Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

¡Que me suelte el brazo!

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una reunión en el Congreso con diputados y senadores socialistas para abordar el reto de remontar en las elecciones generales

65

Poner el remiendo junto al agujero nunca es la mejor solución .

Jules d'Aurevilly

Oyendo al presidente-candidato mientras se dirige a su partido, me he acordado de lo que le gusta a un eximio prócer de la izquierda pedirle a la gente que no piensa como él que le suelte el brazo. Siempre hay una edad mediana en la que hay que sobreactuar para parecer joven y moderno, luego se pasa. “¡Que me suelte el brazo, señora!”; es una expresión que está muy en boga y lo mismo me lo dicen a mí que soy, en efecto, una señora boomer -¡somos muchos votos los boomer!- que a Duval si no ara en el surco marcado. 

Esto viene a colación por lo del brazo. No sé si Sánchez es consciente del problema que tiene con el brazo, con que le tiren del brazo, con que al socialismo lo saquen a tirones de su sitio natural. Supongo que lo sabe, pues gobernó con el señor moderno al que le tiran del brazo todos los que tienen conciencia crítica, siendo más cierto que el que tira de los brazos es él. De facto es su parafilia preferida: tirar del brazo en los gobiernos, tirar del brazo a los periodistas, tirar del brazo a los militantes o votantes que se le desmandan... A tirón limpio. 

El brazo, decíamos. Los tirones de brazo son tan efectivos que me ha dado la impresión de que el líder del PSOE va a salir a la arena con la manga descolocada a base de tirones; él que es tan pulcro en el vestir. Cuando dirigiéndose a los suyos vuelve a comprar el marco de sus descabalados socios, está vistiendo un muñeco para desvestir otro y no sé yo si los votos que puede ganar por un lado no los pierde al otro. “Vale lo mismo el voto de un conductor de autobús que el de un propietario de un canal de televisión” es una verdad como un piano, pero expresarlo en ese contexto responde a un tirón de manga de no te menees. Como la libre determinación del sexo biológico, contra todo criterio de tus propias militantes históricas. Como el populismo de pedir que elijamos entre Biden y Trump, junto a los vídeos del dóberman que empiezan a pulular, que es impropio para dirigirse a los votantes socialistas. Como la de intentar colar que reformar la malversación no tiene nada que ver con la corrupción. Como lo de no explicar el viraje total en el caso del Sáhara. Como tantas cosas que sus votantes tradicionales no entienden ni entendieron y que chocaron con sus propias palabras anteriores. Tirones del brazo, supongo. Fíjense que no he mencionado ni a los catalanes ni a Bildu, porque para mí que eso no presenta tantas dificultades de comprensión como otros asuntos.

Es harto probable que el PSOE sea, como ha recalcado su secretario general, el partido que más se parece a España o al menos a una gran parte de España. Lo que no va a suceder es que cambiando el posicionamiento del partido se logre cambiar a esa gran parte de la sociedad, que parece que es lo que se pretende. Creo que fue Felipe el que rememoraba su gestión diciendo que reformó hasta donde la sociedad de su tiempo admitía. Tirando del brazo a los votantes socialdemócratas moderados, a las feministas de toda la vida, a las clases medias reales, a la gente que aprecia la racionalidad y el tino a la hora de legislar, a los que creen en el sentido institucional de los socialistas, a los que confían en que gobernarán para una mayoría y no para una minoría de chantaje, no se consigue el éxito. A tirones no se les lleva a las urnas. 

Así que el candidato tendrá que explicar a sus votantes presentes y pasados -por si vuelven- y a los futuros, hasta qué punto esos socios que necesita le van a poder tirar de la manga y hacia dónde. El mayor problema de esta legislatura ha residido en ese tironeo constante que a los que tiraban les sabía a poco y a los tironeados les arrastraba a posiciones en las que nunca quisieron estar. Es muy poco lucido para el candidato, para su gestión y sus logros, y hasta para su conciencia solitaria, salir a la arena pidiendo ser respaldado exclusivamente para evitar que lleguen otros. Además, según demostró la desaforada campaña del campeón de la manga en Madrid, no sirve para mucho. Han sacado al lobo a pasear tantas, tantas veces, que probablemente ahora que sí está a punto de abrir las fauces hagamos como Pedro y ni nos inmutemos.

Los números están claros y hace falta todo el eje izquierdo para poder gobernar. Eso no exime de precisar quién ocupa la mayor parte del espacio y quién aportará el resto y de asegurar a los electores socialistas que ese aporte minoritario no será el que se adueñe de la acción de gobierno. Y es que es fácil confluir en cuestiones de justicia social, en políticas públicas, en disminución de la desigualdad, en el estado del bienestar y en tantas otras cosas pero hay un espacio que diferencia a las opciones. El monto de la aceptación de las premisas del socio se debe delimitar, al menos si se pretende que los escaldados por los tirones de manga salgan a votar a la que, sin duda, es su opción preferida. Guste o no guste oírlo, los problemas del PSOE también derivan de con quién tiene que pactar. 

Sánchez se aleja de sus votantes más moderados y si quiere triunfar debe ser capaz de ofrecerles seguridades a la par que pacta con la izquierda a su izquierda y olé. Es un marrón no muy diferente al que tiene Feijóo. No perder tu esencia a base de cesiones, confluir en lo posible y mantener la diferencia, pactar con el extremo sin que te abandonen los más centrados. Sé que esto escuece, pero ya es hora de resaltar que para tener un gobierno progresista tanto o más necesarios son los progres templados que la izquierda verdadera. Esa que, por cierto, les suele faltar diciéndoles que son la misma mierda que los conservadores. Es más, los progresistas moderados dieron durante muchos años mayorías a los socialistas y, sin ellos, es segurísimo que gobernarán las derechas por siempre jamás. Así que, un respeto, oigan. 

Unos tienen que sumar, pero sólo sumarán un pico. La palada tiene que venir de un PSOE que se parezca a sí mismo, para parecerse a España. Y, no lo olviden, que tenga los brazos fuertes para superar tirones. Hay gente a la que le parece un jaleo que le jalen tanto, lo mismo se van a la playa o votan en blanco.

Etiquetas
stats