Fiscal uruguayo confía investigar otro caso de lavado que implica a Figueredo

El fiscal uruguayo de Crimen Organizado Juan Gómez confió hoy en que la Justicia de su país obtenga la competencia para investigar otra causa que involucra a Eugenio Figueredo en un supuesto delito de estafa y lavado de dinero cuando ocupaba la presidencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).

Figueredo es uno de los dos vicepresidentes de la FIFA que fueron detenidos ayer en Suiza junto a otros altos dirigentes del máximo organismo del fútbol mundial por cargos de corrupción, a petición de la justicia estadounidense, que les acusa de organización mafiosa, fraude masivo y blanqueo de dinero, entre otros.

En febrero de 2014 Gómez pidió a la Justicia indagar a Figueredo por estafa, lavado de dinero y apropiación indebida tras una denuncia interpuesta por varios equipos del país sudamericano y la Mutual Uruguaya de Futbolistas.

Según los denunciantes, en la Conmebol existía una “organización criminal” que se estaba apropiando de dinero que debería ir a parar a los clubes, jugadores y la propia organización a través de la forma en la que se comercializan los derechos de televisión de la Copa Libertadores, la publicidad y los patrocinios.

Actualmente, la causa está parada después de que las defensas plantearan que la justicia uruguaya no tiene competencia para actuar porque la sede de la Conmebol se encuentra en Asunción.

“Somos absolutamente respetuosos con el estado de derecho. Mi opinión es que tenemos competencia para investigar, porque son hechos que han ocurrido en Uruguay y proyectan perjuicio a instituciones de Uruguay y a seres humanos como son los futbolistas profesionales en caso de que lo que se denuncia sea aprobado”, dijo.

De momento, queda a la espera que un Tribunal de Apelaciones decida a quién corresponde desarrollar la investigación.

“Confiamos concluya a nuestra competencia. Pero hasta tanto eso no ocurra, decir cualquier cosa está de más”, expresó Gómez en declaraciones a Radio Carve, para añadir que por ahora han declarado los representantes de la mutual, mientras que los de los clubes presentaron escritos anunciando que no ratificarían la denuncia.

Tras considerar que “hay una situación de denuncia que refiere a hechos muy similares a los que la justicia norteamericana está analizando”, el fiscal confió en que de obtener la competencia del caso, habrá “una serie de medidas para solicitar y que se empezarán a cumplir”, entre las que se encuentra la cooperación internacional.

“Basta que haya indicios suficientes y creíbles para que la justicia uruguaya pueda considerar si se esta o no frente un lavado de activos y naturalmente todo el trabajo que han cumplido con otros medios la justicia de EEUU debería ser utilizado en el caso de que tengamos que seguir adelante con esa investigación”, expresó.

Es por ello que asumió que las pruebas que el departamento de justicia de EEUU y el FBI están generando, pueden ser insumos para la justicia uruguaya.

“Este tipo de delitos dependen mucho de la cooperación internacional que debe existir entre los diversos países en los cuales se hayan desarrollado actos que estén vinculados a la causa”, matizó.

Gómez instó a tener en cuenta lo que “eventualmente pueda surgir de la justicia norteamericana” fundamentalmente por denuncia de lavado de activos, “en la medida que esas actuaciones están dando la pauta de la actividad criminal precedente necesaria para juzgar luego si una conducta cumplida acá ingresa dentro del lavado de activos o no”.

“Espero que pronto tengamos la certeza si vamos a seguir con esta investigación o no. Espero que en las próximas horas ojalá tengamos alguna novedad”, confió Gómez. “Si tenemos la oportunidad de investigar se sabrá quiénes más son investigados”, agregó.

Figueredo fue vicepresidente de la Conmebol de 1993 a 2013, cuando subió a presidente tras la renuncia del paraguayo Nicolás Leoz.

En la cúspide permaneció algo más de un año, hasta que el también paraguayo Juan Ángel Napout lo desplazó, recalando Figueredo aún más alto, en la vicepresidencia de la FIFA, que permanecía vacante tras la muerte del argentino Julio Grondona.