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No entiendo nada
No entiendo que, después de que Pablo Iglesias decidiera proponer a Yolanda Díaz como la dirigente ideal para organizar a todos los grupos a la izquierda del PSOE, ahora se enzarcen, desde Podemos, en una guerra de matices que, como ha ocurrido en otras ocasiones, terminará por hundir a ese sector que representa a un porcentaje importante de la población.
No entiendo que no hayamos aprendido la lección de otras ocasiones. Sin descartar que incluso tengan razón quienes no están de acuerdo con el método de elección de cabeza de lista, como ocurrió en Andalucía, aconsejo ponerlo en la balanza contra el riesgo de que la derecha (y sus adláteres, la ultraderecha) obtengan una mayoría suficiente (como ya pasó en Andalucía).
Desde el principio ha habido una oferta electoral muy variada a la izquierda de los socialistas, lo que ha impedido obtener una representación mínimamente proporcional a los votantes reales. La Ley Electoral no favorece la dispersión de ofertas, y eso es sabido por todos. Además, la confrontación constante proyecta una imagen de desunión que resulta muy poco atractiva al votante no ideologizado. Pero, incluso a quienes ya tenemos claro que queremos votar una oferta a la izquierda del PSOE, la diversidad de opciones nos sitúa ante una disyuntiva indeseada e incómoda.
Sería deseable que la oferta electoral fuera única. Y eso pasa, hoy por hoy, por estar con la plataforma Sumar de Yolanda Díaz. Cualquier otra alternativa no es viable a estas alturas del calendario electoral. De lo contrario, ya podemos despedirnos de dar continuidad a los muchos logros que se han conseguido en estos años de gobierno de coalición.
He sido votante de candidaturas de izquierda desde que pude votar, hace ya mucho tiempo. Primero el PCE, luego Izquierda Unida y ahora Unidas Podemos. En muchas ocasiones me he planteado, sobre todo cuando depositaba mi papeleta para el Senado, votar a los socialistas por aquello de concentrar el voto, pero nunca lo he hecho. Hasta ahora.
Ante el riesgo que supone perder todo lo que hemos ganado en estos años, creo que hay que hacer lo posible por consolidar el bloque de izquierda. Se ha demostrado factible la existencia de dos ofertas electorales, la que representa el PSOE, por un lado, y la que representa Unidas Podemos (y ahora Sumar), por otro. Pero no parece viable presentarse con tres o más opciones. Si se diera esta última circunstancia, la de la división en tres o más ofertas electorales, no me quedará otro remedio que dar mi voto al PSOE. Lo haría en contra de mis sentimientos políticos más arraigados, pero, sinceramente, no estoy dispuesto a que mi voto vuelva a perderse en una coyuntura tan arriesgada como la actual.
No sé quién tiene razón, cuál es el peso de las motivaciones de unos u otros. Lo que sé es que, si yo tuviera que tomar la decisión, sacrificaría todas mis convicciones en aras de la unidad. Y, si yo puedo hacerlo, no entiendo que los líderes políticos no lo hagan.
Todos arriesgamos. Yo ahí lo dejo.
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