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Obstáculos y cuestiones pendientes del acuerdo de paz de Sudán del Sur

EFE

Yuba —

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El líder de la oposición armada Riek Machar juró hoy como primer vicepresidente de Sudán del Sur, en el día en que expira el plazo fijado en el marco del acuerdo de paz de septiembre de 2018, que había sido prorrogado en dos ocasiones en mayo y noviembre del año pasado debido a las discrepancias.

El juramento de Machar y el inicio de un Gobierno de unidad nacional supone un salto fundamental para cumplir con el acuerdo de paz, pero aún persisten diferencias entre el presidente Salva Kiir y la principal facción de la oposición armada.

DIVISIÓN ADMINISTRATIVA DE SUDÁN DEL SUR

Tras la independencia de Sudán en 2011, Sudán del Sur mantuvo el número de estados establecidos por el régimen del derrocado presidente Omar Al Bashir, quien había asignado 10 demarcaciones a la parte sureña, pero Kiir en 2015 decidió aumentarlos a 32.

La oposición había reivindicado que sean 10 los estados como fue pactado y la semana pasada Kiir decidió reducir el número de estados a esa cifra, pero quedó en el aire el número de áreas administrativas.

Kiir agregó a esas diez regiones tres áreas administrativas (Abyei, Pibor y Ruweng), disgustando al movimiento liderado por Machar, que consideró que este paso desvirtúa la vuelta a los diez estados originales y abre una nueva “caja de Pandora” en el país.

Detrás de las diferencias en el reparto administrativo del país está la gestión de los impuestos y regalías derivadas de la producción petrolera del país.

UN EJÉRCITO NACIONAL

El punto del acuerdo de paz que se ha demostrado más complicado de llevar a cabo es la formación y entrenamiento de un Ejército nacional de 180.000 efectivos, integrado tanto por los soldados leales al Gobierno como por los rebeldes.

La falta de financiación ha sido uno de los principales obstáculos para la creación de ese Ejército, además de las dificultades sobre el terreno.

Las inundaciones que sufrió el país entre junio y octubre de 2019 dificultaron la llegada de los suministros a los campos de entrenamiento de las tropas, según alegó el Gobierno.

Posteriormente, las autoridades anunciaron que proporcionarían 40 millones de dólares de un total de 100 para formar a los uniformados y en noviembre la oposición y los representantes del Gobierno acordaron adiestrar a 3.000 efectivos de cada bando que se encargarían de la protección de los integrantes del nuevo Gobierno.

También Sudán, que auspició las negociaciones de paz de 2018, donó suministros médicos y carpas destinados a los campamentos de formación de los soldados.

A pesar de los preparativos de cara a asegurar el nuevo gabinete, resulta difícil imaginar a los militares leales a Kiir y a los hombres de Machar, que se han enfrentado en una cruenta guerra entre 2013 y 2018, cooperar y luchar en el mismo bando.

EL ESTATUS LEGAL AMBIGUO DE MACHAR

Las dos partes en conflicto llegaron a un acuerdo en 2015, pero ese primer intento de poner fin a la guerra colapsó en 2016, cuando nuevos combates estallaron en la capital Yuba y Machar tuvo que huir del país a la República Democrática del Congo por tierra para salvar su vida, según la versión del propio líder rebelde.

Desde el Congo, fue llevado a Sudán para recibir tratamiento médico y posteriormente se dirigió a Sudáfrica, donde fue puesto bajo el arresto domiciliario por decisión de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo en el Este de África (IGAD), que media en el conflicto.

Desde las conversaciones de paz de 2018, Machar se encuentra en Jartum, donde tampoco tiene libertad de movimiento y cuando viaja necesita un permiso y en general lo hace acompañado de algún militar de los países involucrados en la mediación.

Con su juramento de hoy Machar recupera su libertad tras más de tres años y volverá a gobernar junto a Kiir, en el mismo cargo que tenía antes del comienzo del conflicto.

A finales de 2013, el mandatario acusó a su vicepresidente de orquestar un golpe de Estado contra él, lo cual desencadenó una guerra entre los dinka, tribu a la que pertenece Kiir, y los nuer, etnia de la que procede Machar.

UNA ERRÁTICA TRANSICIÓN

El acuerdo de paz de 2018 estipuló un periodo transitorio de ocho meses, durante el cual se debía aplicar un alto el fuego en todo el país y comenzar la formación del Ejército nacional.

Después de ese periodo, que se ha extendido desde mayo de 2019 hasta la actualidad, se debía formar un Gobierno de unidad nacional que tomara las riendas del país durante 36 meses, con Kiir a la cabeza y Machar como vicepresidente.

Según el pacto, la oposición ocupará nueve carteras de un total de 35 en el Ejecutivo, además de 128 escaños de un total de 550 en el Parlamento, mientras que al actual Gobierno le corresponden 332 escaños y el resto, 90, serán asignados a las otras cuatro facciones opositoras que rubricaron el acuerdo de paz.

Atem Simón Mabior

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