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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Aina Gallego - @ainagallego

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¿El cambio empieza por las ciudades?

Ignacio Jurado / Ignacio Jurado

Entre los múltiples titulares que nos dejaron las pasadas elecciones del 24M, uno de los más destacados fue el éxito de Podemos y las candidaturas de unidad popular en las grandes ciudades de España. Esto ha llevado a muchos algunos analistas a afirmar que estas elecciones son el precedente de un cambio a mayor escala en el conjunto del Estado. Como decía Pablo Iglesias en twitter en la misma noche electoral “las grandes ciudades han demostrado ser el motor del cambio”.

Esta conclusión no es casual y tiene connotaciones históricas. El cambio político impulsado desde las ciudades recuerda a muchos procesos históricos y sin ir más lejos a la llegada de la República a España, cimentada también por una victoria electoral en las grandes ciudades. En el caso de las elecciones de mayo de 2015 es evidente que la nueva izquierda ha avanzado enormemente en los municipios más grandes del país, coincidiendo con el desplome del PSOE en estos mismo municipios (Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, La Coruña, ….), donde ha pasado a ser la tercera (o incluso menor) fuerza en apoyo electoral.

Para ver esto con más precisión, utilizo los datos de resultados electorales a nivel municipal en las elecciones autonómicas de los cuatro partidos más grandes de ámbito estatal. Me ciño a las elecciones autonómicas porque nos permite comparar el voto al mismo partido en municipios grandes y pequeños (recordemos que hay muchos municipios pequeños donde ni Ciudadanos ni listas apoyadas por Podemos concurrían en las municipales, lo que impide, por tanto, la comparación de sus resultados).

El siguiente gráfico muestra los patrones de voto a cada partido según la población del municipio. Lo primero que llama la atención es que, a pesar de que se ha afirmado repetidamente que el PSOE ha perdido el favor de las clases urbanas, es en realidad el partido que se mantiene más transversal al tamaño del municipio. Como se puede comprobar sus diferencias sus resultados electorales entre zonas urbanas y rurales son las menores en términos relativos. Aunque es cierto que su apoyo electoral desciende en municipios grandes, las diferencias son menores comparativamente que en los otros tres partidos. Esto apuntaría a que el PSOE no tiene un problema especial con el voto urbano (si acaso tiene un problema con su menguante apoyo electoral general que se manifiesta algo con más contundencia en el voto urbano).

Gráfico 1: Resultados electorales por tamaño de municipio

Fuente: Elaboración propia a partir de datos proporcionados por Daniele Grasso y José Fernández-Albertos.

Como decíamos, las oscilaciones son mayores para los otros partidos, en especial para el PP y Podemos. Mientras que el PP tuvo un 42% de apoyo en los municipios de menos de 1.000 habitantes, el apoyo desciende al 28% en las ciudades de más de 150.000. Por otro lado, para Podemos las diferencias son aun mayores en términos relativos. Su apoyo en los municipios más grandes dobla al apoyo que cosecha en los pueblos más pequeños. ¿Podemos decir que este patrón es el inicio de un cambio general? ¿Los resultados de Podemos en ciudades como Madrid auguran un efecto contagio a las zonas rurales?

Cuando se dice que el cambio de todo un país empieza por las ciudades, se está sugiriendo que el apoyo electoral que un partido obtiene en zonas urbanas se termina contagiando al resto del país. Esta tesis puede tener algo de sustento, pero creo que representa una visión del mundo no urbano algo anticuada, sugiriendo que las preferencias políticas del mundo rural son más maleables o adaptables. En una sociedad donde medios de comunicación como la televisión son tan importantes a la hora de transmitir la información política, y donde la información es cada vez más común a las distintas localizaciones (pensemos en las barreras que internet elimina en este sentido), me cuesta pensar que el mundo rural continúa siendo un entorno electoral paralelo que, además, actúa como apéndice de las ciudades y termina adoptando sus patrones electorales. En general, la tendencia en nuestras sociedades ha sido hacia una mayor nacionalización de la política, con agendas electorales cada vez más agregadas y con partidos cada vez más capaces de ser exitosos tanto en ciudades como en pueblos. Esto no quiere decir que las preferencias electorales del mundo rural y urbano hayan convergido completamente y que los intereses sean los mismos. Obviamente existen problemáticas distintas en cada entorno. Pero es razonable pensar que en una sociedad como la actual, interconectada y con predominio del sector servicios, los intereses están más alineados que décadas atrás y el conflicto rural-urbano se ha reducido.

En realidad, la diferencia en los resultados electorales se explica, desde mi punto de vista, por algo tan sencillo como la edad de los votantes. Si miramos el apoyo electoral a los cuatro principales partidos de ámbito estatal en la actualidad (PP, PSOE, Podemos y C’s) y lo ponemos en relación con diferentes variables sociodemográficas, la relación más fuerte emerge con la edad de los votantes. Recordemos un gráfico que hemos reproducido más de una vez en este blog. Aunque a veces se quiera soslayar, en España existe una fractura generacional evidente en múltiples ámbitos que se manifiesta, entre otras cosas, en el voto. Así, si miramos el apoyo electoral a los distintos partidos por edades comprobamos que Podemos arrasa entre los jóvenes y su apoyo va cayendo hasta convertirse en marginal entre los más mayores, mientras que la dinámica contraria ocurre para el PSOE y, sobre todo, para el PP. Es por esto que Podemos y, en menor medida Ciudadanos, lo hacen bastante mejor en las ciudades. Sencillamente por que su electorado natural (la gente joven) vive mayoritariamente en estas.

Gráfico 2: Apoyo electoral según edad

Fuente: Barómetro CIS Abril 2015

El siguiente gráfico muestra ahora las diferencias de apoyo a los cuatro partidos según tamaño de municipio, pero seleccionado sólo los municipios que tienen un porcentaje bajo de gente mayor de 65 años. En concreto, el gráfico incluye los municipios donde el porcentaje de ciudadanos mayor de 65 años está por debajo del 15%. Esto nos permite comparar los apoyos electorales en municipios grandes y municipios pequeños, pero reduciendo el efecto de la edad de su población. Es un ejercicio con obvias limitaciones, pero nos permite aproximarnos a cuan diferente es el voto a los partidos nuevos y tradicionales entre ciudades y pueblos descontando el efecto de la edad. Como se puede comprobar, las diferencias de apoyo electoral a los partidos virtualmente desaparecen.

Gráfico 3: Resultados electorales por tamaño de municipio (solo municipios con poca población mayor)

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE y resultados proporcionados por Daniele Grasso y José Fernández-Albertos.

¿Significa esto que las ciudades serán motor del cambio? Es posible. Pero si esto ocurre no será por el hecho de ser ciudades, sino porque los votantes jóvenes son los que están impulsando la reconfiguración del sistema de partidos. Si los jóvenes terminan socializándose en nuevas opciones de voto y generando vínculos de identificación partidista y lealtad como el que tienen nuestros mayores, es probable que el cambio se difunda. Pero será sencillamente porque el reemplazo generacional irá consolidando más a las nuevas formaciones políticas y arrinconando más a las tradicionales. No porque el mundo rural mágicamente vaya a cambiar sus patrones de voto y “copiar” lo que se hace en las ciudades.

Agradecimiento

Quiero agradecer a Daniele Grasso y David Cabo que han puesto a disposición los resultados de las elecciones municipales y autonómicas a nivel municipal. También quiero agradecer a José Fernández-Albertos que me ha proporcionado los códigos del INE de cada municipio para vincularlos con los datos de edad.

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