se han llevado a cabo bajo la dirección de Marcos García. Recomiendo la lectura de su propuesta para la dirección artística 2018-2020: “PROYECTO MEDIALAB PRADO 2018-2020”. Como ya dije, llevo más de seis años investigando en el MLP y le he dedicado bastante tiempo al análisis de la gestión y puedo decir con toda confianza, luego del estudio de otras instituciones (museos, centros culturales, universidades), que es sin par el involucramiento de ciudadanos y las relaciones capilares que se han logrado a lo largo y ancho de Madrid, y aun en otras ciudades por muchas partes del mundo.

Hoy en día todas las ciudades buscan crear instituciones que fomenten la innovación y la creatividad. Una miríada de procesos de descubrimiento colaborativo, como los que auspicia el MLP, rinde mucho más en términos de innovación, según mis investigaciones y de muchos otros especialistas, que, pongamos, una sala de exposición. El MLP ha logrado prender la chispa de la creatividad de decenas de miles de personas que no son meros espectadores, sino participantes que buscan mejorar las condiciones de su ciudad y además promueven esa creatividad en otros. No puedo imaginar una experiencia más esperanzadora. Sería triste, en efecto, que esta experiencia no sólo sufriera una reducción de recursos, sino que cambiara de curso.

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