Me encanta que los planes salgan bien
Si has sonreído al leer el título de este artículo, es que ya casi tienes edad para ir al urólogo, joven. Si en cambio eres millennial o posterior, también te sonará de algún meme. Es la frase que el coronel Hannibal Smith decía al final de cada capítulo del Equipo A, la popular serie televisiva de los ochenta. Sí, hoy mis referencias culturales flojean, pero estamos en agosto.
En cada capítulo se repetía la misma estructura, previsible: el Equipo A –un grupo de ex militares pirados al servicio de causas justas– se metía en un lío formidable, del que parecía imposible salir, hasta que una combinación de ingenio y suerte, y una sucesión de persecuciones, tiroteos, coches volcados a cámara leeeenta, explosiones y puñetazos –sin un solo muerto–, terminaba en éxito, que el jefe celebraba con la mítica frase: “Me encanta que los planes salgan bien”.
Me imagino a Pedro Sánchez así desde hace años. Cada uno de sus actos políticos ha sido como un capítulo exagerado del Equipo A, le ha pasado de todo, lo hemos dado mil veces por muerto y sus planes por fracasados, con sus rivales cantando victoria: no habría gobierno, no sacaría adelante tal o cual ley, no tendría apoyos para los presupuestos, se rompería la coalición, perdería las elecciones…
Al final, con mucha intriga, giros imprevistos, un par de coches volcados a cámara leeeenta y alguna explosión más ruidosa que dañina (y hasta un diputado despistado del PP, caso de la reforma laboral), aparecía entre el humo el Equipo A con el acuerdo de gobierno, la investidura, los presupuestos, la ley aprobada, las elecciones salvadas en el último minuto, y el presidente exclamaba, mientras se sacudía el polvo de la chaqueta: “Me encanta que los planes salgan bien”.
Lo hemos vuelto a ver en la elección de la Mesa del Congreso: todo en el aire, no había acuerdo, Puigdemont con el botón rojo, el PP se veía con opciones, muchos analistas rodeaban en el calendario la fecha de la repetición electoral… Y al final, misión cumplida. Y de forma limpia además, sin un solo disparo o coche por los aires: una negociación a varias bandas llevada con discreción y cerrada en tiempo, un acuerdo transparente, una votación sin sobresaltos, y el PSOE y sus socios que ganan la presidencia del Congreso. Los planes vuelven a salir bien.
¿Bien? Increíblemente bien: en una misma jugada, la mayoría progresista consigue el control de la mesa, la derecha se divide, Vox no entra en la mesa, Feijóo se queda sin apoyos para suplicar al rey. Y todavía más: el acuerdo consigue rehabilitar a Puigdemont para la política institucional, arregla un atraso de años en la normalización de las lenguas cooficiales en el Congreso y puede que hasta en el Parlamento Europeo, y sirve para dar unos primeros pasitos en la que puede acabar siendo la legislatura que por fin resuelva políticamente las secuelas del procés. ¡Vaya si salieron bien los planes!
Invito a todos los que desde el 23J anticipan una legislatura convulsa, incierta, breve e improductiva, no a que vean la serie televisiva, sino a que revisen sus vaticinios de los últimos cinco años. Todos fallidos. Mi pronóstico, basado en las enseñanzas del Equipo A: habrá investidura, habrá gobierno de coalición, y tendremos una legislatura larga y con muchos más resultados de los que hoy imaginamos. Ya verán cómo los planes vuelven a salir bien.
80