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Quique González suelta a la pantera en su concierto de Madrid

Quique González suelta a la pantera en su concierto de Madrid

EFE

Madrid —

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Quique González ha soltado hoy en Madrid una de las dos panteras que le acompañan en su gira “Delantera mítica”, esa que no es de atrezzo en una jaula suspendida sobre el escenario, sino la del zarpazo roquero que esta noche le ha llevado más del lado de Bruce Springsteen que del de Leonard Cohen.

El madrileño se ha presentado en loor de multitudes ante un público amigo en la primera de las dos noches consecutivas en las que llenará La Riviera de Madrid, el mismo escenario que ayer conquistó el fenómeno global Lana del Rey, pero durante una sola velada.

En un momento en que parece que no vende el rock belicoso, el que gusta de ponerle los puntos sobre las íes a los desmanes de los poderosos, González desmiente en prácticamente cada una de las paradas de su último tour nacional esta afirmación, demostrando que es el cantautor en mejor forma del país junto con Nacho Vegas.

Durante dos horas clavadas de duración, ha hecho crepitar el aire del recinto con un poderoso muro de guitarras construido en parte sobre el talento de Pepo López, amén de todo un arsenal de cuerdas que incluía un violín, una mandolina y un contrabajo, por citar algunas.

La tardanza del público en acceder al recinto ha obligado a retrasar 30 minutos el inicio, que estaba fijado para las 20,30 horas, una cita quizás demasiado temprana en un viernes del luminoso mes de mayo, en este Madrid siempre tan atareado.

Una vez dentro, el repertorio ha arrancado con su noveno disco de estudio, el que da título a esta gira -“Delantera mítica”-, en concreto con “La fábrica”, “Parece mentira”, “¿Dónde está el dinero?” y “Viejos capos”.

El título del álbum alude al único espacio que, en opinión del autor, está libre de corruptelas, el de la infancia y aquellas viejas amistades a prueba de fuego. A ellos les ha dedicado parte del show.

En ese espíritu de hermandad se ha desarrollado el concierto, con muchos momentos que invitaban a pasar un brazo por encima del hombro del compañero, dejarse mecer al unísono y levantar el brazo libre para subrayar la fuerza del directo.

Junto a la parte más reivindicativa e incendiaria, González también ha dejado sonar, sin perder empuje roquero, piezas más románticas, como “Cuando estés en vena”, aupado por la magia del violín.

Nueve discos dan para mucho y así han ido sonando piezas como “Torres de Manhattan”, “No encuentro a Samuel”, “Palomas en la quinta”, “Pájaros mojados” y “Hasta que todo encaje”, una de las más aplaudidos en un borboteo imparable de canciones, sin renuncios a prácticamente nada que no fuera la propia música.

Como contrapunto a la veloz y también muy aplaudida “39 grados”, González se ha quedado solo sobre el escenario para dar rienda suelta a la otra faceta que le ha hecho famoso, la más íntima y atmosférica, con su versión en castellano del tema de Bob Dylan “¿Es tu amor en vano?”.

Zahara, “una chica magnífica” y “una de las mejores compositoras e intérpretes” de España, como la ha presentado, ha entrado entonces en escena para “colorear” un par de canciones más, “Las chicas son magníficas” y “La luna debajo del brazo”, uno de los hitos de la noche por su belleza, con el público pidiendo silencio.

Con la banda de regreso, las descargas han sido continuas a partir de “Kamikazes enamorados”, con un ración hipervitaminada compuesta por “Suave es la noche”, “Miss camiseta mojada” y, ya en los bises, el reciente single “Tenía que decírtelo” y “Salitre”, que ha acabado con el público coreando el nombre del artista.

“Dallas-Memphis” junto a su “compañero y hermano” César Pop, “Su día libre” y sobre todo la inolvidable “Vidas cruzadas” y “Y los conserjes de noche” han llevado al respetable a una ovación cerrada y promesas para el reencuentro de mañana, que tendrá lugar en el mismo lugar, quizás con nuevos invitados sorpresa.

Javier Herrero.

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