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Las mujeres olvidadas de la Generación del 27

Las Sinsombrero

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Con motivo del Día Internacional del Libro y de Sant Jordi que se celebra este 23 de abril, un escritor de referencia y amigo me ofreció participar, un año más, en la lectura para celebrar la efeméride. Cuando me dijo el título de la jornada (Mujeres y Literatura) acepté de inmediato y me vino a la memoria una de las últimas intervenciones que realicé como diputada en la legislatura X, en 2015. Fue en la Comisión de Cultura, defendiendo la posición del Grupo Parlamentario Socialista para reparar el injusto olvido de las mujeres de la Generación del 27, las sinsombrero, y rescatar del olvido ocho nombres, algo  que nos dignifica como sociedad democrática. 

“Lo que no está en los medios no existe”, se enseña a los periodistas, y esto es exactamente lo que ha pasado con estas mujeres de la Generación del 27. Ser mujer, pensar, reflexionar, cuestionar, opinar, discrepar, alzar la voz y escribir. ¡Qué difícil era ser visible en aquellos tiempos! 

Siempre que hablamos de la Generación del 27 nos referimos a un grupo de ilustres poetas, brillantes e intelectuales, pero todos varones. Recuerdo mis clases de literatura y los trabajos de Bachillerato sobre las épocas literarias en las que las mujeres siempre estaban ausentes. Tengo que agradecer a mi profesora en el Instituto en el Grau de Castelló, María Teresa, que ya entonces mencionaba la invisibilidad de las mujeres literatas, recordaba su existencia y lamentaba las dificultades que vivieron en aquella época. Olvidadas y silenciadas por la historia, como tantas otras mujeres artistas, científicas o de cualquier otra área del conocimiento. 

Simon de Beauvoir decía: “El problema de las mujeres siempre ha sido un problema de hombres”. En realidad, la historia de las mujeres y —podemos ir más allá— la historia de la humanidad siempre la han escrito los hombres. Solo así se entiende que la generación de oro de las artistas intelectuales españolas, la del 27, apenas aparezca en los libros de texto y apenas la conozca nuestra  sociedad. 

A la Generación del 27 también pertenecieron mujeres poetas, filósofas, escritoras y pintoras que estuvieron muy comprometidas socialmente y que fueron olvidadas o se les recuerda solo por ser esposas o compañeras de escritores y poetas reconocidos. Me viene a la memoria aquel tópico de que detrás de un hombre importante siempre hay una mujer inteligente, pero sería una torpeza aceptar que inteligencia y capacidad fuesen sinónimos de invisibilidad. 

Aquellas fueron mujeres de gran talento, que influyeron de forma decisiva en el arte y en el pensamiento español, mujeres de toda una generación con éxito internacional, que contribuyeron al cambio de la España de los años 20 y 30. La Guerra Civil supuso el fin de esa generación de autores y autoras, su condena y olvido, el exilio interior y exterior. Su obra resulta fundamental para entender la cultura y la historia de un país que nunca la reivindicó.

Con la llegada de la democracia, los nombres de esos escritores fueron  recuperados para dar nombres a calles y plazas de toda España y ensalzados en seminarios académicos y actos públicos de todo tipo. Los de ellas continuaron silenciados, perdiendo su lugar en el relato oficial de la Generación del 27 y de la historia de la literatura española. El documental Las sinsombrero rescata a las mujeres de la Generación del 27, a las que traicionaron los años, pero que existieron. En una crónica del periódico El País, de 31 de mayo de 2010, titulada “Las poetas invisibles del 27”, la investigadora Pepa Merlo dice: “Me ha producido estupor conocer quiénes fueron y cómo terminaron la mayoría de ellas. Aquellas mujeres libre pensantes y modernas, que fundaron el Lyceum, viajeras impenitentes, terminaron sus vidas, salvo algunas excepciones,  encerradas y silenciadas”. 

No se trata de rendir homenaje. Es hacer justicia a las mujeres olvidadas de la cultura, las que con su trabajo consiguieron hacer que nuestro país avanzara, las que con su obra y su valentía fueron y son fundamentales para entender la historia de una España que nunca las reivindicó. María Zambrano, mujer de esta generación, decía: “Si se hubiera de definir la democracia, podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no solo está permitido sino exigido ser persona”. 

Pues bien, además de ser persona y existir, como dice el documental Las sinsombrero, sin ellas la historia no está completa. Para que la historia se complete es necesario adoptar las medidas que reparen el injusto olvido de las mujeres de la Generación del 27, devolverles la visibilidad, hablando de su obra y su existencia. Esconder las aportaciones que han realizado o realizan las  mujeres en cualquier aspecto de la sociedad o la vida cotidiana comporta un fenómeno peligroso: la falta de reconocimiento y el olvido. Nunca más. 

Este año, mi Sant Jordi serán ellas. 

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