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La izquierda presiona para que Pedro Sánchez no dimita
Illa ganaría con holgura y el independentismo perdería la mayoría absoluta
Opinión - Sánchez no puede más, nosotros tampoco. Por Pedro Almodóvar

La ira

Gumersindo Lafuente

El señor Rajoy dice ahora que no actuó “porque no tenía ni idea de lo que pasaba en Valencia”. Se une así al grupo creciente de responsables del PP que o son tontos o mienten como bellacos, hasta ahora liderado por Esperanza Aguirre, Rita Barberá y Ana Mato. Ignacio González, el de los espías, las bolsas misteriosas, el ático y las confidencias con policías, parece pertenecer a otra banda: la de los que vieron demasiados capítulos de 'Los Soprano' y le cogieron el gusto a las maneras del gran Gandolfini (Tony) y compañía.

Óscar Bermán, líder también del PP y concejal del ayuntamiento de Palafolls (Barcelona), preferiría ver a Ada Colau fregando suelos y no de alcaldesa. Este tipo no es ni tonto, ni fan de la mafia, es un machista impresentable y un bocazas que ha visto cómo su escupitajo verbal se ha vuelto inmediatamente contra él. Tampoco es tonta Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta y portavoz de un ejecutivo insumiso que se niega a rendir cuentas ante el parlamento elegido democráticamente. Acostumbrados a cuatro años de mayoría absoluta, los miembros del gobierno más autoritario de la democracia se resisten a cualquier tipo de control. Comprendo su incomodidad, ya sabemos que este es un país “muy difícil”, puñeteros que somos los españoles.

Eso piensa también Javier López Madrid, que se nos marcha el pobre hombre a vivir a Londres, agobiado por la incomprensión del pueblo. No le han servido ni los consuelos de Letizia, esa ciudadana que un día se despertó republicana y -cosas del amor- se acostó monárquica convencida. Que tenga cuidado Felipe VI, no le vaya a pasar lo contrario a sus difíciles compatriotas. Cualquier día los españoles, ya pasó, -cosas de la ira, que no del amor- se acuestan monárquicos y se despiertan muy, pero que muy republicanos.

Y es que la ira, ahora sí, empieza a mover nuestro mundo. Sobre todo cuando vemos que la misma justicia que encarcela titiriteros y les graba sus conversaciones en prisión por ser peligrosísimos criminales, deja en libertad a un ultraderechista que el pasado 8 de marzo rajó la cara de boca a oreja -literalmente- de otro joven por ser un “guarro rojo de mierda” (ya salió la palabrita, esta vez en un sonoro y plebeyo castellano).

Qué quieren que les diga, quizá tenemos lo que nos merecemos por consentir que la misma Iglesia Católica que se ha dedicado durante años a presionar a los gobiernos en todo tipo de asuntos, mientras protegía a los curas abusadores, subvencione 13TV, su órgano de agitación y propaganda, con el dinero que ventajosamente obtiene vía IRPF. No olvidemos que este canal ha sido gentilmente donado a la Iglesia en la lotería de adjudicaciones puesta en marcha in extremis por Mariano Rajoy, esta vez sí, con pleno conocimiento de lo que hacía, ora pro nobis, en busca de la salvación eterna, supongo.

Y así estamos, entre la ira por lo que ya sabemos que no funciona y la tristeza por lo que no acaba de arrancar. Muchas ilusiones (voto emocional se le ha llamado) despertaron los nuevos partidos. Pronto hemos visto que Podemos se resquebraja y a Ciudadanos le fallan los reflejos contra la corrupción. Ojalá espabilen, nada bueno puede traernos en esta ocasión regresar a lo malo conocido. Un bipartidismo que, entre otras desgracias, ha dejado a la mitad de los jóvenes sin trabajo y, de los que lo tienen, a uno de cada cinco en la pobreza, según datos del informe Sueños Rotos de la Fundación porCausa, en la que tengo la suerte de colaborar. Señores ministros, diputados, concejales, jueces, fiscales, empresarios, curas, machistas... tengan cuidado, un empujón más y lograrán que la paciencia se convierta en ira, y entonces ya veremos.

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Actualización tras la condena a Rita Maestre

Rita Maestre acaba de ser condenada. Tendrá que pagar una multa de 4.380 euros por cometer un delito contra los sentimientos religiosos por unos hechos sucedidos hace cinco años, cuando ella era estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad Complutense. Qué decir. Se vio en el juicio. No hubo asalto, solo protesta ruidosa por la presencia en una Universidad pública de una capilla de la Iglesia Católica. Espero que Manuela Carmena apoye a Rita. Espero que Ahora Madrid apoye a Rita. Espero que Podemos no le pida que dimita. Espero que Rita aguante. Un cargo electo no puede dejar tirados a sus electores por un hecho que nada tiene que ver ni con la corrupción ni con su gestión y que sucedió hace tanto tiempo. La derecha más reaccionaria cargará contra ella. Resistamos.

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