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La razón de los votos frente a la sinrazón del bloqueo

Pedro Sánchez, en TVE.

José Luis Ábalos

Ministro en funciones y secretario de organización del PSOE —

Así como las elecciones retratan la fisonomía de un país, no siempre los líderes políticos se comportan de acuerdo con la función y responsabilidad que los ciudadanos les encomiendan.

Las elecciones del pasado 28 de abril alumbraron un país principalmente progresista, moderado y comprometido con la justicia social, la tolerancia, el feminismo y el ecologismo. Las urnas volvieron a dejar claro en mayo que la gran mayoría de este país se identifica de con estos valores y actitudes. Sin embargo, la gobernabilidad de España se ve comprometida por la estrategia de bloqueo de dirigentes políticos situados en las antípodas ideológicas, pero unidos por el mismo afán obstruccionista.

El 10 de noviembre los españoles volveremos a votar no sólo con el bagaje acumulado tras una experiencia de gobierno en la que España ha mejorado, sino con una experiencia de la oposición en la que sus líderes han empeorado respecto de su propio pasado.

Ni Pablo Casado puede presentarse ahora como garante de la gobernabilidad y la moderación después de haber bloqueado el país y pactado con la ultraderecha, ni Albert Rivera puede liderar ninguna alternativa regeneradora tras haber hecho de muleta del PP de la mano de Vox. Ni Pablo Iglesias puede representar a una izquierda políticamente útil y transformadora después de haber boicoteado, por cuarta vez, la formación de un gobierno socialista.

Unos y otros han mermado su propia credibilidad por haberse dejado llevar por el dogmatismo y por haber subordinado el interés general al cálculo tacticista. Además, unos y otros han errado estrepitosamente en sus diagnósticos. Los españoles han visto que no existía ningún “plan”, ni ninguna “banda”, ni ningún pacto oculto con la derecha o con los separatistas. La realidad ha hecho añicos su discurso y no se puede encomendar la gestión de un país a quien es incapaz de interpretar su realidad política. Más aún de cara a unas elecciones en la que los españoles no decidirán solamente entre izquierda y derecha, sino también qué partido está más capacitado para dar una respuesta adecuada a la cuestión territorial, la transformación digital, la emergencia climática, el papel que debe tener España en el mundo, o la agenda feminista.

Al PSOE le avala el balance de una buena gestión de Gobierno y un compromiso político e institucional reconocibles por su responsabilidad y su moderación. Pedro Sánchez ha antepuesto siempre el interés del país en sus decisiones porque el objetivo del presidente es afianzar la gobernabilidad y la estabilidad, más allá de la votación de investidura. También debemos defender esta actitud y esta coherencia como un activo de cara al 10N.

La universalización de la sanidad; el aumento de las becas, las pensiones, el Salario Mínimo Interprofesional y las ayudas a desempleados; la nueva normativa del alquiler; y el mayor peso de España en el mundo son logros de gestión que tenemos que reivindicar como propios y defender como avances irrenunciables en el futuro.

El Gobierno ha demostrado que puede mantener el crecimiento en un contexto generalizado de desaceleración, que está decidido a afianzar la red de seguridad del Estado del bienestar y que se puede hacer frente al problema territorial sin invocar permanentemente situaciones de excepcionalidad. Esto es: sin renunciar a la legalidad, desde el diálogo y la defensa firme de la Constitución, que es el mejor modo de garantizar la unidad territorial y la convivencia en Cataluña.

Estas son las mejores bazas del PSOE de cara a una campaña que no sólo la militancia, sino también el conjunto de los votantes progresistas y moderados, debemos aprovechar para dejar sin capacidad de boicot a los bloqueadores.

Las elecciones deben servir para resolver un bloqueo político perjudicial para afianzar un marco duradero de estabilidad, el progreso y la cohesión social. Con éste ánimo pediré el voto para el PSOE. Desde el convencimiento de que es el partido que mejor representa a la mayoría progresista de este país, el más capacitado para defender los intereses generales desde la centralidad y el único que ha demostrado que tomará sus decisiones pensando en el conjunto de los españoles y españolas, y no sólo en quienes nos votan. Sencillamente, el PSOE es el partido que más se parece y mejor representa hoy en día a España.

Por esta razón, frente a quienes esperan solucionar en las urnas sus problemas de liderazgo, su supervivencia como actores políticos, o su ámbito de influencia en una esquina del tablero, el PSOE las afronta como una oportunidad para superar el bloqueo.

Nuestro reto es que las urnas reflejen, de una manera más rotunda si cabe, cómo es nuestro país y cómo queremos que siga siendo. La fuerza de los votos es el mejor antídoto frente a la sinrazón de los bloqueadores.

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