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Ya es primavera en el PSOE

Las candidaturas recogen 8.100 avales para Pedro Sánchez y 5.400 para Susana Díaz en la Comunitat Valenciana

Antón Losada

La cadena de mando propia de un partido de masas clásico como era el PSOE ha sido sustituida por una cadena de displicencia. Pedro Sánchez trata con displicencia a Patxi López sentado sobre sus más de cincuenta mil avales y Susana Díaz despacha con displicencia al segundo desde lo alto del podium. Menos mal que el PSOE es un partido de ganadores. Si llega a estar lleno de perdedores, ya habrían bajado de los cincuenta diputados hace meses.

El Sanchismo anhela los diez mil avalistas del exlehendakai y les lanza una OPA hostil en público, como aquellas que le publicitaba Pablo Iglesias y tanto le ofendían y le ofenden ahora que Podemos vuelve a parecerle el mejor aliado de Rajoy. La presidenta con uno de los peores resultados electorales de la historia del socialismo andaluz presume de “pole position” ante el exsecretario general de los resultados históricos. Tiempo de ofertas y rebajas en el socialismo español. Ya es primavera en El Corte Inglés y en el PSOE.

Unos filtran que han llamado por teléfono, dejado recados para aburrir en el contestador y enviado más whatsapps que un adolescente en la sesión juvenil de la discoteca. Otros contestan que no le aparecen, ni en llamadas perdidas, ni en mensajes borrados y que en el fondo el problema es que no le respetarán a la mañana siguiente. Al final nunca llegan a hablar porque todos andan mal de batería.

Unos dicen que no piensan ni llamar porque les respetan demasiado, pero nadie dijo nada de no explorar el mercado de fichajes talonario en mano, a ver a quién se puede rascar en la cantera de los rivales más modestos, como se ha hecho toda la vida. Así son la ley del fútbol y la ley de la política. El equipo grande compra al equipo chico y todo el mundo tiene derecho a aprovechar su oportunidad cuando se presenta en su puerta uno de los grandes con un contrato en la mano.

Las primarias socialistas van camino de convertirse en una subasta. Quedan dos semanas de campaña que van a alargar aún más una carrera interminable, plana, aburrida y sin más ocurrencias que el regate corto y el maniobrerismo de unos y otros por cada punto y coma del reglamento. En la guerra de cinismo entre la Gestora y el Sanchismo cuesta trabajo decantarse por un ganador claro, aunque la reiteración de la Gestora probablemente le diera la victoria a los puntos.

Si alguien pone una idea encima de la mesa, seguramente no sabrán muy bien qué hacer con ella y puede que cunda el pánico. A día de hoy lo único claro es que la estrategia de Susana Díaz de dilatar y estirar al máximo los tiempos, para llegar a la Secretaría General por aclamación, ha fracasado estrepitosamente y los muchos barones que la apoyan no conocen demasiado bien el partido que afirmaban controlar. Todo lo demás está por decidir.

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