Cataluña y referendum

Esta vez no tocaba, los momentos históricos tienen su tiempo, la amnistía tenía prioridad, hay que poner las cosas en su sitio, volver a la normalidad institucional, olvidar el pasado, limpiar conciencias y expedientes y preparar a los contendientes para el próximo enfrentamiento.

La investidura deja lecciones importantes que conviene no olvidar, supone la mayor negociación política entre legislaturas entre las diferentes fuerzas políticas, sobre todo para los partidos nacionalistas que aprovechan el mayor momento de debilidad de nuestra democracia, para plantear una negociación de máximos, como han pretendido.

Paso a paso van consiguiente sus objetivos, ya tienen la amnistía y en el próximo envite será el referéndum con toda su crudeza, si los grandes partidos no consiguen mayoría absoluta, que ya es una tendencia consolidada de las últimas elecciones.

Otra lección que nos deja esta investidura, es que lo que no consta en la constitución puede ser objeto de negociación, la amnistía no figura en la constitución y se ha negociado entre partidos y será aplicada si supera los filtros legales que tendrá que pasar.

El referéndum de autodeterminación del territorio no figura en la constitución, pues ancha es Castilla, se puede negociar con total libertad porque ni esta permitido ni prohibido, es el procedimiento nacional de resolver los conflictos, no mencionarlos por escrito en nuestros textos políticos fundamentales.

Pasaremos una legislatura tranquila, la oposición mantendrá una oposición dura, pero que se pierde en acusaciones falsas, espasmos y delirios que solo contentan a su parroquia, pero sin ninguna transcendencia formal ni apoyo de instancias europeas. Los partidos nacionalistas mantendrán un perfil bajo, tanto de apoyo como de oposición, a la espera de la negociación transcendental para ellos que reservan para la próxima investidura.

En la próxima investidura se va a plantear el tema tabú, referéndum de autodeterminación con toda su crudeza y dramatismo para una población que se sitúa entre la aceptación y el rechazo más absoluto, que puede derivar en situaciones violentas y desgarro emocional difícil de gestionar.

La amnistía trajo manifestaciones de bajo perfil violento, no ha habido violencia masiva en todo el territorio, opiniones encontradas pero nada más, acabara en los tribunales con fuerte contestación interna, pero será aceptada por la magistratura y el público en general con el tiempo.

La petición de independencia catalana es de baja intensidad, condicionada al respaldo de la población, esto supone una enorme ventaja para el gobierno que puede y debe negociar el referéndum en base a conseguir mayorías.