Pregunta ingenua al ministro del Interior
Estimado Sr. Ministro:
El Estado de Derecho con todos sus instrumentos, la colaboración internacional, la movilización ciudadana y la política estratégica del Gobierno del expresidente Rodríguez Zapatero (lamento recordarselo) consiguieron, por fin, hacer realidad el desistimiento y la derrota de ETA. Un sueño democrático deseado y perseguido con sangre, sudor y lágrimas durante años que empezó a hacerse realidad el 20 de octubre de 2011 cuando ETA anunció el cese de su actividad terrorista.
Aunque me cuesta entender que usted, el Gobierno del presidente Rajoy y el expresidente Aznar, quien intentara negociar sin éxito con ETA, no reconozcan la importancia de todo lo anterior. Le recuerdo que el propio Aznar hizo el 4 de noviembre de 1998 en ABC y tras el éxito que obtuvieron en las elecciones vascas tanto el PP como HB, el anuncio del inicio de un diálogo con ETA, a quien denominó Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV). Y según relataba dicho periódico “entre las condiciones, el Gobierno no exige la entrega de las armas pero si el respeto a las reglas del juego democrático”. Se hablaba también de “la interlocución de Otegi con el Gobierno del PP para desarrollar un proceso de paz”. ¿Curioso verdad? Pues fíjese que a continuación se produjo un acercamiento de presos y la libertad condicional para presos de ETA enfermos.
Volviendo a la actualidad tras aquel fracaso, hace más de dos años que se inició otro complejo, largo y contradictorio proceso de paz que tendría como objetivos: el respeto pleno a los derechos humanos, deslegitimar la trayectoria de ETA, la normalización de la convivencia ciudadana en el País Vasco, preservar el reconocimiento y la memoria de todas las víctimas y el cierre de las heridas provocadas por el terrorismo. Es verdad que el proceso está plagado de obstáculos pero convendrá conmigo en que el inmovilismo no ayudará a su avance y que se precisa definir las medidas a desarrollar por parte del Gobierno en el marco de un Pacto con las fuerzas de la oposición, en especial con el PSOE, para contar con su apoyo y hacer bien las cosas. Sin exageraciones, improvisaciones ni intereses mezquinos.
Lo cierto es que el proceso de paz requiere que se den los pasos sucesivos precisos y con inmediatez para avanzar en los objetivos apuntados por parte fundamentalmente de ETA, con la entrega de armas y su efectiva disolución. Y también por parte del resto de agentes políticos y sociales, entre ellos el Gobierno de España en lo que se refiere a la política penitenciaria y al cumplimiento de las penas y teniendo en cuenta la nueva y esperanzadora situación creada. Recientemente, el colectivo de presos de ETA ha aceptado la legislacion penitenciaria vigente y la via de la reinserción individual, algo que ETA y su mundo rechazaban hasta ahora. Por todo ello, en base al conjunto de consideraciones expuestas, me atrevo a formularle las siguientes Preguntas:
¿Qué circunstancias concretas deben darse para que el Gobierno de España cambie su política penitenciaria y, con el objetivo de consolidar el proceso de paz, acerque a los presos de ETA a cárceles en el País Vasco o próximas a su lugar de residencia?
¿Considera el Gobierno que el final de la dispersión y el acercamiento de presos de ETA a cárceles en el País Vasco -o próximas- incumplirían el Código Penal o la ley penitenciaria? ¿En qué aspectos incumple?
¿Tras el anuncio de la organización ETA, hace ya más de dos años, de poner fin a su actividad terrorista, en qué perjudicaría a la fortaleza del Estado de Derecho, a la mejora del clima de convivencia o al correcto cumplimiento de las condenas, el final de la dispersión de los presos de ETA?
Me gustaría, Sr. Fernández Díaz, que si dispusiera usted de un rato, entre las detenciones publicitarias a los abogados de presos de ETA y las ruedas de prensa en defensa de la privatización de la seguridad ciudadana, tuviera la amabilidad de responderme a esas ingenuas preguntas en el Congreso. Aguardo confiado sus respuestas.