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Por qué el PSOE tiene que suspender de militancia a Felipe González

El expresidente Felipe González, en una  imagen de archivo.

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Porque es de derechas. Porque hace política contra el PSOE. Porque prefiere que gobierne Feijóo. Felipe González decidió salir a hablar esta semana para poner en cuestión la posibilidad de que Pedro Sánchez y el PSOE, el que dice que es su partido, tenga la oportunidad de gobernar con un acuerdo con los independentistas. Felipe, el de la chaqueta de pana, es más proclive a que haya un gran acuerdo de coalición entre los dos grandes partidos para que gobiernen Feijóo y el PP antes que su partido. No hace falta ser el lápiz más afilado del estuche para entender que Felipe González trabaja para la derecha en contra de los intereses del PSOE y de la izquierda que le da apoyo. La cuestión es por qué todavía se le considera una voz autorizada en la izquierda cuando ha quedado en evidencia que es la derecha europea que siempre hemos querido para España.

La elección de los temas sobre los que cada uno decide incidir marca mucho más la ideología que lo que se dice sobre un tema. El tiempo que dedicas y cuál es tu agenda política y mediática dejan claro cuáles son tus preocupaciones principales, las que definen tu ideología. Cada ideario se va reduciendo poco a poco a una cuestión dilemática en la que tienes que decidir sobre qué hablas, sobre qué escribes, cuáles son tus mayores preocupaciones y quién representa mejor el que aporta soluciones a los que consideras principales problemas. Felipe González ha dejado claro siempre que su máxima prioridad es hacer campaña para la derecha y mostrarse como el socialismo bueno en comparación con el sanchismo, algo que él acoge con el ego de quien se sabe que fue una creación de la socialdemocracia alemana para evitar que el comunismo desviara el proyecto durante la Transición. Hace el papel que ha tenido siempre, solo que antes solo lo veían los marxistas cenizos y ahora lo ve hasta el comité federal del PSOE.

Por ejemplo, Felipe González no ha mostrado preocupación alguna porque Telefónica pueda caer en manos de la dictadura saudí. Sus razones son profundas y poderosas. Entre otras cosas porque el gobierno de Felipe González fue el responsable de iniciar la privatización de Telefónica y no ve problema en que el mercado sea el que marque los designios de una empresa estratégica antes de que sea pública. Tampoco tiene ningún problema en su relación con las dictaduras árabes en general y la de Arabia Saudí en particular, como demostró el hecho de que en 2014 vendiera su casa en la playa de Jbila en Tánger a la familia real saudí aprovechando una visita de Mohammed bin Salman al país marroquí. En el año 2016 una serie de periodistas publicamos un dossier en La Marea que llamamos 'El conseguidor', en el que tienen ejemplos de su izquierdismo militante.

La suspensión de militancia para quien trabaja para el adversario y tiene en su legado la mayor vergüenza de la democracia española como es el terrorismo de Estado es una obligación para quien quiere parecer de izquierdas. El PSOE tiene una obligación moral con sus militantes y no debe permitir que el expresidente siga haciendo daño a su espacio. En el PSOE tendrían que recordar cuál fue el papel de Felipe González en el golpe palaciego que se llevó por delante a Pedro Sánchez cuando se negaba a dar su apoyo a la investidura de Mariano Rajoy. El expresidente del gobierno socialista estaba en Chile para dar una charla junto al extremista de derechas Sebastián Piñera organizada por Picton, una empresa dedicada a la gestión de grandes fortunas. Felipe González se encontraba entre los suyos, que no son las clases populares, y pidió entrar en Hoy por Hoy en la Cadena Ser para lanzar el motín contra el secretario general que acabó con la salida de Pedro Sánchez. Amigos, daos cuenta.

Felipe González tiene todo el derecho del mundo a expresar sus posiciones, a trabajar en contra de los intereses del PSOE y a hacer todo lo posible para que gobierne Alberto Núñez Feijóo. Los marxistas estamos encantados de que sea cada vez más partícipe de la política española porque así da la razón a todos aquellos que siempre lo hemos considerado un simple lobista para sus propios intereses, para hacer negocio, para acumular patrimonio y para llevar a España al inmovilismo configurado durante la izquierda que reduzca a la izquierda a un lugar marginal y decorativo. El PSOE, por otro lado, tiene que entender que no puede seguir manteniendo en sus filas a un quintacolumnista que hace todo lo posible para destruir las posibilidades de conformar un gobierno de progreso. Ojalá Pedro Sánchez si consigue formar gobierno se atreviera por fin a reformar la ley de secretos oficiales de 1968 y permitirnos acceder a los documentos clasificados para descubrir quién fue el Señor X. Ya no le debe protección. Puede que por eso Felipe González prefiera que gobierne la derecha. 

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