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Madrugón, DNI, colas y mucho “selfie”

Madrugón, DNI, colas y mucho "selfie"

EFE

Barcelona —

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Mientras el otoño hacía por fin acto de presencia en forma de frío y una fina e intermitente llovizna, un grupo de vecinos de bloque del barrio del Clot de Barcelona hacían guardia a las ocho de la mañana ante la escuela CEIP Escola Casas, uno de los 1.317 puntos de participación para el 9N.

Los cinco vecinos, todos rondando los setenta años, han acudido juntos a esa temprana hora para apoyar a los voluntarios ante la posibilidad de que se produjera algún problema tras la suspensión por parte del Constitucional (TC). “Esto es más importante que almorzar”, decían los madrugadores participantes.

“¡Uy, que ya llega el primero!”, susurraba nervioso el miembro de un punto de votación tras la apertura. Jordi Torres, de 70 años, ha sido el primero en introducir el sobre: “He votado 'sí-sí'. Se debe hacer una consulta legal o elecciones plebiscitarias, pero es importante saber hoy lo que quiere la mayoría de gente” , ha dicho.

Escena repetida en multitud de locales, donde en las primeras horas se han vivido colas, también porque los puntos de participación han sido menores que en un proceso electoral normal.

La mayor parte de locales han abierto las puertas con normalidad. En una escuela de Jesuitas del centro de Barcelona el portero hacía sonar la campana tras el primer voto. En L'Hospitalet de Llobregat, en cambio, una directora de escuela no ha facilitado las llaves a los voluntarios, que se han acabado instalando en otro centro cercano.

La votación ha discurrido ágilmente, aunque no sin algunos contratiempos; sobre todo por DNI caducados o por acudir a un local erróneo: “Pero si yo siempre voto aquí!”, decía una mujer, mientras una voluntaria buscaba en su 'iPad' su local correcto.

En la calle, las tertulias improvisadas se generaban entre los que ya habían participado. “He votado muchas veces, pero nunca me había hecho tanta ilusión”, reconocía Elena, de 52 años, mientras un anciano no podía reprimir las lágrimas: “Mi padre estuvo en un campo de concentración franquista. Él nunca lo hubiera imaginado”.

A pocos metros, una mujer se hacía una 'selfie' junto a la urna de cartón, una constante del día. Todo el mundo quería retratar el momento y compartirlo en las redes sociales. Como Jofre, de 17 años, que confesaba sus “nervios” la noche antes de su primera “votación”.

En un día gris el color lo ha puesto la heterogeneidad de las colas, y no solo por los paraguas que brotaban cuando la lluvia aparecía. Barretinas, chapas, camisetas y banderas han teñido las colas, con no pocas 'esteladas' independentistas.

No era el caso de una pareja joven perfectamente equipada para “ir a hacer 'running' tras votar”. Con menos prisas y pasos cortos, una anciana de 89 años con andador tardaba un cuarto de hora en recorrer la distancia para participar.

También se han podido ver personas con bufandas y banderas de España -una con el toro de Osborne-, camisetas de la Roja y hasta del Real Madrid.

Conrad, nacido en Ciudad Real pero desde hace varias décadas en Cataluña, mostraba con orgullo su papeleta con el doble 'sí', convencido de que “hacer nuestro camino es lo mejor”. Margali, que llegó a Barcelona hace veinte años, tenía claro que iba a votar 'no': “No quiero irme de España. Pero hay que votar”.

También hay quien optaba por el 'sí-no', porque, “como en un matrimonio, uno no puede casarse por la bragueta, sino con la cabeza. Mi corazón dice 'sí', pero mi razón dice 'no'”, explicaba Josep Vidal. En un bazar cercano, Adnan, tendero pakistaní, esperaba al regreso de su compañero para ir a votar. “Nos hemos turnado”.

Otros ciudadanos han preferido no participar en el 9N, al ser “una pantomima, no vale para nada, es solo para independentistas”, como criticaba Antonio, mientras que dos mujeres preferían pasear porque “no querían perder tiempo por una farsa”. Otros se mostraban indiferentes: “Soy abstemio de la política, me da igual”.

En otras escuelas, la expectación crecía por las caras conocidas. El presidente de la Generalitat votaba entre un enjambre de cámaras, mientras su mujer, Helena Rakosnik, trataba de tomarle una foto con su móvil.

Oriol Junqueras (ERC) y el conseller de Presidencia, Francesc Homs, participaban como miembros de una mesa. Acompañado de su esposa Marta Ferrusola, el expresidente de la Generalitat Jordi Pujol recibía algunos abucheos y gritos de “vergüenza”.

También han participado el técnico Pep Guardiola, llegado desde Múnich, los futbolistas azulgranas Xavi, Sergi Roberto y Martín Montoya, o los expresidentes del club Sandro Rosell y Joan Laporta. Y aunque el RCD Espanyol tenía partido por la tarde, el extremo Manu Lanzarote, pedía en Twitter “perdón, pero después del entrenamiento he ido a votar. Todos deberían ir, sea cual sea su voto”.

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